SOY TU PECADO. (BP #1)

CAPÍTULO 17.

— Feliz cumpleaños mi amor. — Papá entra a mi habitación con un enorme ramo de rosas y la caja de una joyería.

— Te amo papi. — Me da un beso y me muestra el collar con un dije de las olas del mar.

— Y yo a ti mi amor. — Me abraza tan fuerte que casi no me deja respirar. — Sabes las reglas para la fiesta de hoy.

— Lo sé papi. Nada de drogas o nos arrestaras a todos. Ocean y Beach estarán abajo siempre. Nadie puede entrar a las habitaciones y no quieres a ningún ebrio en el jardín por la mañana. — Asiente con una sonrisa burlona. — Papi, no es la primera fiesta que hago aquí y nadie es tan estúpido como para traer drogas a la casa del director de la DEA.

— Michael, nunca hemos tenido problemas, deja de repetirle lo mismo. — Mamá me abraza y me da un beso en la mejilla.

— ¡Vamos a llegar tarde! — Me regaña Isamar.

— ¡Lo siento, tenía que arreglarme! — Ella conduce y yo aún estoy poniéndome los botines en el auto.

— No puedo creer que hayas salido sin zapatos. — Suelto una carcajada.

Dos horas después mi auto está repleto de chocolates, ramos de rosas bolsas de regalo y más. Como todos los años no faltaron los pequeños detallitos que no sé de quién son porque les da pena entregármelos directamente.

— Gracias al cielo tenemos libre la siguiente hora o no comeríamos. — Se queja Luke.

— Discúlpame porque todos me conozcan aquí. — Pone los ojos en blanco divertido.

— ¡Será la mejor fiesta del año! — Exclaman todos al unísono y asiento con una sonrisa arrogante.

— Por supuesto nosotros tenemos que organizar la fiesta de despedida. Me voy a ir de aquí, pero dejando una enorme huella y esa fiesta lo será.

— Será una fiesta de diez organizada por los diez. — Suelto una carcajada.

— Bella. — Irina señala con la cabeza por encima de mi hombro y me giro para ver a Cameron con otro enorme ramo de rosas rojas y un enorme oso de peluche con una camiseta de Harvard.

— Para que no me extrañes cuando me vaya. — Exhalo ruidosamente y me pongo de pie para darle un abrazo. — Feliz cumpleaños hermosa.

— Soy capaz de ir a Harvard solo para follarte. — Susurro en su oído.

— Visítame cuando quieras. — Me guiña un ojo y vuelve a abrazarme. Veo el enorme oso y no sé cómo voy a llevármelo a mi casa. — Tranquila, voy a pasar a dejarlo a tu casa. Pero sabes que se me da muy bien darte sorpresas en la cafetería. — Suelto una carcajada. Se queda con nosotros un rato más, luego se va con mi enorme oso y las rosas. En mi auto creó que ya no vamos a entrar Isamar y yo. Voy a necesitar un camión de mudanza o algo así.

El profesor de Anatomía se empeñó en arruinar mi cumpleaños. Nos pidió un estúpido vídeo en alguna morgue, por suerte papá puede ayudarme en eso. Tenemos entrenamientos, partidos y demás, pero se le ocurre esa estúpida tarea.

— Disculpe. — El director interrumpe la clase. — Señorita Küchle. — Me busca con la mirada y me pongo de pie con el ceño fruncido.

— ¿Sí? — ¡Joder! No puedo estar en problemas justo hoy.

— Me pidieron que le entregará esto. — Me dice cuando salimos al pasillo y me entrega una caja.

— ¿Quién? — Frunzo aún más el ceño sin entender.

— Mi hijo. — Me deja con la boca abierta y comienza a caminar por el pasillo.

Regreso a mi asiento entre Irina y Jordan para abrir la caja. Son case para mi celular. Uno con olas del mar, otro cuando el agua llega a la arena, otro de un atardecer en la playa, otro rojo con textura de piel y en letras doradas dice Bella, otro en negro matte y en letras rose gold dice: Cuando el infierno se congele. Ese me hace reír bajito. Otro es rojo matte con un corazón negro que brilla, pero tiene cuernitos. Y aún no se terminan. Otro negro como si tuviera glitter, resaltando una rosa roja y dice Mar es hermoso. Otro transparente con rosas en la parte de abajo, pero están en llamas, uno más de mármol y el último es negro con la letra S en el centro roja. Ese me hace poner los ojos en blanco. Stephen. Al final termino con diez y son lindos, realmente me gustan. Al fondo de la caja hay una nota.