15: Jamás me iré.

262 36 1
                                    

Capítulo 15:

Jamás me iré.

PABLO.

- Mi amor, me tengo que ir -le dije al ver que no me soltaba.

- No. No te vayas. Quiero que estés conmigo.

- Jamás me iré entonces -acepté acercándola a mí para fundirnos en un fuerte abrazo.

- Pablo, qué bueno que sigues aquí -exclamó la mamá de Gloria bajando por las escaleras.

- Sí, señora, su hija que no me deja irme -respondí fingiendo fastidio, mientras que las dos reían ante mi actuación, y Gloria me soltaba un golpecito en mi hombro, a modo de reclamo.

- Que se quede, ¿Verdad, mami?

- Claro, hija, si él quiere sí -dijo aún riendo, y más por las caras que Gloria hacía.

- ¿Me necesitaba para algo?

- Solo para que te quedes con ella, por favor. Me salió un imprevisto, y me tengo que ir de inmediato.

- Ya me iba a quedar aquí, así que se puede ir tranquila, que aquí yo la cuido muy bien -le dije con una sonrisa, mientras que apretaba más a Gloria contra mí.

- Bueno, entonces yo me voy. Los dejo, muchachos-avisó, acercándose a despedirse de nosotros dos con un beso, antes de comenzar a caminar hacia la puerta de la casa, y así salir de la casa.

Se fue la mamá de Gloria, y nosotros nos quedamos en la sala, abrazándonos y dándonos amor. Nunca me aburría al estar con Gloria, siempre ella tenía algo de qué hablar, y lo que más me entretenía eran sus formas de decir las cosas y de siempre hacer algo divertido. Podía pasarme horas, días, meses viéndola hacer cosas sin importancia, porque con tan solo eso, hacía que me idiotizara y que cada vez más me enamorara más de ella. Su compañía le hacía tan bien a mi corazón... Se me quitaba cualquier dolor, los problemas desaparecían, las preocupaciones se volvían risas, los miedos eran olvidados. Sus besos eran mi mejor medicina; eran mi vitamina, los que me llenaban de energía y de fuerzas para seguir viviendo, y para soportar cualquier cosa que se presentara.

No hablábamos de un tema en específico, o de algo importante, solo eran trivialidades y hasta eso lo disfrutaba tanto. Luego de habernos estado riendo por un chiste malo de Gloria, nos quedamos cada quien pensando sus propias cosas, mientras ambos mirábamos hacia el frente. Iba a comentar algo, cuando Gloria se adelantó a hacerme una pregunta que me desconcertó... No tanto por lo que era, sino por la actitud que tomó ella de repente al hacerla.

- Pablo... ¿Cuándo fue que te enamoraste de mí? -cuestionó con el ceño fruncido, mientras se giraba hacia mí.

- ¿Por qué esa pregunta?

- ¿Me vas a responder con otra pregunta? No se vale así.

- Casi casi desde que te conocí. Sí, justo en el momento que te tuve frente a mí, me causaste no sé qué dentro de mí -respondí con una sonrisa, recordando el momento justo en que la tuve frente a mí por primera vez, y que desde ahí, me cautivó con su impactante belleza- Obviamente ahí no sabía lo que estaba sintiendo, pero cuando empezamos a convivir más, descubrí que aquello que provocaste en mí, era el sentimiento más bueno y puro que existe: el amor

- ¿Y por qué si estabas tan seguro, nunca me dijiste nada, Pablo? -. Se alejó, y se sentó a un lado, cruzada de piernas.

- No tenía caso. Tú te veías tan enamorada de tu marido, y era él que todavía está casado contigo. Me volví tu amigo, y tú me contabas lo feliz que eras a su lado, lo mucho que lo amabas... Y yo no podía decírtelo, porque no quería causarte alguna incomodidad.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora