"Viaje" -SURY DORANTES (QueFishTV)

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Narras tú

–¿De verdad aún quieres ir?– mi novia asintió y me quejé –Pero va a hacer mucho frío– rió abrazándome.

–Yo amo el frío– negué.

–Pero yo amo el calor– besó mi mejilla.

–Yo puedo darte mucho calor aún estando allí– mordió el lóbulo de mi oreja.

–¿Veremos pingüinos?– reímos.

–No lo sé, quizás sí– nos besamos cortamente –Vámonos ahora o sino llegaremos tarde– hice un puchero asintiendo.

–Te haré sufrir mucho si en todo el viaje no logro ver a algún pingüino– rió –Hablo enserio, moriré de frío así que debe valer la pena– me besó cortamente.

–Valdrá la pena, la vamos a pasar muy bien _____– salimos de casa y se detuvo a mirarme por un segundo –Es el viaje de mis sueños, así que hazme el favor de disfrutarlo conmigo– asentí tomando su mano, mientras en la otra tenía mi maleta.

–Te amo– besé su mejilla –Si me das sexo bueno lo disfrutaré bastante– me dio un pequeño empujón y reímos.

–Tú siempre piensas en eso, ya empiezo a pensar que no me quieres a mi sino a mis dedos– mordí mi labio sonriendo.

–Amo todo lo que viene contigo, y a ti– nos subimos al taxi para ir camino a el aéreo puerto.

–¡Hey!– me golpeó el hombro y me hice la ofendida cuando entramos a el aéreo puerto –¡No vuelvas ni siquiera a pensar eso!– me golpeó por la idea que dije anteriormente.

–Nadie notará que tienes tu mano allí– negó.

–No pienso masturbarte en el avión ¡Pervertida!– reí asintiendo.

–Está bien– nos detuvimos en los asientos y pude sentir su brazo pasar por mis hombros.

–Aunque suena bastante tentador el hacer eso, pero no lo haremos– me quejé.

–Con 5 minutos basta– me golpeó levemente.

–Detente– me crucé de brazos y ella besó mi mejilla, a los pocos escuchamos como llamaban a nuestro vuelo.

–¿Qué tal si– me golpeó levemente en el abdomen.

–No– rió y subimos a nuestros asientos luego de pasar el equipaje.

–¿Qué haremos durante el viaje?– me miró.

–Podemos ver una película, charlar, jugar, leer, acariciarnos–.

–¡Si! ¡Eso! Se me ocurre una increíble idea de en donde puedes acariciarme– me besó riendo.

–No, N O– fruncí mi ceño –Espera a que estemos en nuestro hotel y ahí tendremos sexo, no antes– apoyé mi cabeza en su hombro.

–Eres mala– negó.

–Tú eres demasiado caliente– me besó –Yo soy muy buena– mordió mi mejilla.

Luego de unas cuantas largas horas aterrizamos en nuestro destino y me bajé cubriendo mi boca por las ganas de vomitar.

–Creo que estoy embarazada, tus dedos son mágicos– reímos y tomó mi mano.

–Hace bastante frío, Amo este lugar– sonreí ampliamente al ver su gran sonrisa.

–Yo amo tu sonrisa– nos besamos dulcemente.

–Vamos a nuestro hotel a dejar las cosas– asentí besándola nuevamente.

–¿Hay calefactor allí? Estoy muriendo de frío– rió.

–No pidas demasiado– suspiré y pude ver mi aliento en el aire –¡Sí que está helado! ¡Moriré aquí!– se rió burlándose de mi y le levanté mi dedo medio.

–Cariño, si no hay calefactor yo misma puedo usar mis métodos para calentarte–.


2 horas después–

–¡Ah!– volvió a juntar nuestros labios para callar mis gemidos.

Una de sus manos se encontraba en mi centro mientras la otra acariciaba uno de mis pechos.

–Mmmm– separamos nuestros labios y sentí como el orgasmo me golpeaba repentinamente y solté un fuerte gemido pero sentí su mano en mi boca.

–No hagas ruido nena– me besó.

–Es..eso es imposible– dije recuperando mi respiración y mi novia rió.

–Te amo demasiado– besó mi cuello –Vístete, el tour comienza en solo 30 minutos– le sonreí cerrando mis ojos.

–Está calentito aquí– se levantó de la cama y me quejé.

–Mueve tú hermoso trasero ahora– me levanté perezosamente de la cama y fui a por la ropa más abrigada que traje.

Luego de vestirme con demasiadas prendas vi a mi novia salir del baño y le sonreí.

–¿Vas a ir así?– sonrió asintiendo –Te congelarás– dije al ver su vestimenta.

–Puedo abrazarte si le da frío, y si mis dedos se congelan los puedo meter dentro de ti – me dio un guiño y reí mordiendo mi labio.

–Espero que eso ocurra– nos tomamos las manos y salimos hacia el tour que haríamos.

Luego de unas horas pude ver una pequeña mancha negra a lo lejos y me emocioné demasiado.

–¡Un pingüino!– me golpeó riendo.

–Es una roca, idiota– me volví a acomodar en el auto y me crucé de brazos –No me gustó el lugar– me miró sonriendo pervertidamente –¿Qué ocurre? Esa mirada me gusta, me dice que se viene algo bueno– mordí mi labio y ella me besó cortamente.

–Adivina qué– levanté una ceja –Tengo los dedos congelados–.

One shots -PEDIDOS-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora