CAPÍTULO 8.

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Al llegar a mi casa lo primero que hago es dormirme un par de horas. Lo único que conseguí con eso fue que mi cuerpo se relajará y sumando los dos días anteriores haciendo ejercicio con papá y luego con Jackson, pues el dolor del cuerpo se triplicó. En este preciso momento odio a Jordan.

• No es verdad. No lo odias y si puedes volver a follártelo hoy, lo vas a hacer. •

A regañadientes comienzo a arreglarme. Un vestido ajustado rojo y en cuanto papá me vea me va a decir que se me van a salir los pechos, tacones negros, un fuerte labial rojo, un delineado dramático negro, pestañas largas y una bolsa negra con una cadena dorada.

— Así no vas a ningún lugar Marbella. — Papá cruza los brazos delante del pecho y su postura es intimidatoria.

— Papi, es solo un vestido. Es lindo. — Termino de bajar las escaleras.

— No, ni hablar. Se te van a salir los pechos. — Suelto una carcajada. Lo sabía.

Lo siento papi, es herencia de mamá. — Le doy un beso en la mejilla, aún con los tacones es quince centímetros más alto que yo más o menos.

— Marbella. — Chasquea la lengua y me sube el escote. — Así me gusta más. — Ladea la cabeza pensando. — ¿No quieres ponerte una bufanda? — Suelto una carcajada.

— No papi. — Mi nana entra.

— Jordan llegó por ti mi niña. — Le doy un último beso a papá antes de girarme con el vestido casi hasta el cuello. Jordan entra con unos jeans negros y una camisa roja hasta los codos.

— Cuídala. — Le advierte papá.

— Se lo prometo señor. — Asiente satisfecho.

— Te amo papi. — Le lanzo un beso. — Adiós nana. — Salimos de la casa.

— ¿Por qué traes el escote hasta el cuello? — Me mira ladeando la cabeza y le doy un golpecito en la mejilla.

— Papá dice que se me van a salir los pechos y me lo subió hasta la frente. — Suelta una carcajada y enciende el auto.

— No me molesta si se salen. — Se encoge de hombros despreocupado.

— ¡Oh, cállate! Aún me duele todo. — Su sonrisa es de satisfacción. En cuanto salimos de la casa me acomodó de nuevo el escote. — Me encantó estar contigo. — Giro su rostro cuando se detiene un momento y le doy un suave beso.

— Te lo dije, eres un pecado digno de cometer y espero volver a cometerlo esta noche.

— Con todo gusto. — Sonríe y sé que vamos a pasar por un estacionamiento de varios pisos. — Entra ahí. — Frunce el ceño.

— ¿A dónde?

— ¡Al estacionamiento, rápido! — Se encoge de hombros y lo hace. Toma el ticket y continúa conduciendo. — Ve hasta los últimos pisos, ahí casi nunca hay autos. — Sabe lo que pretendo y le gusta. — No te atrevas a despeinarme. — En cuanto llegamos a un piso en donde casi no hay autos me quita el cinturón al mismo tiempo que hace su asiento hacia atrás para dejarme espacio.

— Dejemos que salgan. — Suelto una carcajada cuando me baja los delicados tirantes y el vestido.

— Te mueres por volver a tenerme, ¿Verdad? — Tira de mi labio inferior y ya no me importa si me responde o no.

— ¿En dónde estaban? Llevamos una hora aquí. — Estamos en el VIP South Beach Nightlife.

Estábamos follando en un estacionamiento. — Me encojo de hombros mientras me tomo el primer shot. — Pero ya estamos aquí. — Les guiño un ojo. Como siempre el lugar está a reventar.

SOY TU PECADO. (BP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora