capítulo treinta y siete.

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semanas después...

- ¡Que te digo que puedo solo! - Zayn se sorprendió ante el arrebato del castaño, dando un paso atrás.

Los días habían sido dificiles, desde que Liam había comenzado con las terapias, era un completo desastre, el sabía que la paciencia que poseía era lo primordial para que está etapa se conlleve de la mejor manera posible, pero es que el chico tampoco se la estaba haciendo nada fácil. Había mandado rápidamente a remodelar una de las habitaciones que estaban en la primera planta de su casa, porque si, ellos ya habían vuelto a Bradford apenas le dieron el alta a Liam, se había encargado de tener una exacta a como la que él kinesiólogo le había recomendado, una fila, con dos barandas de cada lado, para que esté tenga el soporte y pudiera hacer los pasos correctos, una serie de "juegos" que dependían de forzar al chico a usar sus piernas, y por supuesto una caminadora especializada que no había tenido problema en conseguir, de hecho, él no había sido el que la había conseguido, sino sus padres. En fin. El castaño quería apresurar el proceso, él simplemente creía, en su terca cabeza, que sus piernas debían moverse con la misma facilidad a la que él estaba acostumbrado normalmente. Entonces, el hecho de que tenga que estar haciendo este ejercicio de movilidad, sin tener mucho éxito a como él creía, estaba frustrandolo de manera jodidamente insoportable, Zayn quería arrancarle los pelos de la cabeza y hacérselos comer, pero apretando los ojos y soltando un suspiro, él simplemente llamo a la paz y decidió comprender a su pareja. Sabía lo importante que era para Liam volver a estar en forma, pero debía aceptar el lento proceso para ello.

- no dije que no podías tu solo, solo intento que no te caigas de culo sobre el suelo y te golpees con esas barandas. - trató de sonar lo más tranquilo posible.

Bufando, el castaño mostró sus dientes, en señal de estrés máximo. - no soy tan idiota para caerme.

Dudando en si responder o no, terminó suspirando nuevamente. - Liam, no eres débil por dejarme ayudarte. Se que esto es difícil para ti, amor, pero debes agradecer que por lo menos, ahora tienes más reflejos, tus piernas irán reaccionando con la ayuda de las terapias y-

- Zayn, no necesito tus clases de moralidad ahora. - gruñó. - necesito que estás jodidas piernas se muevan con la facilidad que quiero, ¡Odio ser un jodido inválido! - chilló al límite de largarse a llorar.

Y ahí estaba otra vez. Sus cambios de humor confundían a Zayn de manera indescriptible.
Cuando vio asomarse el pequeño puchero sobre ese precioso labio regordete que tanto adoraba besar y morder, el moreno se acercó, rodeando la cintura del contrario con sus brazos mientras hundía su rostro en el huequito entre su hombro y cuello.

- mí amor, todo estará bien, ya estamos en casa ¿No es así? Podrás caminar en su debido tiempo, no intentes acelerar las cosas, yo estaré contigo en todo momento, pero debes ser más paciente. - su voz salió algo ahogada, puesto que aún no se había separado de su refugio.

Hipando, el castaño dejo su peso en una sola mano, sostenida de la baranda, mientras que con la otra acarició suavemente la espalda del más pequeño y se dejó deleitar por la encantadora fragancia que este emanaba. - siento mucho haberte gritado, amor. - se disculpó. - tu no tienes la culpa de mis frustraciones y enojos, siempre estás aquí, a mí lado y yo tratándote como la mie-

Los carnosos y dulces labios del azabache silenciaron sus palabras. La lengua del castaño, buscando la ajena inmediatamente y comenzando una suave danza, conociendo perfectamente cada movimiento del otro, la manera en la que les gustaba ser besado, sus puntos débiles, absolutamente todo.
Sin darse cuenta, Zayn comenzó a dar suaves movimientos hacia atras, tomando entre sus puños la camiseta negra del castaño, mientras se encargaba de profundizar el beso, llevándolo a un siguiente nivel, no se percató de lo ocurrido hasta que una dulce y chillona voz los interrumpió.

- ¡Tío Li ya camina! ¡Caminando! - gritó mientras saltaba y daba aplausos. Ambos observaron hacia abajo y luego el lugar en donde anteriormente había estado.

Liam había dado cuatro firmes pasos.

- y-yo...

- ¡Lo hiciste, mí amor! - chilló de felicidad el moreno mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas.

La pequeña llegó corriendo al instante y se interpuso en medio de los dos mayores, estirando sus bracitos en dirección al castaño, quien la miró con pena. - lo siento, bebé. No puedo cargarte aún.

Las castañas cejitas se fruncieron mientras repetía los movimientos con sus manitos. - ¡Arriba, arriba!

Zayn notó la mueca de dolor en el rostro de su chico y sintió un dolor en su pecho, sabía cuánto le dolía a Liam el no poder hacer las cosas tan simples como el poder cargar a Darcy y sentarla en su silla porta-bebés, bañarla o simplemente mecerla entre sus brazos cuando la hacía dormir.

Ayudando al ojimiel a sentarse en su temporal silla de ruedas, le dió un último beso casto antes de girarse a la pequeña y cargarla el mismo. - tío Li ahora no puede cargarte como antes, bebé, debemos esperar a que el pueda caminar totalmente ¿Si? - dijo con ternura.

- pero Li camina, ¡Yo vi! - replicó confundida.

- Damela, Zee. - pidió a lo bajo el contrario.

Dudando, hizo lo pedido y se la tendió, para que este la siente sobre su regazo. - no puedo alzarte ahora, cariño, pero cuando me recupere todo será como siempre ¿Si?

Acariciando con sus regordetas y tiernas manos las mejillas del mayor, Darcy lo observó con sus ojitos estrechos. - ¿Piernas duelen, Li?

Haciendo un puchero, este asintió. - si, bebé, aún duelen.

- yo te cuido, Tío Li, piernas no duelen más, no preocupes. - la pequeña besó su mejilla antes de removerse y salir corriendo fuera de la habitación.

Si, Liam se había derretido completamente ante esas hermosas palabras de la menor, la amaba con locura, de eso estaba seguro, buscando la mirada de su chico, le sonrió con sus preciosos ojos brillantes y este le devolvió de la misma forma.

- A veces pienso que te ama más a ti que a mí. - dijo fingiendo estar ofendido el azabache.

Soltando una cantarina risa el castaño asintió. - creo que sí, soy su preferido.

- que te den, Payne. - musitó rodando los ojos divertido.

- pues, espera a que pueda usar mis piernas y me das. - dijo provocando al moreno, el cual lo señaló con su índice.

- recuerda que fuiste tú quien no dijo.

- cariño, tu no podrías ser el activo ni aunque tú vida dependiera de ello.

Abriendo la boca indignado, se acercó hacia él. - cuando tengas toda mí polla en tu interior, vas a pedirme a gritos que te dé más, bebé y te haré tragarte esas palabras.

Si, Liam no debió sentir ese tirón en su entrepierna, mucho menos la dureza que se estaba creando solo por aquellas palabras.

- veremos quién jode a quien entonces. - replicó, los ojos ambas volviéndose oscuros debido a la lujuria que estaba sintiendo recorrer su cuerpo.

Sentándose sobre su regazo, el moreno atrapó los labios del otro dándole un pequeño mordisco en él inferior. - no juegues con fuego, bebé, te puedes quemar.

- tal vez quiero hacerlo.

- oh, Payne, te aseguro que no te dejaré salir de la cama por una semana completa luego de esto. - volvió a morder su labio inferior con un poco más de fuerza, ganándose un gemido de parte del contrario. Comenzando a frotarse contra el ahora duro miembro del castaño, sonrió. - pero ahora, debo preparar el almuerzo, así que te aguantas.

Cómo si nada hubiera pasado se levantó y salió de la habitación dejando a un muy confundido y excitado Liam, quien soltó un gruñido en cuanto notó en qué estado lo había dejado su novio.

bajo el mismo techo. (Ziam MAYNE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora