:Capítulo 30:

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Busqué al chico de cabello rojo en los pasillos, si había muchos que tenían ese tipo de cabello pero buscaba uno en particular el cual lo necesitaba con urgencia y los nervios en mi estómago me podían más ansiosa de lo normal, respiré hondo para calmarme y cuando al fin lo encontré deseé que todo saliera como lo había planeado.

— Tomas — lo llame. El chico dejó de revisar uno de sus cuadernos para posar su mirada verde sobre mí —: ¿cómo estás?

Él achino sus ojos y frunció su ceño. Cerró el cuaderno de golpe y se giró quedando frente de mí.

— Sabes que no tengo ese don para leer a las personas, pero que vengas a mí cuando la mayoría del tiempo es al revés me hace pensar que algo no anda bien.

Reí al escucharlo pues él tenía toda la razón.

— Quiero invitarte a salir — sus ojos se desorbitaron y quise reír porque su rostro fue un poema —: con mis amigas — aclaré.

— La próxima termina la oración — aconsejó y reí —: por un momento pensé que al fin mi sueños se volvieron realidad... ¿qué amigas?

— Son compañeras de clases, no sé si las conozcas. Ellas son muy tímidas y necesito que conozcan más personas ¿entiendes? Que socialicen..

Tomas pensó por un momento y cruce los dedos para que aceptara aunque en mi cabeza sabía que lo haría, y me sentía mal por ello porque usaba sus sentimientos hacía mi como un beneficio y me maldecía por eso.

Esto es por ti. Pensé viendo al chico frente de mi dando un suspiró hondo.

Tomás McMan fue mi primer amor, mi amigo y sigue siendo mi amigo. Por eso, esperaba que todo funcionara porque quiero que esos dos chicos tengan un amor correspondido ¿quién no quiere eso?

— ¿Ryan está de acuerdo? — en realidad no sabía de mis planes porque lo menos que necesitaba era que viniera conmigo y las chicas, prefiera evitar sus celos pero no le diría eso.

— ¿Le tienes miedo? — bromeé y el sonrió negando con su cabeza —: entonces no te preocupes de más y ayúdame con esas chicas ¿ok?

Después de quedar con los chicos les avisé a las dos chicas que el plan iba manejando como lo teníamos y eso era un alivió para las tres. Sin embargo, ambas amigas estaban muy nerviosas y debía calmarlas antes de que le dieran un infarto — literalmente — así que dándoles los últimos detalles fui directo a casa — departamento — para descansar un rato antes de que fuera la hora de ir con las chicas a sus citas los cuales no se daban cuenta que iban a entrar a la cueva del oso.

— ¿Dónde vas? — salté del susto cuando escuché su voz y por el espejo en él cual miraba la  blusa que me estaba poniendo, lo miré con su ceja alzada.

— Saldré con unas amigas — Ryan soltó el bolso en el suelo y con su mirada tratando de leerme se sentó en la cama. Traté de mantenerme firme, no le quería mentir pero sabiendo lo celoso que era prefería evitar problemas —: llegaste tarde esta vez.

— Si — suspiró y se dejó caer de espaldas sobre el colchón —: estaba en la biblioteca terminado uno de mis trabajos — paso sus manos por sus ojos —: es tan incómodo trabajar con esa mujer.

Deje de abotonar mi camisa — ¿Qué mujer?

— No importa — suspiró y poniendo sus manos en sus piernas se levantó directo al armario —: ya que me dejarás solo esta noche, terminaré otro trabajo que tengo pendiente.

Cerró el armario y con la ropa en su hombro salió de la habitación directo al baño o suponía que iba allá. Mordí mi labio, no iba a sentirme nerviosa por saber de que mujer hablaba porque bien si era la pelinegra en mi cabeza no tenía derecho hacerlo sabiendo que le di el pase libre para que me quitará a alguien que no me valoraría y temía que me haya equivocado y me quitará a alguien a quien yo no merecía pues Ryan es el hombre que toda mujer busca.

Tiempo Perfecto ©✔[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora