21: Disculpas.

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Capítulo 21:

Disculpas. 

GLORIA.

Luego de terminar mi pintura, la cubrí con un protector especial y la dejé ahí en cuanto dirigí mi mirada hacia la ventana que dejaba ver la oscuridad que asechaba. Reparé todo el lugar, mirando a mi alrededor, observando todo lo que había por última vez. Me levanté del banquito en donde estaba sentada y caminé hacia la salida del sótano. 

Llegué a la sala y me senté en el sillón que daba a la ventana cerca de la puerta principal. Estaban los demás carros y motos, pero no el de Pablo, y eso hacía que la angustia volviera a mí. 

Me preocupaba ahora también el que le hubiera pasado algo en el camino a casa, y que por eso no hubiera podido llegar, y no por mis tontas suposiciones de alguien insegura. Mi corazón empezó a latir con fuerza, haciendo que ese miedo siguiera creciendo en mí, hinchando de preocupación a mi corazón. 

Me puse en pie para ir a la habitación en la que había estado con Pablo, en busca de mi teléfono, que había dejado sobre la cama de ahí. Lo tomé de donde lo había dejado, y caminé rumbo a mi habitación, mientras que desbloqueaba el celular para marcar al número de Pablo. 

Un timbrazo...

Dos timbrazos...

Tres timbrazos...

Cuatro timbrazos...

Buzón. 

Nada, no atendió la llamada. Ni la primera, ni las siguientes cinco que marqué, esperando que respondiera a ellas. Dejé un mensaje en su chat con un simple: "Pablo, ¿Estás bien?" Y bloqueé el teléfono, antes de lanzarlo a un lado de donde estaba sentada. 

No quería pensar en tragedias, pero simplemente mi corazón y mi cabeza enamorados, no me dejaban hacerlo. No creía que mi madre le hubiera encargado demasiadas cosas a Pablo para que se tardara tanto por estar buscándolas o algo así; tampoco creía que podía deberse al tráfico, pues generalmente entre semana solía estar demasiado tranquilo, y el camino a casa no era más largo de 10 minutos. 

Tal vez le había pasado algo. Tal vez se haya reencontrado con Lucía. Tal vez se fue a pasear a un lugar en donde pudiera despejar su mente... O tal vez se fue, así sin más. 

Esas cuatro ideas me rondaban en la cabeza, y me era imposible sacármelas. Lo que más me confundía de todo era la actitud que yo estaba tomando ante esa situación... Nunca una simple demora me hacía tener tanto miedo ni inseguridad. "Inseguridad". Era eso. 

Más que las otras tres, me mataba el hecho de imaginar que Pablo se encontrara con su ex novia. Podía ser que solo se vieran para saludarse y preguntarse cosas comunes. Pero también existía la posibilidad de que, como Lucía escribió en el mensaje que me envió, esta vez Pablo se asegurara que realmente la quería a ella y no a mí. Que lo que sentía por mí había sido un simple capricho o una simple tentación, como lo dijo Lucía... Y que al estar de nuevo frente a ella, pudiera comprobar que yo no significaba absolutamente nada para él, que nunca sintió nada por mí, y que yo quedé como una estúpida por confiar a ojos cerrados en él. 

Me regañé internamente por estar pensando en esas cosas, y me dirigí hacia el baño de mi habitación. Entré y comencé a despojarme de mis prendas, para después abrir a la llave de la regadera y dejar que el agua corriera un poco antes de meterme en ella. Dejé que con el agua, esos pensamientos se borraran de mi cabeza... Y a la vez, sentía cómo el agua se llevaba unas cinco palabras que me pesaban. 

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora