¿Malfoy? ¿Granger? | Dramione

vulnera sanentur.

Draco le acarició las mejillas y le besó los labios. Sus labios estaban húmedos, por culpa de las lágrimas. Luego Hermione, vio a su madre. - Narcissa... te vi atada ¿estás bien? - La madre de draco estaba con los ojos llenos de lágrimas, al igual que ellos. Ella se acercó a la camilla de la chica y le tomó la mano.

- Estoy genial, preocúpate por ti Hermione, estabas muy débil. - Hermione en un acto impulsivo abrazó a la mujer. Ella le correspondió el abrazo gustosamente, Draco observaba a las dos mujeres que más amaba, juntas, apoyándose. Si él moría, moriría feliz.

- Draco, tenemos que irnos. - Dijo la Gryffindor. Hermione se levantó de la camilla, con más fuerza y valentía que nunca, hizo una pequeña mueca de dolor, y su novio la agarró de la cintura.

- ¡¿Estás loca?! Hace una hora estabas casi muerta Hermione. - Su novia negó y alcanzó la varita, que estaba al lado de la capa de Draco.

- Nos necesitan. Draco por favor, vamos. - Draco rodó los ojos.

- Joder Hermione, ¡Eres tan testaruda!

- ¡Y así me quieres! - Dijo la Gryffindor.

- ¡Pues sí! ¡Maldita Gryffindor! - Dijo tirándose de los pelos. - Oh por dios, sé que si no vienes conmigo irás cuando me vaya, vamos. - Hermione sonrió orgullosa. - Mamá, tú por favor, quédate aquí. - Su madre asintió y abrazó a ambos chicos.

- Tened cuidado chicos. - Los dos asintieron y salieron de la sala de menesteres. Cuando salieron, bajaron a las mazmorras, a ver qué ocurría allí. Se encontraron a tres mortífagos luchando con Astoria.

- ¡Petrificus totalus! - Gritó Hermione. El hechizo dio de lleno en el mortifago, que estaba de espaldas.

- ¡Avada Kedabra! - Un mortífago apuntó con su varita a Hermione.

- ¡Cave inimicum! - Gritó Draco lanzándole el hechizo a Hermione. Este la protegió y paró la maldición imperdonable.

- ¡Expulso! - Astoria lo lanzó contra una mortífaga haciendo que saliese disparada y su cuerpo chocase contra una pared de piedra. Cayó al suelo aturdida, y luego se desmayó.

- ¡Avada Kedabra! - Dijo Hermione. El último mortifago cayó inerte en el suelo. Sus amigos la miraron y avanzaron a la casa Slytherin.

- Bien hecho. - Le dijo Astoria. Cuando llegaron, se llevaron a los que estaban heridos a la sala de menesteres, donde Narcissa los ayudaría, y los demás Slytherin se repartieron por el castillo para ayudar. Astoria, Hermione y Draco, siguieron subiendo escaleras en busca de heridos y de mortífagos. A un lado del castillo, Cedric y Blaise, protegían a Luna, ya que la habían herido.

- Desmaius. - El hechizo cayó en Cedric, solo quedaba Blaise. Lanzó un protego a Luna y siguió luchando contra el mortifago que había aturdido a Cedric. El mortifago era rápido, y lo único que Blaise podía hacer era protegerse.

- ¡Impedimenta! - El mortifago no pudo lanzar su próximo hechizo, con lo cual, Blaise actuó rápido. - ¡Cruccio! - El mortifago cayó al suelo retorciéndose de dolor, luego Blaise lo silenció, sabía que si lo dejaba ahí, moriría. Se acercó a Cedric y lo apunto con la varita. - Ennervate. - Cedric se despertó al instante, agarró su varita y ayudó a Blaise a coger a Luna en brazos. De repente, se encontraron a Astoria, Draco y Hermione.

- ¡A la sala de menesteres, allí están todos los heridos! - Dijo Hermione. Blaise asintió, se llevó a Luna.

- Cedric quédate y ayúdalos. - Dijo Blaise, el pelirrojo asintió. Corrió hacia Hermione, Draco, y Astoria.

- Dejad los rencores para más tarde, por favor. - Dijo Astoria. Draco y Cedric asintieron y se estrecharon la mano. - Vamos. - Siguieron recorriendo el castillo. Mientras tanto; Harry, Ron y Pansy, estaban en la planta baja. Donde más movimiento había.

- ¡Harry estás loco! ¡Aquí es donde más mortífagos hay! - Harry le miró.

- Aquí está mi novia Pansy, no pienso abandonarla, ¿entiendes? - Pansy rodó los ojos.

- Y es mi hermana. - Añadió Ron. Los tres siguieron corriendo, metiéndose en uno de los pasillos pegados al gran comedor. - ¡Ahí están! - Oliver estaba protegiendo a Ginny de los mortífagos. Harry corrió en dirección a Ginny, y Pansy y Ron en dirección a Oliver para ayudarlo. Harry llegó y se pusieron un hechizo protector, le agarró de las mejillas y besó a su pelirroja. Entrelazaron las manos y se acercaron a Oliver, Pansy y Ron. Cada uno se puso mirando a diferentes direcciones. Al menos ocho mortífagos iban a por ellos.

- ¡Reducto! - Harry apunto con la varita al suelo donde se hallaban dos mortífagos, ambos salieron disparados hacia atrás y varias rocas le cayeron encima, definitivamente si no estaban muertos estarían insconcientes. Solo quedaban seis.

- ¡Cruccio! - Dijo Ginny, el hombre con capucha lo esquivó y contraatacó.

- ¡Avada Kedabra! - El mortifago se lo lanzó a Ginny, Pansy, estaba detrás de ella.

- ¡Pansy agáchate! - Ella lo hizo y la maldición cayó en el mortifago que estaba luchando con Pansy. La pelinegra comenzó a reírse inevitablemente.

- Vaya, gracias. - Dijo ella. El mortifago gruñó de rabia. Pansy se giró rápidamente, hizo que Ginny se agachará y apuntó al mortifago. - ¡Avada Kedabra! - Este no se lo esperaba y cayó al suelo, muerto. Solo faltaban cinco.

- ¡Cruccio! - Dijo Ron. El mortifago lo esquivó. - Oh vamos. ¡Obsucro! - Una venda negra surgió en los ojos del oponente, Ron aprovechó y volvió a atacar. - ¡Sectumsempra! - El mortifago cayó el suelo desangrandose. El chico hizo una mueca. Faltaban cuatro.

- ¡JODER! - Pansy cayó al suelo. Le habian lanzado un sectumsempra. Harry se agachó a su lado, mientras Wood, Ron y Ginny seguían luchando.

- ¡Harry tú sabes el contramaleficio! ¡Te lo enseñó Snape! ¡Hazlo! - Dijo Ginny. El azabache veía a Pansy desangrarse, se concentró con todas sus fuerzas.

- Vulnera Sanentur...