MARATÓN (3/11)
Narras tú
Caminé por el set buscando los camerinos, cuando llegué dejé mi bolso en la banca, quité mi mojada camiseta y escuché a alguien entrar, miré en dirección a la puerta y Ruby me sonrió.
–Gracias, me salvaste– le sonreí de vuelta.
–No iba a dejar que te ahogaras– suspiré –Eres una buena ex– rió pasando junto a mí.
–¿Si fuera una mala ex me hubieras dejado morir?– preguntó levantando sus cejas.
–Hubiera esperado a que alguien más te sacara, de seguro lo hubieran hecho– se quitó la camiseta y pasé mi vista por su vientre.
–¿Qué miras?– reí mordiendo mi labio y se puso la camiseta limpia.
–Nada que no conozca– me quité el brazier y tomé una toalla para secar mi cuerpo. Escuché la cremallera de su pantalón abriéndose y me resistí a mirarla. Terminé de secar mis pechos y abrí mi bolso para sacar mi brazier limpio, me lo puse y llevé mis manos al cinturón del pantalón para desabrocharlo. Subí un pie a la banca para desabrochar mi zapato y lo repetí con el otro, luego bajé el pantalón y sentí unas manos en mi cadera.
–¿Esta humedad es por el agua o por mí?– sentí sus dedos sobre la tela de mi braga presionando suavemente mis pliegues.
–Ruby...– aumentó la presión y un leve gemido escapó de mis labios.
–¿Quieres que me detenga?– comenzó a hacer movimientos circulares y mordí mi labio cerrando mis ojos al sentir como el calor y la humedad aumentaban en aquella zona –¿Me detengo?– no dije nada y retiró su mano –Tomaré eso como un sí– suspiré mirándola con el ceño fruncido y me sonrió –¿Qué pasa?– dijo con tono burlesco.
–Te odio– se acercó a mí.
–Tú no me odias– tomó mi mentón –Pero cree lo que quieras– retrocedió algunos pasos, se cambió la ropa faltante y salió de allí sin borrar la sonrisa de su rostro.
Al día siguiente volví al set y cuando me bajé del auto lo primero que vi fue a Rose tomando un café, estaba apoyada en la pared con uno de sus pies. La miré varios segundos, luego agité mi cabeza y dejé de pensar en las ganas de volver con ella. Pasé a su lado y sentí el olor de su perfume, me sonrió y simplemente seguí caminando.
–Es de mala educación no sonreír de vuelta– escuché que dijo a mis espaldas y me giré para levantarle mi dedo medio.
Los próximos días fueron así: yo llegaba, Ruby estaba comiendo o tomando algo sentada o apoyada en la pared, me sonreía ampliamente y yo caminaba frente a ella intentando mirarla lo menos posible.
Ya había pasado alrededor de una semana, cuando llegué al set nuevamente la vi en el mismo lugar, así que me bajé, fui hacia el carro de comida y me compré un café con un sándwich, recorrí el camino de siempre pero al llegar a ella me senté a su lado, por lo cual me miró sorprendida.
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One shots -PEDIDOS-
Short StoryEn este libro pueden hacer sus pedidos, tienen la libertad total de escoger al artista y el tipo de one shot que desean.