02: Gracias por existir.

426 25 13
                                    

Capítulo 02: 

Gracias por existir. 

GLORIA.

Viernes por la mañana y me despierta un olor maravilloso a comida. Me muero de hambre y decido bajar a ver qué es lo que huele tan delicioso. Bajo y encuentro a Armando preparando hot cakes junto con huevo revuelto y salchichas picadas. Me acerco hacia él y lo abrazo de la espalda.

— Muy buenos días, mi amor —lo saludo con un beso en la mejilla.

— Hola, corazón. Siéntate, ya casi está el desayuno —dijo Armando terminando de servir el huevo. Me dirigí al comedor para comenzar a poner la mesa para ayudar un poco. Armando sirvió y ambos empezamos a desayunar en silencio. Al terminar, levanté la mesa y me dirigí al fregadero para lavar los platos sucios del desayuno mientras que Armando limpiaba la mesa. Estaba terminando de secar un plato cuando siento unas manos que rodean mi cintura. Acercó su boca a mi cuello mientras dijo:

— ¿A dónde quieres salir hoy? Tú mandas

— Vamos al teatro —dije con entusiasmo

— Gloria, sabes que no me encanta la idea de ir a ver una simple obra —protestó Armando.

— Ninguna obra es simple, que tú no sepas apreciar ese arte es muy tu problema Armando, y es una lástima que te pierdas de algo tan maravilloso —reclamé llenándome de enojo.

— Hey, no te enojes —dijo Armando dándome la vuelta para verme a la cara.

— Es que no puede ser que pienses así, Armando. Estás mal —. Salí del comedor y fui hacia mi habitación.

Tal vez es algo muy simple por lo que me enojé, pero para mí no es ninguna tontería como lo es para Armando. Me enoja que siempre hable del teatro como si fuera lo más aburrido del mundo.

Decido tomar un ducha para calmar un poco mi disgusto. Abro el grifo y espero a que el agua se regule. El agua siempre logra relajarme y me ayuda a pensar bien las cosas. No tenía ni la más mínima idea de cuánto tiempo es que llevaba ahí dentro, pero suponía que había de ser bastante pues veía cómo los dedos de mi mano estaban completamente arrugados. Cerré el grifo y tomé mi toalla para salir del baño. Al salir, me encuentro a Armando sentado en la orilla de la cama con la cabeza entre las manos mirando para el suelo. Decido ignorarlo, pero él se percata de mi presencia y se acerca a mí.

—Amor, perdóname, no quise hacerte enojar —disculpó, tomándome de la barbilla.

— Está bien, Armando.

— No, perdóname bien.

— Te perdono, ya. Hagamos de cuenta que no sucedió nada.

— Bueno, dime, ¿A dónde quieres salir?

— Vamos al cine —sugerí esperando a que esa respuesta fuera aceptada.

— Vamos al cine entonces —aceptó sonriente.

Después de casi dos horas de película, salimos tomados de la mano demostrándonos nuestro amor sin importarnos quién nos pudiera ver. Después del cine, nos dirigimos a mi restaurante favorito y disfrutamos de una hermosa velada romántica. El día se me fue volando, feliz y a lado del hombre que más amo. Llegamos a casa los dos agotados, y caímos rendidos en la cama.

Tres meses después...

Espero ansiosa a Simone con los papeles que le pedí que recogiera. Veinte minutos de retraso y no podía más con la curiosidad. El timbre sonó y corrí a abrir la puerta. Simone entró de inmediato y solo nos quedamos viendo fijamente la una a la otra, hasta que yo hablo:

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora