OYH| Katania Stilinski es una chica normal de dieciséis años. Cansada de mudarse continuamente por el trabajo de sus padres, les suplica que la dejen irse a vivir con su primo y tío favorito a Beacon Hills.
Jamás se imaginó las aventuras que har...
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Leer sobre los malos chistes de Isaac alegran mis días, en serio, no sé de donde saca tan malos chistes que me hacen reír a carcajadas (por los malos que son, no porque sean graciosos, al menos algunos sí lo son). Como sea, justamente ahora me encuentro charlando con él por mensajes, tirada sobre la cama boca abajo.
Escucho el televisor de la sala donde se encuentra mi tío viendo una película, Stiles, como de costumbre estos últimos días, está en el hospital, lo ayudé a elegir un globo que le lleva de presente a Lydia, aunque seguro no la vea. Los doctores dicen que en unos días ya saldrá del hospital, por ahora le están haciendo unos estudios para confirmar que todo se encuentre en perfecto estado.
Cuando Isaac se despide, ya que debe ir al cementerio a trabajar, me estiro en la cama y salgo de mi habitación para echarme en el sofá a un lado de mi tío, apoyo mis piernas en su regazo y le quito el bowl de las palomitas, dejando algunas en mi boca mientras trato de saber en qué parte está la peli.
―¿Has terminado de hablar?
―Aja ―él todavía no cree que estoy en "algo" con un chico, pero lo toma con calma.
―¿Crees que Stiles llegue esta noche?
―Es tu hijo, deberías saber esa respuesta ―respondo con obviedad y suelta un suspiro, asintiendo con la cabeza.
―Si, lo sé. ¿Crees que no soy muy estricto?
―¿Por dejarlo que esté en el hospital? ―pregunto confundida y niego―. No lo creo. Eres un gran padre, tío Noah, es genial que lo dejes apoyar a una amiga de esa forma. No te preocupes, seguro llega en unos minutos ―le sonrío con dulcedad para relajarlo.
Es más, obligaré a mi primo a volver para no preocuparlo, si bien se resolvió lo del asesino, aún sigue preocupado y con razón, aunque él no lo sepa, los hombres lobo y cazadores siguen allí afuera.
El destino debe estar de mi lado porque mi teléfono suena con una llamada de mi persona favorita en el mundo. Le muestro a mi tío y contesto.
―Hola, hola, Romeo, ¿cómo...?
―¡Dime que estás con papá! ―frunzo el ceño.
―Eh, si, ¿qué pasa?
―Es Lydia.
Trago. Miro a mi tío que acaba de recibir una llamada por la radio de la policía y mi corazón se salta un latido.
Lydia no está en el hospital.
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Lydia desapareció, por su padre sabemos que estaba dándose una ducha, escucharon un grito y cuando entraron no había nadie. Está afuera, sola y desnuda. Todo empeora porque, según los meteorólogos, esta es una de las noches más frías del año.
