Jimin estaba superado.
Quizás no tenía muchas responsabilidades, ciertamente, ¿pero quién en su sano juicio cree que ser estudiante es fácil? Exámenes, proyectos de fin de evaluación, tareas, materias inentendibles que se vuelven eternas y profesores que sólo quieren tener su sueldo en lugar de asegurarse de que sus alumnos aprenden realmente.
Aquella última hora se estaba haciendo especialmente pesada con Economía. Como siempre no entendía nada y se estaba empezando a preocupar al ver a Gi, sentado a su lado, tomando apuntes como un loco, como si todo lo que la profesora decía tuviera algún sentido.
—Sólo quiero que termine e irme ya a casa —Lloriqueó en voz baja, llamando la atención de Yoongi que dejó de escribir al momento.
—¿Estás bien? —Le preguntó, un poco dubitativo.
—No —Jimin ahogó su voz entre sus brazos, prácticamente echado sobre su mesa—. Estoy cansado y siento que como no suene el timbre en los próximos dos minutos voy a golpear a la maestra con mi cuaderno.
Yoongi ahogó una risita sin disimulo, mirando de reojo a la mujer que seguía dando la materia sin percatarse de la charla.
—No te sale ser rebelde, Jimin. Eres demasiado amable para golpear a alguien —Bromeó, negando con la cabeza.
—Cierto, no sería capaz de hacerlo, pero puede que eso cambie en dos minutos —Resopló un poco, frustrado porque no sabía qué hora era.
Aparentemente el destino adoraba a la profesora de economía, porque, como por arte de magia, el timbre escolar resonó en los pasillos avisando el final de la jornada.
—Eso es todo por hoy —avisó la mujer poco después, dejando su lección de lado—. Continuaremos la clase que viene, no olvidéis los deberes.
—¿Ha mandado deberes? —Jimin miró con horror a su amigo, quien volvió a reír de buena gana al vez que realmente no se había enterado de nada—. ¿Me dejas copiarlos mañana? No me da la vida con los de matemática e inglés.
—Son fáciles —Le reprendió con una mirada acusatoria.
—Por favor —Hizo un mohín para convencer al pelinegro, juntando sus manos frente a su rostro para parecer más desesperado—. No entiendo nada y hoy tengo danza, no me va a dar tiempo.
El mayor soltó un largo suspiro, negando un poco en desaprobación.
—Mañana en el recreo te ayudo a hacerlos, ¿te parece?
Jimin no estaba realmente convencido pero era mejor que nada. Realmente no quería invertir 30 minutos en hacer la tarea durante el receso (porque sabía que le tomaría todo ese tiempo), pero al menos, con suerte y la gran capacidad de explicar que tenía Gi, podría entender algo de la materia.
—Está bien. ¿Hoy tienes algo que hacer? —Echó su cabello castaño hacia atrás, respirando hondo mientras tomaba su mochila y se la ponía al hombro.
—Tengo cita con mi psiquiatra, me van a bajar la medicación —le respondió el otro imitando sus acciones—. Mi psicólogo dice que debemos ir intentando bajar las dosis a ver como me mantengo.
—Eso es muy bueno —Lo felicitó el menor, sonriendo honestamente.
—Sí, pero probablemente tarde un par de semanas en acostumbrarme a la nueva dosis. Cuando me la subían siempre estaba días adormilado y no me podía concentrar. No sé si será lo mejor con los exámenes…
Yoongi hizo un sonidito que podría ser tanto de disconformidad como de frustración.
—Pero no es lo mismo subir la dosis que bajarla, ¿no? Supongo que no tendrás los mismos efectos.
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Gitty [myg + pjm]
Fiksi PenggemarJimin era apenas un niño cuando descubrió que podía hablar con los gatos, pero acabó repudiando aquella habilidad con el tiempo. Diez años después, un chico nuevo aparecería en su vida para cambiarlo todo: Min Yoongi, un solitario cambiaformas. ════...