¿Malfoy? ¿Granger? | Dramione

pesadillas.

Y con una mirada cómplice, Draco desapareció de allí, para aparecer en el despacho de Dumbledore. Él lo recibió con una sonrisa.

- Muchacho, hoy tienes patrulla con la señorita Granger. Así que váyase por que comenzarán en cinco minutos. - Dijo el director. "Mierda, las patrullas" Él asintió y salió del despacho de este, bajando por las escaleras, encontrándose a una Granger furiosa.

- Ni puntualidad tienes. - Escupió la castaña.

- Oh Granger por favor, vive y deja vivir. - Dijo él mientras reía sarcástico.

- Aplícatelo querido. - Él rodó los ojos.

- ¿Tienes respuesta para todo cierto? - Ella asintió. "Slytherin". Pensó el rubio. Después de recorrer la mayoría de los pasillos subieron a la torre de astronomía. Hermione subió las escaleras y un recuerdo muy fugaz atravesó su mente, "unos ojos grises como el Mercurio" Pensó ella, luego miró a Draco. "No, no puede ser, él no." Rió ante ese pensamiento. - ¿De qué te ríes? - Preguntó él.

- De nada. - Se encogió de hombros y se acercó a la barandilla de la torre, que aún tenía ciertas partes derruidas. Miró la luna y respiró profundamente, para luego soltarlo.

- Granger no tenemos toda la noche. - Comentó Draco a sus espaldas. Ella se dio la vuelta y bajaron la torre, con la intención de seguir patrullando unos diez minutos más. Al terminar, ambos volvieron a la torre, reventados de la patrulla, cuando entraron Hermione se dirigió a la cocina a por un vaso de agua. - ¡Granger! - Ella giró la cabeza extrañada y casi escupe el agua al verlo allí plantado con la camisa desabrochada. "Hermione, ¿qué haces?" Pensó ella. Se sentó en el sofá cuando él se lo indicó con la mirada.

- ¿Qué quieres? - Draco frunció el ceño.

- ¿Qué te hace pensar que quiero algo de ti? - Dijo él.

- Ah. No sé, continúa.

- Bien, a partir de hoy Blaise me cubrirá en las patrullas. Tengo cos... - Hermione se levantó del sofá y asintió. El rubio la miró intrigado.

- Vale, genial. - Repondió la castaña.

- ¿No te importa? - Hermione soltó una risa sarcástica y comenzó a hablar mientras llevaba el vaso a la cocina.

- ¿Por qué iba a importarme? Verás, tendré una buena compañía, me reiré, no tendré que soportarte, es todo positivo. Así que sí, me da igual. Sea lo que sea que tengas que hacer es simplemente una excusa para no tener que acercarte a mi. - Dijo Hermione escupiendo veneno en cada una de sus palabras. Draco suspiró, deseaba besarla, deseaba agarrarle de la cintura y decirle todo lo que había sucedido, el obstáculo que se había puesto entre ellos y que sin duda sería difícil de derrumbar. Pero no podía, era eso, o verla morir, y él no estaba dispuesto a ello.

- Perfecto. - Se levantó, subió las escaleras, entró a su habitación y la cerró de un portazo, para luego derrumbarse en la cama, se metió al cuarto de baño, se duchó, y se metió en la cama, cerrando los ojos, intentando dormir.

*3 a.m.*

Hermione, abrió los ojos sobresaltada, cuando escuchó gritos y un llanto ahogado.

- ¿Draco? - Se susurró a sí misma, salió de la habitación despacio, pero al ver cómo los gritos y los llantos aumentaban, aceleró el paso hasta abrir la puerta de su habitación. Dirigió sus ojos a la cama del rubio, tenía cara de sufrimiento, los ojos hinchados y la cara llena de lágrimas, tenía gotas de sudor alrededor de su frente; pero estaba dormido, definitivamente estaba teniendo una pesadilla. Se acercó a su lado de la cama y se quedó allí, de pie, decidiendo que hacer mientras escuchaba sus llantos. Sin pensar más se agachó a su altura y le tocó el hombro desnudo, pero el no reaccionaba. - Malfoy. - Se removió, pero nada. - Malfoy despierta joder. - Dijo alzando un poco más la voz. El chico abrió los ojos, inyectados en sangre, un gris oscuro, sin brillo.