29: Noticias.

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Capítulo 29:

Noticias. 

GLORIA.

— Ten —le dije entregándole una toalla para que se secara— Que fuerte está la lluvia, ¿No? 

Me alejé un poco para dirigirme hacia la ventana y mirar a través de esta. El agua caía a cántaros, provocando un relajante sonido cuando chocaba con algo. El vidrio de la ventana estaba empañado y con algunas gotitas de lluvia en el. A pesar de que tuviéramos todas las puertas y ventanas cerradas, entraba ese maravilloso aroma a tierra mojada, del cual muchos nos declarábamos fans. Me alejé de la ventana en cuanto vi un rayo en el cielo, y segundos después se escuchó un fuerte trueno que me sacó un grito de terror. 

— ¿Qué pasó? ¿Te asustaste, mi amor? —preguntó Pablo lo obvio, mientras que se acercaba a mí, riendo. 

Tenía en las manos una toalla seca, la cual puso sobre mis hombros, mientras que frotaba la tela en mi cuerpo para secarme y darme un poco de calor, porque estaba temblando de frío. Me estrechó entre sus brazos, y me terminó de cubrir con un pequeño pedazo de su toalla que sobraba, haciéndonos quedar más juntitos los dos. 

— Pablo, en el restaurante quedamos en que cuando llegáramos a la casa me dirías qué fue lo que hablo contigo Lucía —le recordé, al mismo tiempo que alzaba la cara para mirarlo a los ojos. 

— Sí, tenemos que hablar. Ven, mejor vamos a sentarnos aquí —. Me jaló del brazo, llevándome hacia el sillón que estaba frente a nosotros para sentarnos ahí. 

— No entiendo por qué me dijiste que lo que me dirías me afectaría, ¿Tan grave es Pablo?

— Sí, lo es. Si no fuera así, créeme que no daría tantos rodeos antes de decirte. 

Sentía ansiedad, intriga, curiosidad y miedo. Deseaba saber qué era lo que me pondría mal, pero a la vez tampoco quería saber por miedo a que realmente fuera algo muy malo. Ya debería de estar acostumbrada a las malas noticias, pero nunca me lograba calmar o preparar lo suficiente para escucharlas. Lo que tenga que tronar, que truene. 

— Bueno, al inicio de la llamada me preguntó cómo estaba y cosas así, además de preguntarme por qué había huido el día que me la encontré en el supermercado —habló, mientras que yo trataba de mantener la postura— Me... Me dijo que me amaba —. Con sus palabras, sentí la primera sacudida en el cuerpo y en el alma—, que haría todo lo posible porque yo volviera a su lado, y si eso implicaba tener que decirnos la verdad, lo haría con tal de alejarte de mí con eso —dijo soltando una risita irónica, y yo solo lo veía con una cara que de seguro reflejaba mi desconcierto, o tal vez tenía pegado en la frente un gran signo de interrogación— Ya sé, yo puse esa misma cara cuando me lo dijo. 

No conocía a esa mujer, pero algo en mi corazón me decía que no era una buena persona. La carta que me envió, el cinismo que tenía con Pablo... Y lo de mi ilusión, que no se me hacía que fuera una simple casualidad que ella fuera la mala de la historia. Así como sentía la fuerte corazonada de que no era una buena persona, así sentía otra corazonada de que esa mujer de verdad era capaz de hacer cualquier cosa con tal de tener otra vez a Pablo con ella. 

— ¿Y de que verdad hablaba? ¿Qué es lo que tenemos que saber según ella? —pregunté, con más nudos en mi cabeza que otra cosa. 

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora