♡CAPÍTULO 29.♡

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El resto de la semana lo pasé sin saber nada del hijo de puta de Stephen, solo por stories de Instagram en donde estaba en un club en Londres divertidísimo con la que reconocí era su hermana Stephanie, dos mujeres más y cuatro hombres.

• Y eso nos jodio. •

Más de lo que quisiera aceptar. Ni un puto mensaje, mucho menos una llamada. Volví a pelear con Eliam, pero esta vez en la sala de entrenamientos de la DEA. Papá y él me repitieron que estando enojada no iba a lograr hacer nada y eso solo me hizo enojar más. Soy muy impulsiva.

Jordan sigue molesto conmigo por haber gemido el nombre del hijo de puta que ni siquiera se acuerda de mí. Preferí no invitarlo al evento de la DEA esta noche y tengo un acompañante mejor que cualquier otro.

• Ajá, es Eliam. •

Mi hermano es muy guapo y seré la envidia de quiénes no sepan que somos hermanos. En cuanto ponemos un pie en las instalaciones de la DEA comienzan los aplausos. Papá es un hombre que admiro y obvio también respeto. La seguridad es algo que nos caracteriza a los hijos de Michael y Miroslava Küchle.

— La verdad es que no te ves tan mal. — Me dice Eliam mientras bailamos y lo fulminó con la mirada.

— ¡Jamás me veo mal! — Sonríe dándome un beso en la mejilla.

— Ni pienses que vas a ir a follártelo Bella. — Me dice cuando nota que un hombre no ha dejado de mirarme.

— Ay, por favor. — Le hago un leve puchero y niega. — Entonces tú tampoco vas a ir a follarte a nadie. — Se ríe.

— Papá sacaría su arma y nos mataría si lo dejáramos en ridículo. — Asiento.

— Mejor ya no quiero.

Lo fulminó con la mirada cuando un rato después invita a bailar a una pelirroja que tiene cirugías hasta en los ojos, de eso estoy segura.

— ¿Bailas conmigo? — Me pide el hombre que no ha dejado de mirarme. Eliam me fulmina con la mirada y dejo mi copa de lado.

— Por supuesto. — Tomo su mano y su sonrisa es victoriosa.

• Es guapo y también tiene tatuajes, creó que podría servir. •

Espero por su bien que sirva.

— ¿Es tu novio? — Señala discretamente con la cabeza a Eliam. — Yo no dejaría sola a una mujer como tú.

Deberían aprender a decir otra cosa. •

— Es mi hermano. — Le sonrío y de nuevo su mirada llena de victoria. — ¿Eres miembro de la DEA? — Niega.

— Mi padre es el subdirector de inteligencia. — Asiento. — ¿Y tú?

— Mi padre es Michael Küchle. — Ahora veo la sorpresa.

Su nombre es — para mi desgracia — Stephen Hamilton.

• Bueno, si gemimos su nombre no sabrá que no nos referimos a él, punto para nosotras. •

Me cae bien y sus tatuajes que sobresalen del cuello de su camisa me están volviendo loca. También tiene veinticinco años y aunque no es Stephen Avery, al menos funcionará.

Después del discurso de papá y todo el show después de un operativo tan importante como en el que participó en Colombia le lanzo un beso a papá.

— Tú te follas a la plástica y yo al otro. — Le digo a Eliam y se muerde el labio pensando.

— Trato hecho, pero hay que salir juntos. — Suelto una carcajada.

SOY TU PECADO. (BP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora