Narras tú
–¿A las 8?– pregunté mirando a la ojiverde y asintió –¿No crees que es muy tarde?– negó y reí.
–Antes no puedo, mis tíos estarán allí– le di un suave beso en la mejilla.
–Está bien, nos vemos– tomé mi mochila y me dirigí a la puerta del salón.
–¡Hey! Olvidas el libro– me giré y reí.
–Soy un poco torpe aveces– lo tomé y me despedí con una sonrisa y salí para ir a mi casa.
Tomé el bus y saqué mi celular para revisar mis redes sociales. Luego de unos 10 minutos me bajé y caminé hasta llegar a la puerta de mi hogar, saqué mis llaves, abrí la puerta y entré.
Enseguida sentí olor a comida y entré sonriente a la cocina.
–¿No me esperaron?– rieron.
–Pensamos que irías a casa de Lauren– negué.
–No puede ahora, va a venir más tarde– asintieron.
–Nosotros vamos a salir con tus tíos a las 6, ¿No vas a ir con nosotros?– negué sacando un plato para servirme.
–No, voy a terminar mi tarea con Lauren– seguimos conversando unos pocos minutos y se levantaron, yo lavé los platos y luego fui a darme una ducha para luego tomar una siesta.
Escuché mi celular sonar y desperté de golpe. Miré la pantalla y me levanté enseguida.
–¿Lauren?– escuché su risa.
–¿Estabas durmiendo? Llevo 10 minutos gritando tu nombre– tomé mis llaves y bajé las escaleras corriendo.
–Sí, ya te abro– dejé mi celular en la mesa y fui a abrirle –Lo siento mucho– dije al abrir la puerta y rió.
–No te preocupes, no hace tanto frío– reí y la dejé entrar.
–Mis padres no están– asintió dejando su mochila en una de las sillas.
–Mucho mejor– sonreí y me senté.
–Agh, dejé mi bolso arriba– reímos –Ya vengo– subí corriendo y bajé con mis cosas.
–Eres muy linda– sonreí.
–Tu eres muy tierna– sus mejillas se sonrojaron levemente y me senté a su lado –¿Quieres algo para beber?– negó.
–Estoy bien, gracias– sacó su libro –¿Cómo vamos a terminar todo hoy?– me miró.
–Trabajando sin parar– reí.
–No creo que eso sea posible, me distraigo muy rápido– abrió un poco más las piernas y noté su leve bulto en sus pantalones, siempre he sentido mucha curiosidad por al menos verla desnuda, pero es alguien tan inocente al parecer que no creo que sea posible.
–Al parecer yo igual...– desvié mi vista y reí nerviosa –¿Empecemos?– asintió.
–Sí, antes de que nos distraigamos– reímos.
Estuvimos al menos una hora y media leyendo y respondiendo las preguntas, de las cuales me pasé 30 minutos viendo su entrepierna, hasta que sentí la necesidad de hacer algo más divertido.
–No...– me miró –No quiero leer más, ya no lo soporto– rió.
–Yo tampoco quiero– cerré el libro.
–¿Qué hacemos?– miró su celular.
–Ya son casi las 10, ¿Quieres que me vaya?– negué.
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One shots -PEDIDOS-
ContoEn este libro pueden hacer sus pedidos, tienen la libertad total de escoger al artista y el tipo de one shot que desean.