capítulo treinta y cuatro.

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Tocando el claxon para que los portones se abrieran, el moreno condujo hacia el garaje, había tenido que volver de mala gana a Bradford para pagar las cuentas de la casa y también porque necesitaba corroborar de que todo seguía como la última vez que estuvieron allí. Para su suerte, su madre se encargaba de cuidar su hogar y regar las plantas. No sabría cómo agradecer la gran ayuda que sus progenitores le brindaban. Hoy día se cumplía un mes del accidente de Liam y el azabache no podía esperar a que su amado abriera los ojos, lo extrañaba, mierda que lo extrañaba muchísimo. Solo quería que despertase y que vuelvan a ser la pareja feliz y unida que habían sido antes de esa estúpida pelea por esa insignificante mujer. Se reprochaba a sí mismo todos los malditos días la inmadura actitud que había tenido para con el castaño, ¿Mandarlo todo a la mierda, solo por un simple beso? ¡Que estupidez!. La madre de Liam se había hecho cargo de la empresa, el moreno también había ayudado en algo, no queriendo dejar a la mujer sola, puesto que estaba pasando por un horrible momento, perder a su esposo y que luego su hijo se accidentara debía doler como los mil demonios. Zayn admiraba la fuerza y valentía que los Payne poseían cada día más que el anterior. Su suegra y su novio hacían valer la palabra.

Entrando a la residencia, se encaminó hacia el living, dónde encontró a su pequeña sobre la alfombra, con todo tipo de útiles a su alrededor, lápices, crayones, temperas y acuarelas, está se veía muy concentrada en su trabajo, lo que le hizo formar una gran sonrisa al ojiavellana, haciéndolo recordarse a sí mismo de pequeño, al parecer había logrado su cometido en inculcarle el bello arte a la menor.

Acercándose a ella, se sentó en el suelo junto a la castaña y le dio un beso, ganándose una hermosa sonrisa. - Hola, Zee.

- hola mí amor. - respondió acariciando la mejilla regordeta de la niña. - ¿Cómo estás, Huh?

- mien, ¿Tu? - preguntó antes de volver a su dibujo.

- bien, cielo, ¿Que dibujas?

- Mila. - tomando los bordes con ambas manitos, le mostró el dibujo. - ¿A tío Li le bustara? - esponjosas nubes en un azulado cielo se mostraba en la parte superior, mientras que debajo se podían divisar tres personas, dos grandes y una pequeña en medio, tomada por las manos de los primeros, con grandes sonrisas. - somos nosotlos.

- a Li le encantará tu dibujo, bebé. Todos ellos. - volvió a besar su mejilla, Darcy se había encargado de dejarle todos los días distintos dibujos en la habitación del castaño cuando lo iban a visitar. - me iré a bañar y luego iremos a verlo ¿Quieres?

- ¡Ti! ¡Mamos! ¡Prisa, prisa! - comenzó a dar pequeños saltitos mientras aplaudía.

- que contenta estamos hoy, mí cielo. - la dulce voz de Karen se oyó detrás de ellos.

El moreno se levantó rápidamente al verla llena de bolsas y educadamente las tomó, para luego hacer lo mismo con las de Sarah, quien llegó detrás segundos después.

- hicimos las compras semanales. - explicó la rubia. - ¿Cómo estás tú, cariño? ¿Todo bien en Bradford? - cuestionó.

- todo bien, Karen, mis padres son de mucha ayuda, van diariamente a casa. - contó mientras dejaba las cosas sobre la mesada y comenzaba a sacar los víveres. - iré a ver a Liam dentro de un rato con darz, primero iré a ducharme.

- iría contigo, cariño, pero la abogada vendrá en unos momentos para que firme unas cosas, debo quedarme aquí. - suspiró. - pero iré en el otro horario de visita.

- claro, haz las cosas como más cómodo te queden, iré a hacer lo dicho. - besó la mejilla ajena. - te veo luego, Kar.

- claro, mí niño, dale mis besos a mí bebé, por favor.

- dalo por hecho.

°°°°°°°°°°

Saliendo del ascensor, camino por el ya bastante conocido pasillo hasta que llegó a dónde la habitación del ojimiel estaba. Encontrándose con la persona que menos esperaba y menos quería ver, mucho, mucho menos en aquel lugar.

- ¿Que mierda se supone que estás haciendo aquí? - preguntó igual de duro a como él quería.

La chica levantó su vista y se empujó de la pared en la que estaba apoyada. - vine a ver a Liam. - dijo con simpleza.

- tu no eres nadie para venir a ver a mí novio. No eres bienvenida aquí y no sé cómo tienes el descaro de si quiera pensar en que puedes verlo, Henry. - dijo. La niña se removió en sus brazos y la observó con una mueca de disgusto.

- no me busta esa nena, Zee. Parece una bruja y es fea. - dijo solo para Zayn, pero claramente no fue en el tono que ella esperaba, por lo que la contraria escucho eso claramente.

El moreno soltó una risa al escuchar aquellas palabras. - no te preocupes, cariño. La bruja ya se iba. - le sonrió con superioridad. - como dije, no eres bienvenida y dado a que mí hija le teme a las brujas, te pido amablemente que te retires.

- no puedes prohibirme verlo, es mí amigo. - replicó entre dientes la pelinegra.

- Huh, no, no es tu amigo, solo era un compañero de trabajo si es que se le puede llamar compañero. - respondió. - y si, puedo hacerlo, con solo llamar a seguridad y prohibirte el pase a este lugar. Ahora vete que ya me estás haciendo tener dolor de cabeza. - rodó los ojos.

- eres un desconsiderado. - el moreno enarcó una ceja burlonamente hacia la chica, obviando la estupidez que acababa de espetar.

- puedo ser también un maldito hijo de perra si me lo propongo, no me hagas sacar la parte fea de mí. Ahora largo.

Soltando insultos a lo bajo, la mujer se fue. Zayn bufó antes de bajar a la pequeña y tomar su manito para abrir la puerta y adentrarse a la habitación.

- Hola, mí vida. - saludó mientras acomodaba la mochila que traía en el hombro, colgandola en el respaldo de la silla.

- ¡Hola, Li! - saludó la pequeña, intentando trepar la camilla, Zayn por supuesto la ayudo a lograr su cometido y la alzó, la castañita no dudó en depositar un beso en la frente del ojimiel. - traje dibujo pala ti, Li. - se sentó a un lado del castaño y señaló la mochila.

El azabache abrió el cierre y sacó lo antes nombrado, tendiendole lo pedido a la pequeña, quien rápidamente tomo el papel. - somos nosotlos.

Luego de eso, ella comenzó a parlotear lo que había hecho ese dia, mientras Zayn solo podía sonreir al ver cómo ella dejaba espacios en su relato, esperando respuestas de Liam mientras ella le conversaba.

Afortunadamente, las heridas del castaño sanaban mejor de lo esperado, los moretones desaparecieron totalmente de su precioso rostro y las cicatrices estaban completamente curadas y cerradas, lo único malo, es que el aún no despertaba.

Eso inquietaba y enloquecía a Zayn de la peor manera. Él quería volver a ver esos hermosos ojos mieles y reflejarse en ellos, que la calidez y ternura de los brazos del castaño lo volvieran a rodear en esos hermosos abrazos que tanto extrañaba, que los dulces y suaves labios volvieran a conectarse con los suyos y oír la bonita voz decir su nombre. Cómo era habitual, porque si, ya se había convertido en un hábito el llorar como una maldita niña todos los días, dejo escapar unas lágrimas, mientras besaba la mano de su chico. En esta habían quedado algunas marcas de los vidrios, pero cada una de ellas le parecían hermosas, todo de Liam le parecía hermoso y Zayn no paraba de enamorarse cada día más de él. Lo admiraba, para el moreno, el castaño era su ídolo, era su ejemplo, no dudaba ni un segundo en que enamorarse del castaño fue lo mejor que le pasó. Lo amaba tanto, tanto que dolía. Pero era un dolor que Zayn recibía con una sonrisa y sin quejas.

Estaba tan sumamente perdido en sus pensamientos, hasta que un audible chillido por parte de Darcy lo sacó bruscamente, para luego, sentir un leve apretón, que la mano de Liam le dió.

- ¡Tío, Li! - gritó la pequeña.

El moreno se levantó de su asiento en solo un segundo y se acercó a la cama. Las lágrimas brotaban sin control en el momento en el que vio como los hermosos ojos mieles se movían con pesadez.

- ¿L-liam? - el nombrado finalmente, finalmente abrió sus ojos, observando todo perdidamente antes de posar su mirada en la contraria.

- Mí amor.

bajo el mismo techo. (Ziam MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora