odio.

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A la mañana siguiente, Hermione se despertó, se puso su uniforme, se peinó en un moño despeinado y se puso rimmel y cacao, como siempre. Iban tarde a clase, "Mierda, mierda, mierda" Pensaron ambos. Ella cogió su varita y sus libros y bajó a la sala común, encontrándose a un Malfoy también apresurado, tenían defensa contra las artes oscuras juntos.

- Que grata sorpresa. - Dijo ella rodando los ojos mientras salían de la sala común apresurados.

- Me das pereza. - Le escupió el rubio.

- Enhorabuena. - Bajaron las escaleras corriendo hasta llegar a la puerta de la clase de encantamientos. Que ya estaba cerrada.

- Bien, por tu culpa llegamos tarde. - Reprochó él mientras se dirigía a la puerta.

- ¡¿Perdona?! - Hermione estuvo a punto de pegarle pero reprimió su ira. Mientras abrían la puerta Hermione le gritaba. - ¡Eres un arrogante egocéntrico! ¡Agh Malfoy! ¡Si odiarte fuera delito ya estaría en Azkaban! - Todos se les quedaron mirando, sobre todos sus amigos. Draco rodó los ojos y la ignoró. Lupin les miró.

- ¿Problemas de pareja? - Preguntó el profesor. Él no sabía nada, lógicamente. Sus amigos abrieron los ojos preocupados.

- ¡¿Pareja?! Ni aunque me paguen sería pareja de... ¡de esto! - Dijo señalándole. El profesor se encogió de hombros.

- No la enfades mucho más o te matará Malfoy. - Dijo Lupin.

- Ya... ya me he dado cuenta. - Comentó él. Hermione bufó y se sentó junto a Harry.

- Alguien se despierta de buena mañana. - Rió el azabache. Le dio un beso en la mejilla que calmó a su mejor amiga.

- Es... uf, prefiero no seguir dandole importancia. - Harry y Ron ríeron y Pansy y Astoria la saludaron con la mano, Blaise hizo lo mismo, que estaba sentado con Malfoy. Ella les devolvió el saludo con una sonrisa.

- Lo estás haciendo bien. - Le dijo Blaise en un susurro.

- ¿Bien? Yo diría que perfecto, me odia. - Blaise rió.

- Era la idea. - Draco suspiró y miró a su amigo.

- No sé cuánto más podré soportar fingir que no me importa. - Blaise le puso una mano en el hombro.

- Cuando todo pase. ¿De acuerdo? - Él asintió. Y la clase continuó como normalmente. Cuando terminaron Ron le ofreció una manzana a Hermione, ya que no había ido a desayunar.

- Gracias Ron, lo necesitaba. - Dijo la castaña riendo. Los Slytherin y los Gryffindor se unieron para ir a la clase de vuelo. - Chicos, ¿con quién fui al baile del inicio de temporada de quidditch? Es que no me acuerdo. - Todos se miraron apurados sin saber que responder, hasta que Pansy habló.

- Fuiste con Oliver, tonta. - Todos tragaron agradecidos.

- Gracias. - Oliver la miró y le sonrió, Hermione no recordaba haber ido con él, simplemente no recordaba nada de ese día. - Soy idiota - Harry la miró.

- ¿Por qué? - Preguntó él.

- Por caerme. - Trodos fingieron reírse, sabían que no era verdad, pero tenían que hacerlo. Se dirigieron a los campos de Hogwarts, para poder emprender su clase.

- Bien, alumnos, hoy os pondréis por parejas para practicar la agilidad. Quiero que Gryffindor y Slytherin os juntéis. Me gustaría también que os pusieseis con alguien que estuviese relacionado en vuestra posición de quidditch. Por ejemplo, el buscador de Gryffindor y el buscador de Slytherin, que den un paso adelante. - Hermione dio un paso, y Draco dio otro. - Bien, señorita Granger y señor Malfoy, pónganse juntos. Los demás, haced lo mismo.

- No me lo puedo creer. - Murmuró Hermione.

- No creas que yo me alegro mucho sangre sucia. - Ella rodó los ojos y a Draco le dio una punzada en el corazón al tener que decirle eso a la chica que amaba. Ambos se elevaron en sus escobas y la profesora Hooch les dio un pequeño balón.

- Comenzará Draco tirándolo y tú tendrás que atraparlo, y viceversa. - Los dos asintieron y Draco atrapó el balón.

- Venga Granger, a ver si lo consigues. - Dijo él.

- No me subestimes hurón oxigenado. - Draco le tiró la pequeña bola, y Hermione salió disparada hacia ella, la atrapó justo antes de tocar el suelo. Ella hizo lo mismo con Draco y así siguieron la clase. Salieron de la clase de vuelo directos a encantamientos, con el profesor Flitwick. Hermione se sentó entre Harry y Ron.

- Buenos días alumnos, hoy aprenderemos el hechizo destructor. Os servirá a la hora de defenderos y atacar. - Así transcurrió el resto de la clase, como normalmente. Al terminar Hermione se dispuso a dejar sus libros en su torre y bajar al gran comedor a comer. Al subir a la torre, se encontró a Malfoy, pero decidió no gastar saliva con el y dejó los libros en la mesa del salón.

- ¿No saludas o qué? - Reprochó el rubio.

- ¿Para qué? ¿Para que me insultes como siempre? No gracias, se llama perder el tiempo, y mi tiempo es oro. - Draco rodó los ojos. - Me voy a comer. - Salió de la sala común refunfuñada y se encontró a Blaise.

- ¡Hermione! - Ella le sonrió y se acercó a él.

- Bajas a comer, ¿verdad? - Él asintió.

- Iba a ver a Malfoy, pero te acompaño. - Hermione sonrió.

- Bien, vamos. - Bajaron las escaleras hasta llegar al gran comedor y se sentaron junto con los Gryffindor y los Slytherin. Hermione se sentó al lado de Ron y de Blaise. A los cinco minutos llegó el rubio prepotente de ojos grises. Se sentó frente a Hermione y comenzó a comer, al igual que todos.

- ¿Qué tal el día? - Preguntó Pansy. Todos comenzaron a comentar cosas que le habían pasado hoy, y al terminar, Malfoy no duró ni un segundo en ponerse de pie y salir del gran comedor en dirección al despacho de Dumbledore, necesitaba la red flu para llegar a casa de su madre, en Londres muggle. Necesitaba contarle todo lo que había pasado, con pelos y señales. Al llegar al despacho, tocó la puerta, y allí se encontraba el director con su padrino, Snape.

- Buenas tarde Malfoy, ¿a qué se debe esta visita? - Preguntó el director.

- Buenas tardes director, yo necesitaba pedirle acceso a su red de chimenea, necesito ir a visitar a mi madre por favor. No tengo otra opción. - El director vaciló en su decisión pero terminó asintiendo. Draco desapareció y en un estruendoso ruido apareció en la chimenea de una bonita casa moderna. Su madre se giró sobresaltada, y cuando vio a su hijo allí, corrió hacia él acogiéndolo en sus brazos. Draco estaba ansioso por verla, y le correspondió el abrazo a su madre, luego se sentaron en el sofá; su madre le ofreció una taza de café y él la aceptó.

- ¿Qué ocurre Draco? - Preguntó ella.

- Es Hermione mamá... - Ella hizo una mueca.

- Cuéntame - Dijo ella mientras apretaba la mano de su hijo en señal de apoyo. Draco se tragó el nudo que tenía en la garganta.

- Lucius vino, me visitó, en Hogwarts, me chantajeó, me obligó a hacerla olvidar todo lo que sentía por mí, todo mamá. Me aseguro que se daria cuenta si no lo hacía, y ambos sabemos cómo es él, cumple con su palabra, me dijo que la mataría él mismo. - Narcissa ahogó un grito conteniéndose las lágrimas.

- ¿Lo has hecho? - Él asintió.

- ¿Qué otra opción me quedaba? - Murmuró. La mujer lo abrazó, intentando alejar todos los males que rodeaban la vida de su hijo. - Ahora me odia, pero mucho. Es como haber vuelto a tercero cuando casi me rompe la nariz. Y yo tengo que fingir que la odio. Mierda mamá, lo que más miedo me da es que ella se enamore de otro. No podría soportarlo. - Luego de dos horas hablando. Draco se levantó, al igual que su madre, se despidieron con un abrazo. - Nos había invitado a ambos a la boda de sus tíos aquí en Londres. Pero supongo que ya no puede ser. - Dijo mientras se metía en la chimenea.

- Sé fuerte hijo, si la quieres, lo harás por ella.

- Ese es el problema mamá, no la quiero, la amo.

¿Malfoy? ¿Granger? | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora