Capítulo 10

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Capítulo 10 

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Capítulo 10 

—Oye. 

Susurró. 

—Oye, tss —Volvió a llamar, pero su compañero de banca no le hizo caso —. ¡Yoongi! —Elevó un poco la voz, pero manteniéndola a un tono prudente. 

En esta ocasión el pelinegro sí volteó a verlo con el ceño fruncido. Jimin sonrió y apoyó su rostro contra la palma de su mano. 

—¿Qué haces? —Preguntó con voz amable. 

Yoongi tomo una profunda bocanada de aire y señalo a la pizarra con los ojos entrecerrados, ¿no era obvio lo que hacía? Estaban en clase, ¿qué otra cosa podía hacer a parte de estudiar?  

Jimin lo había estado molestando desde hace como ¿cinco minutos? Afortunadamente para el rubio, Gi había conseguido triplicar la duración de su paciencia, así que ahora podía alardear de que el nuevo no le había partido la cara por ser malditamente irritante. 

Jimin, en tanto, sólo estaba buscando algo con lo que distraerse, y ya que sus amigos estaban a unos puestos de distancia, pensó que podría hablar con el pelinegro. 

—¿En serio le estás prestando atención a la lección? ¡Pero es muy aburrida! No entiendo nada —Hizo un puchero mientras se quejaba, chocando su frente contra la mesa. 

Gi volvió a mirar la pizarra. Estaban dando diferentes fórmulas matemáticas, algunas como las derivadas. No era algo especialmente difícil, al menos para él, ¿pero qué clase de objetividad tenía en eso?  Hizo un par de muecas graciosas antes de volver a prestarle atención a la efectivamente aburrida explicación del maestro Kim. Lo entendía todo y no se le hacía complicado, pero seguía siendo aburrido, ya que no le gustaban las matemáticas ni los números, en general. Namjoon, por desgracia, no era profesor de arte, así que por muy bien que le cayera y por muy buenas notas que sacase en todas sus asignaturas, definitivamente la clase era aburrida. 

Jimin siguió lloriqueando porque aseguraba que iba a suspender el examen (examen que estaba a meses de distancia), y el pelinegro dejó de prestarle atención a la lección para comenzar a hacer garabatos en la hoja del cuaderno. 

Dibujó dos gatos a lápiz, uno de ellos se encontraba tumbado sobre una superficie repleta de pequeños hierbajos que dibujó como líneas, el otro, en tanto, estaba con la cabeza alzada, mirando algún punto fuera de plano. La cantidad de detalles con el que hacia la ilustración era simplemente increíble, pues incluso estaba dibujando cada mechón del pelaje de ambos animales, cuidadosamente colocados para que se viera real, e incluso aplicando más fuerza en ciertas zonas para oscurecerlas, imitando las respectivas sombras. 

Jimin miraba con todo el disimulo que pudo, pero estaba demasiado impresionado, así que terminó inclinándose hacia él para poder ver más, asustándolo. Yoongi al instante se pegó a la pared, como intentando alejarse de algo terrorífico.  

—Perdón —Hizo una mueca en forma de disculpa, alejándose un poco. 

La respiración agitada de Gi pronto se tornó una más regulada, y bajó la cabeza, negando un poco. Se sentía malditamente patético, ¿acaso era incapaz de no ser un rarito? ¿Era incapaz de no huir de las personas y mantenerlas a menos de dos metros de distancia?  

Y volvía a sentirse patético.  

Namjoon los miró de reojo, pensando si aquello era buena idea. Es decir; Jimin era un buen estudiante, era un buen compañero y, en general, era una buena persona, ¿pero qué tan dispuesto estaría Yoongi, de todas formas? 

—Oye, Yoongi, ¿de verdad no me dejas ver tus dibujos? —Jimin suplicó en un susurró. 

—Gi —Dijo. 

—¿Qué? —El rubio alzó sus cejas desconcertado. 

—Llámame Gi —Dijo con voz firme, pero baja.

Jimin abrió la boca procesando sus palabras. Oye, ¿era normal que su voz fuera tan bonita?  Sacudió su cabeza, apartando esos pensamientos, y asintió ante las palabras de su compañero. 

—¿No te gusta tu nombre? —Negó —. Ya veo... Entonces, Gi, ¿puedo ver tus dibujos? —Le sonrió ampliamente, cerrando sus ojos por la acción y ahogando un grito eufórico cuando vio al pelinegro deslizar la libreta hacia él. 

En la página que mostraba era un boceto de un minino. Jimin comprendió, mientras ojeaba el resto del cuaderno, que a su compañero de banca le gustaban esos animales. 

—¿Te gustan los gatos? —Preguntó lo obvio, recibiendo sólo una mirada escéptica —. Supongo que sí. ¿Tienes mascotas? —Lo vio negar. 

—Quiero, pero... —Murmuró. El dubio le prestó toda su atención para incitarlo a seguir —. Papá es alérgico; a los gatos. 

Carraspeó un poco y apartó la mirada cohibido. Jimin soltó una risita enternecida y siguió viendo los dibujos. 

—¿Has pensado en participar en algún concurso de dibujo? Estoy seguro de que ganarías. 

—Nadie ve lo que dibujo —Susurró —. No me gusta-no me gusta mostrarlo. 

Jimin se sintió extrañamente feliz. De alguna forma el pelinegro había insinuado que era el único al que le estaba permitiendo ver su arte, y sentía que estaba dejándole al descubierto una parte importante de sí mismo. 

—Me siento honrado de que me dejes apreciar esto, entonces —Le dedicó su más hermosa sonrisa, contagiando al otro, quien miró hacia el pizarrón para evitar sonrojarse. 

No estaba acostumbrado a los cumplidos, ni a que la gente le sonriese de forma genuina. Desde hace mucho. Y se sentía extraño volver a sentir esa familiar sensación de aceptación. 

—¡Profesor! —Una alumna se quejó, alzando la mano—. Jimin y Yoongi están hablando también —Dijo con el ceño fruncido, pues ella acababa de ser reprendida por intercambiar un par de palabras con su amiga. 

Namjoon, con un suspiro, miró a la pareja que se encogía avergonzada por haber sido delatados. 

—Chicos, agradecería que dejasen sus conversaciones para las horas de descanso y presten atención a la lección. Saldrá en el examen. 

Jimin, junto a unos cuantos más, se quejaron en voz alta. Al parecer él no estaba siendo el único que no entendía nada de lo que el señor Kim explicaba. 

El hombre, por otro lado, no podía contener una amplia sonrisa. Algunos pensarían que era favoritismo, y quizás lo era, pero podía excusarse. De haber sido posible, Namjoon habría dejado a ese par hablar libremente toda la clase. Era un gran logro que Yoongi hubiera abierto la boca para algo que no fuera responder a sus profesores. 

Sentía, en algún lugar de su corazón, que obligarlo a volver a la escuela no había sido tan mala idea después de todo. 

¡Hola! ¿Qué tal están? Yo estoy bien, por sí de casualidad les importa jsjs

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¡Hola! ¿Qué tal están? Yo estoy bien, por sí de casualidad les importa jsjs

Ya dentro de poco es navidad, aaaaaah.

Gitty [myg + pjm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora