09: ¿Quién es el herido?

251 33 7
                                    

Capítulo 09: 

¿Quién es el herido?

GLORIA. 

Ese mismo miedo incontrolable de antes, volvía a mí. Temía demasiado por mi vida, y obviamente, también por la de Pablo. Armando podía decir misa, pero nosotros no teníamos ninguna garantía de su palabra, que ya había perdido tanto valor con sus acciones tan torpes. 

— Armando, te pido perdón si te lastimé, pero por favor, suéltame ya, que me estás lastimando —pedí a como pude, pues de tanta fuerza que Armando ejercía sobre mí, estaba comenzando a faltarme el aire y cada vez me desesperaba más.

— Ay, Gloria. Las cosas no son tan fáciles como tú crees, y no sirven de nada si los dices en tu condición, buscando una salida. No, mi amor. Si en verdad te arrepintieras, deberías de haberlo dicho antes, no ahora. Pero como siempre, el orgullo te ganó, corazón.

— Me ganó el amor por mí misma —respondí con enojo. «No te hagas mensa, Gloria. ¿Cuál amor propio? Como si esa cosa existiera en tu vida» —pensé lo último. 

— Bueno, lo que sea que haya sido, según tú. Lo que ahora importa es que no será tan fácil que te perdone... Más bien, que los perdone —dijo Armando mientras él y yo volteábamos a ver hacia donde estaba Pablo, pero no, él no estaba allí ni alrededor.

A Armando parecía no importarle si Pablo estuviera ahí o no, pero a mí sí, muchísimo. Tenía miedo por si le llegaba a pasar algo con la herida que tenía. Sentí una fuerte opresión en todo el pecho, por el hecho de que Pablo me hubiera dejado sola con Armando. Creía un completo cobarde a Pablo, por haberse marchado. Qué gran sorpresa y susto me daría el "cobarde" de Pablo.

— Bueno, al parecer tu fiel enamorado te dejó sola. ¿Aún sigues creyendo que ese imbécil le va a hacer bien a tu vida?

— ¿Y tú si me lo vas a hacer? Por favor, cualquier persona es mucho mejor que tú. Dudo que haya alguien tan asqueroso como tú lo eres. 

— Si me dejas, te puedo asegurar que será así. Date cuenta, Gloria. Pablo es un completo cobarde, no te... —Armando se calló, pues recibió un fuerte impacto en la cara que hizo que me pudiera soltar de su agarre.

El golpe que le dio fue tan fuerte, que Armando terminó en el piso, donde en realidad debía estar. Se levantó lleno de coraje y devolvió el golpe a quién lo había golpeado primero. Y comenzó la pelea entre aquellos dos hombres, ambos se golpeaban sacando todo el dolor y el coraje que ambos sentían hacia el otro. 

Yo estaba en shock, no sabía ni qué hacer. Obviamente, no me imaginé que Pablo volvería aquí. Todo pasó tan rápido, que tampoco pude percibir su llegada hasta cuando golpeó al idiota de Armando. Ese hombre no golpeaba a Armando nada más porque sí, lo golpeaba por mí... Otra vez ese sentimiento de culpa que tanto odiaba, volvía a mí, como casi siempre últimamente. 

— ¡Pablo! ¡Armando! ¡Ya cálmense, por favor! —grité, pero como era de esperarse, no me hicieron caso.

— Gloria, vete de aquí. Ve a pedir ayuda, no sé, haz algo, pero vete de aquí en este momento —ordenó Pablo antes de darle un golpe en la nariz a Armando, que hasta a mí me dolió tan solo de verlo. 

Esta vez sí le hice caso a Pablo, pero igual me sentía una completa inútil, no sabía qué hacer. El miedo tan grande que sentía no me dejaba ni pensar con claridad. Me temblaban las manos cada vez que estaba parada frente de una casa para tocar la puerta y así pedir ayuda. Sabía que tendría que ir a la casa de Armando a buscar un teléfono, pero el miedo a otra trampa puesta por él no me dejaba caminar. Me armé de valor y entre a la casa. La vez anterior que había entrado, no había prestado atención a mi alrededor. Pero esta vez sí, pues analicé la casa con miedo a encontrarme algo, y lo que me encontré me hizo sentir un frío que me recorría la columna y que e erizaba la piel.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora