Gitty [myg + pjm]

Capítulo 12

Capítulo 12

Eran pasadas las 10. Jimin estaba volviendo a su departamento luego de haber pasado la tarde con su novio, otra vez. Como parecía ya costumbre, había salido de ahí con un humor decaído.

Quizás se estaba encerrando en una relación que no iba a ningún lado, pero quería a Hoseok, lo conocía desde pequeño, eran amigos de infancia y era de esperarse que esa costumbre de tenerlo cerca se convirtiera en algo más. Tal vez era culpa de Jimin seguir dando vueltas en círculos, porque prefería eso antes que sentirse solo.

Miró el cielo lleno de nubes. Seguramente llovería, así que debería darse prisa para no quedar atrapado en una noche de tormenta.

—Oh, ¿es...? —Escuchó un murmuro a sus espaldas y aceleró el paso, escuchando pequeñas patitas a sus espaldas.

Miró a su alrededor, reconociendo el lugar; no quedaba mucho para llegar, pero justo cuando estaba a punto de girar una esquina, una sombra de tamaño medio se interpuso en su camino. Se aferró a su mochila por el susto, porque había estado a punto de tropezar con el delgado cuerpo del animal.

—Sí, es él... —Volvió a susurrar el gato.

Jimin rodeó el cuerpo y siguió avanzando, siendo seguido por los pasos sigilosos del minino de negro pelaje.

—¿Por qué está aquí? ¿Estaría con alguien? —Seguía preguntando, manteniendo entre ellos una considerable distancia.

—Oye, no sé qué quieres, y tampoco me importa, así que deja de seguirme ¿sí? —Se giró a enfrentarlo, pues estaban a apenas una cuadra de su casa y no quería encontrar al día siguiente una acumulación masiva de todos los gatos de la zona (y la ciudad, incluso algunos de otras ciudades) enfrente de su puerta. Otra vez.

Digamos que, al entenderlos, el rumor corría rápido y era muy popular entre los felinos.

—¿Te crees que estoy aquí por ti? Pff, nah, por supuesto que no, estaba... estaba caminando hacia la avenida de en frente, sí, eso —Dijo con tono indignado, balbuceando cosas incoherentes mientras el avergonzado animal avanzaba otros pasos para aparentar que su versión era real.

—¿La avenida de en frente? ¿Esa donde hay perros callejeros por todas partes? —Sonrió victorioso al ver su cola erizarse al instante, aunque la razón estaba lejos de ser la qué pensó.

—¿Qué? —Preguntó en un susurro.

—No debes saberlo, hay perros aterradores en cuanto cruzas la calle —Ladeó su boca en una sonrisita.

—N-no, eso no —Caminó los pasos que se había alejado, dando vueltas alrededor del chico—. ¿Me estás entendiendo?

Jimin ladeó la cabeza, pensando en que sería el primer gato en no saber de su “habilidad” desde que tiene memoria.