Capítulo 53

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Antes que nada perdón por desaparecer un ratito. Sólo escribo aquí que al final del capítulo hice una nota por si quieres saber qué pasó o qué va a pasar, uvu

Sin más que añadir, espero que disfruten el capítulo aunque no es lo mejor que he hecho (abajo el porqué). ¡Disfrutenlo!

Jimin abrió los ojos de golpe, escuchando la puerta de su habitación ser arañada. Su cabeza dio vueltas unos instantes, sintiéndose mareado incluso cuando se incorporó en su cama en mitad de la oscuridad.

Miró sus pies, sintiendo un gran vértigo de repente mientras seguía escuchando pequeñas uñas rasgar la madera de su puerta. Su pecho se apretó y sus ojos se inundaron por la angustia.

Bonnie, deja de arañar, ya te abro”.

Respiró profundo, levantándose y caminando hasta la puerta, tomando el pomo entre sus manos con un leve temblor.

Abriría esa puerta y no habría nada, Jimin lo sabía. No era la primera vez. No sería la última. A veces tenía esos sueños, esos sueños donde Bonnie aparecía para darle luz a sus días solitarios. Estaba, pero luego desaparecía como si no tuviera importancia abandonarlo a él en la oscuridad de su habitación.

Todo lo que siempre podía ver en su sueño era la cola del felino desaparecer en el giro del pasillo, dejando nada más que la penumbra de su ausencia.

Jimin caminó por el pasillo lentamente, llegando hasta el salón de su casa donde la mesa del comedor estaba iluminada por una bombilla. Y él, y su padre. Y una tarta de cumpleaños. Y Bonnie no estaba, porque hacía mucho tiempo que se había ido.

Y no le había importado dejarlo solo.

Caminó de forma cautelosa, intentando respirar correctamente. Había soñado tantas veces ese momento desde que era apenas un adolescente que podía reconocer que se trataba de un sueño, sin embargo nunca estuvo en sus manos modificarlo. Se conformaba con seguir el mismo guión de cada año y tener la misma pesadilla. Estaba cumpliendo 11 años cuando aquellas palabras salieron de su boca:

“Puedo hablar con los gatos”

Jimin recuerda cuando tenía 14 años, la primera vez que tuvo ese sueño. Se sentía confundido, asustado, herido. Se gritó a sí mismo, a aquella versión pequeña e inocente de sí mismo que no lo hiciera, que Jihoon no era el confidente que necesitaba para su estúpido juego de niños.

“Puedo hablar con los gatos, puedo hablar con los gatos, puedo hablar con los gatos”

Se repetía como un disco rayado.

“¡Papá, no lo entiendes, soy un superhéroe!”

Jimin, esto me empieza a preocupar. Llevas meses con lo mismo y no me parece normal, así que vamos a visitar a un doctor, ¿sí? Te ayudarán...

El castaño miró a su yo de tan solo 11 años con lástima. Había partes de su sueño que se volvían borrosas e inconexas, como aquellas sesiones con su psicólogo, que terminó determinando que era todo una fantasía infantil normal en niños pequeños, y que aunque a su edad no era tan típico, no duraría demasiado tiempo.

Te lo he dicho, amor” Dijo Jihoon acuclillarse a su altura y negando con la cabeza. “No eres un superhéroe, quítate eso de la cabeza.”

“¿Por qué no puedes creerme?” Sollozó, mirándolo a los ojos.

Su don, su superpoder, todo aquello que lo conformaban como persona estaba siendo cruelmente negado por la persona en la que siempre había confiado. Con tan solo 11 años tuvo que enfrentarse a una verdad que no podía asimilar, una verdad que rompió todo lo que conocía: Lo que él era, lo que podía hacer, jamás sería algo bueno.

Gitty [myg + pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora