OYH| Katania Stilinski es una chica normal de dieciséis años. Cansada de mudarse continuamente por el trabajo de sus padres, les suplica que la dejen irse a vivir con su primo y tío favorito a Beacon Hills.
Jamás se imaginó las aventuras que har...
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—¿Qué estamos haciendo aquí?
Cavando tu propia tumba, Scott, digo-
—Ya verás —respondo palmeando su hombro.
Estamos fuera de la escuela. Luego de agradecerme por salvarle del entrenador, descubrimos que Allison es su ancla porque —y recito las palabras de Scott— la ama y está enamorado de ella.
Ahora sufrirá más que cuando Stiles le lanzó pelotas de lacrosse. Pero él aún no lo sabe, solo que tengo un plan, le traerá problemas y tendrá dolor físico, pero no sabe cuánto.
Lo bueno es que sanará, ¡yeii!
—Muy bien —miro a Stiles y asiento, el tipo ya salió de su camioneta—. Quédate ahí —le digo a Scott.
—¿Tienes las llaves? —mi primo ya sabe del plan porque se lo conté en el almuerzo, cuando Scott no estaba.
El hombre lobo saca las llaves y Stiles se las acomoda para que se vean en su mano. Miro hacia atrás, donde están cuatro chicos hablando entre sí y todavía no nos vieron o simplemente nos ignoran.
—Pase lo que pase, piensa en Allison —le digo mirándolo—. Busca su voz, como en ese juego. ¿Entendido? —él asiente pero con cara de idiota confundido—. Bien, sigue sosteniéndolas así.
Miro a Stiles y asiento. Caminamos hacia la camioneta negra y él saca sus llaves pasándolas por el auto y rayándolo en el acto. Nos alejamos, quedando cerca de los cuatro tipos y un poco lejos de Scott.
—¡Oye, amigo, ¿que le acabas de hacer a esa camioneta?! —exclamo señalando a Scott que está con cara de idiota y luego miro a los cuatro chicos que voltean a verme por mi grito.
Miran la camioneta y terminan viendo a Scott, quien sigue sosteniendo sus llaves como tonto.
—¿Qué demonios? —el dueño del auto se acerca a Scott, que rápidamente guarda sus llaves y niega con la cabeza, sin poder hablar.
Eso no impide que el rubio lo golpee, hago una mueca, al igual que Stiles y veo como Scott intenta taclear al chico, pero éste le pega un rodillazo en la cara. Los cuatro sujetos comienzan a golpear y patear a Scott.
Si no supiera que puede sanar, estaría preocupada de que lo mataran, pero bueno. El pulsómetro comienza a hacerse cada vez más rápido y temo porque se convierta e intente matar a los cuatro chicos.
Vamos, tú puedes.
—Eso no está bien —comenta Stiles viendo como golpean a su amigo.
—Sanará —murmuro tragando saliva.
Pobre Scott.
Su ritmo cardíaco sigue aumentando y estoy a nada de parar todo para que dejen de golpearlo pero no porque esté preocupada por Scott, temo por la vida de esos chicos.
