16: Puede ser amor.

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 Capítulo 16:

Puede ser amor.

PABLO.

Desperté en cuanto sentí que mi brazo me hormigueaba por un peso que tenía encima. Giré mi cabeza, y pude ver la imagen más hermosa que haya visto en mi vida. La cabecita de Gloria descansaba sobre mi brazo, y en su rostro estaba una expresión de completa tranquilidad. Su pecho subía y bajaba con delicadeza, y su respiración era tan controlada y serena. Su carita así al natural, dormidita, era tan hermosa, que me hacía querer comérmela a besos. Y no me resistí, acerqué mi boca a su rostro, y comencé a llenarlo de besos, esperando que así se despertara, pero ella seguía plácidamente dormida. Me pasó una idea por la cabeza, y besé ahora sus labios, y de inmediato sentí cómo me correspondía el beso, y antes de dejar sus labios, dejé un pequeño mordisco en su labio inferior

— Auch —se quejó por el escaso dolor que le había causado la mordida.

— Tú te lo buscaste porque no te despertabas —me justifiqué, fingiendo inocencia.

— Es que me hiciste daño —chilló haciendo un puchero, mientras que se tocaba el labio, que había quedado ligeramente hinchado y rojito.

— Perdóname, mi amor —me disculpé, dando un besito en el área afectada, y después uno en su mejilla— ¿Quieres algo de desayunar, mi vida? —pregunté, levantándome de la cama.

— Me muero de hambre, vamos —aceptó levantándose también de la cama, pero yo me apresuré a llegar a su lado y así ayudarle.

— Mejor te ayudo, que luego te me quiebras, porque estás muy chiquita —dije tomando con fuerza de su cintura mientras bajábamos por las escaleras.

— Cálmate tú, el grandote —se burló.

— Sí, mira, estás muy chiquita —contesté parándonos a la mitad de las escaleras, y haciendo que se girara y quedara frente a mí... Y sí, apenas su cabecita llegaba un poco abajo de mi pecho— ¿Ya ves que estás chiquita, mi amor?

— El que esté chiquita no significa que no te pueda maltratar si me sigues molestando, eh —amenazó en tono serio, pero sabía que solo era una broma, por lo que los dos nos echamos a reír después de eso— Oye, ¿Qué tienes? Como que andas de muy buen humor hoy, ¿No?

— Mmm, puede ser amor  —respondí, para después besar sus labios por unos segundos, al final de las escaleras.

Terminamos de bajar, y fuimos hacia la cocina. Ahí nos encontramos a la señora Gloria, que estaba preparando el desayuno. Le ayudé a Gloria a sentarse, y fui con su madre para ayudarle a preparar el desayuno. Entre los dos, estuvo todo mucho más rápido, y pudimos sentarnos a comer la delicia que había preparado. Debo confesar que en mi vida había probado comida más rica que la de la señora Gloria, o también la de Gloria... Sí, ni siquiera la de mi madre la podía llegar a disfrutar tanto, como la de ellas.

Cuando terminamos de comer, igual ayudé con la limpieza, y una vez terminada, fui a la sala en busca de los medicamentos de Gloria. Se los acerqué para que se los tomara, y después le apliqué la inyección, solo que esa vez sí se dejó que se la pusiera a la primera y sin hacer berrinches. 

— Guapo, ¿Te parece si vamos afuera? —preguntó Gloria en cuanto dejamos todo listo y limpio. 

— Me parece perfecto, vamos —respondí antes de ir por ella a su asiento, y después dirigirnos hacia la puerta que daba para el patio. 

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora