mortífagos derrotados.

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La sangre fue desapareciendo poco a poco y Pansy recuperó su color. Cuando ambos se levantaron, sus tres amigos habían acabado con los mortífagos que quedaban. - Tenemos que encontrar a los demás. - Todos salieron de aquel pasillo. En otro lado de Hogwarts; Astoria, Hermione, Draco y Cedric, escucharon los gritos de un chico.

- ¡Es Nott! - Gritó Astoria. Doblaron una esquina y se lo encontraron sentado en el suelo, con la cabeza apoyada en la pared, tenía la mano sujetándose el abdomen, donde no paraba de salir sangre. Draco le miró y el chico le señaló el lugar por donde el mortifago se había ido. Cedric fue detrás suya y Hermione y Astoria se quedaron con el chico. Estaba muy débil, y su cara estaba perdiendo color. A Astoria se le empaparon los ojos de lágrimas.

- ¿Qué ha pasado? - Preguntó la Gryffindor.

- Un hechizo, que no... no conozco. - Astoria y Hermione hicieron una mueca. La presión arterial del chico estaba bajando, al igual que sus pulsaciones, estaba al borde de la muerte.

- ¡Hermione, hay que llevarlo ya a la sala de menesteres! ¡No sobrevivirá! - La chica asintió, y con ayuda de ambas, Theodore se levantó. Hicieron una aparición en la sala de menesteres cómo pudieron, y allí se encontraron a Narcissa y a varios profesores cuidando de los mas débiles.

- ¡Señora Malfoy! ¡Va a morir! - Gritó Hermione. De inmediato, lo tumbaron en una camilla y McGonagall se acercó a él. Le tomó la temperatura.

- Dios mío. - McGonagall le quitó la mano a Blaise del abdomen y él gruñó de dolor. Era una herida muy profunda que probablemente había dañado órganos internos. - Si no curamos ya a este chico morirá. - De inmediato varios profesores se pusieron con él. Y le indicaron a las chicas que se fueran. Mientras tanto, en aquel pasillo, Draco y Cedric corrían tras el mortifago.

- ¡Es Bellatrix! - Dijo Draco. - ¡Petrificus totalus! - Su tía se quedó inmovilizada y cayó al suelo. Draco sonrió victorioso y se acercó a ella. Antes, Cedric y él, se pusieron un hechizo protector, ya que sabía con certeza que su tía era experta en magia no verbal. Cuando llegó, la pelinegra le sonrió, e intentó hacer un hechizo no verbal. Pero gracias a que estaban protegidos no les pasó nada. Draco no pudo evitar sonreír.

- ¿Qué pasa tía? ¿Que no puedes hacernos daño? Vaya, que pena.

- Te juro que la próxima vez que vea a Granger, la torturaré hasta que me suplique que pare. Y luego la mataré. - Dijo su tía, que sí que podía hablar.

- Eres una zorra, una mortífaga que lo único que quiere es atención, matando a personas inocentes y disfrutando plácidamente de verlas sufrir. Mereces morir. - Su tía rió.

- ¿Quién es Granger para ti? - Preguntó su tía.

- Es mi novia, y espero que mi futura esposa. Y tú, no disfrutarás el placer de verla en la familia. Porque estarás pudriéndote en las celdas de Azkaban, y ojalá te maten. - Cedric estaba allí, sin hacer nada, solo escuchaba. - Iré a visitarte todos los días para recordarte que estarás ahí el resto de tu vida, que no volverás a ver la luz jamás, para que recapacites de todo lo que has hecho en tu mierda de vida, y los dementores se queden con tu alma poco a poco. - Draco se había agachado junto a ella y la había agarrado del cuello. - Encima, encima tienes los cojones de plantarte aquí, y torturarla de nuevo, matar a todo el que se te cruce por delante. ¿Ves esto? - Sacó la varita de su tía, que anteriormente le había quitado con un hechizo. La rompió ante sus ojos y la tiró a una esquina del pasillo. - ¿Ahora que tienes? Nada, eres una traidora. - Dijo Draco agarrándola del pelo y apretando la mandíbula.

- El único traidor aquí eres tú, a la pureza de sangre. - Draco rió, levantó la cabeza de su tía unos centímetros del suelo, agarrándola del pelo.

- Iros tú, papá, y todos, con vuestros ideales de la pureza de sangre, al infierno. - Le susurró al oído. Dejó caer la cabeza de su tía haciendo que se diese un fuerte golpe en el suelo. Se levantó y le apuntó con la varita. - Iros todos de Hogwarts, ya. Estáis acabados ¿No lo veis? - Le quitó el hechizo y su tía se puso de pie. Le miró con asco y luego desapareció. Draco miró a Cedric y él le felicitó. Hermione, que estaba con Astoria detrás de una esquina, habían escuchado todo lo que Draco le había dicho a su tía. Incluso cuando dijo que Hermione sería su futura esposa. Al escuchar eso la castaña no pudo evitar emocionarse y que un par de lágrimas cayesen de sus ojos. Cuando Draco y Cedric giraron la esquina y se encontraron a las dos chicas, miraron a Hermione, que tenía una lágrima resbalándose por la mejilla. Draco lo miró extrañado.

- ¿Qué ocurre? - Dijo el oji gris.

- Mejor que te lo cuente cuando estéis solos. - Él asintió y besó a su chica. Respiraron profundamente, se habían ido. Por ahora. Podrían respirar unas semanas de paz hasta que volviesen. Bajaron a la entrada y llevaron a todos los heridos a la enfermería. Los aurores llegaron y se llevaron los cuerpos de los mortífagos y los que estaban aturdidos se los llevaron a Azkaban. Increíblemente, nadie había muerto. Los mortífagos venían sin mucha práctica, y todos los alumnos habían sabido defenderse perfectamente. Astoria, Hermione, Draco y Cedric, se encontraron en el pasillo a Ginny, Ron, Harry, Pansy y Oliver. Hermione corrió hacia su mejor amiga y se abrazaron. Luego Pansy se acercó a la castaña y le tomó las manos.

- Hermione, ¿Cómo estás? - Esto dejó sorprendidos a la castaña y a todos sus amigos. - Chicos, yo quiero disculparme, por cómo me he comportado todos estos años, hoy me he dado cuenta del valor de un equipo, del apoyo y el cariño. Perdonadme por todo el daño que os he causado. - La pelinegra rompió a llorar y todos sus amigos se acercaron a abrazarla. Slytherins y Gryffindors, abrazándose y apoyándose, se habían dado cuenta del valor de la amistad. Dejaron de lado sus diferencias, y pusieron todo su amor y cariño. Al fin y al cabo, eran un equipo irrompible. Ríeron al darse cuenta de lo que estaban haciendo.

- Quién lo diría. Gryffindor y Slytherin. - Dijo Draco. Todos volvieron a reír bajo las lágrimas. Luego todos se abrazaron, y siguieron ayudando a recoger los escombros y trasladando a los alumnos de la sala de menesteres a la enfermería. Draco tomó a su madre de la mano, y la bajó a la entrada de Hogwarts, donde estaba Hermione esperando. - Mamá, no puedes volver a la mansión Malfoy, allí estará papá. Los padres de Hermione tienen una segunda residencia en Londres muggle. Allí no te encontrarán. Mamá por favor, hazlo por mí. - Su madre asintió. Se dirigió a Hermione y le agarró las manos con cariño.

- Hermione, eres una bruja inteligente, valiente y preciosa. Cuida de mi hijo, por favor. Cualquier cosa que te haga me mandas una lechuza y te juro que yo misma vendré y le regañaré. - Hermione rió y abrazó a su suegra.

- Gracias señora Malfoy.

- Narcissa, llamame Narcissa, o Cissa. - Ella asintió. Luego se volvió hacia su hijo.

- Mamá mándame cartas todos los días o te juro que me enfadaré. - Dijo Draco.

- Lo haré, de verdad. - Dijo ella. Hermione le entregó unos papeles con la ubicación de la casa y la información de esta. Los tres se abrazaron, y Narcissa salió de la puerta del castillo, rumbo a Londres muggle. Draco y Hermione la vieron partir.

- Amor, tienes que ir a la enfermería, deberían de revisarte el antebrazo y las heridas del torso. - Dijo Draco. Hermione le miró.

- Está bien. - Ambos fueron juntos a la enfermería, ya no les importaba que la gente viese que estuvieses juntos, al fin y al cabo los mortífagos lo sabían. Cuando llegaron, había bastantes alumnos en camillas, dormidos, con heridas graves. Madame Pomfrey la atendió de inmediato, la tumbó en una camilla y le quitó la camisa. Revisó sus heridas, le dio unas pociones bastante potentes, que hicieron que las heridas de su cuerpo desaparecieran al instante, excepto la palabra del antebrazo. La enfermera le quitó la venda, le limpió la sangre, la curó y la desinfectó. Hizo una mueca al ver lo que le había escrito Bellatrix. Le dio una poción para que que cicatrizara, y así hizo. La palabra seguía ahí, en forma de cicatriz, pero estaba y se quedaría ahí. Hermione le dio las gracias a la enfermera, luego le hizo una ligera revisión a Draco, que tenía algunos cortes y moretones, pero nada importante. Se había hecho un corte en la mejilla, que le quedaba bastante bien, según Hermione.

- ¿Y Nott? - Hermione dirigió la mirada hacia una de las camillas, estaba lleno de cableados por todos lados. - Dios mío...

¿Malfoy? ¿Granger? | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora