♡CAPÍTULO 37.♡

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Una semana después me arrepentí a más no poder de haberme hecho ese tatuaje. Lo único que logré fue aumentar el ya enorme ego de Stephen Avery. Como desde el primer día en que lo conocí, esa semana la pasamos exactamente igual. Gritando, peleando, en otras ocasiones bien comiendo en su departamento, ahora la diferencia es que terminamos follando. Stephanie es aún más agradable de lo que creí, terminamos por ir de compras el fin de semana como si fuéramos las mejores amigas del mundo, por supuesto a su querido hermanito no le pareció porque sabía que hablaríamos de él.

El lunes Tristán me sorprendió al hablar bastante serio conmigo respecto a mi relación con Stephen, aunque a decir verdad no sé si podamos llamarla relación. Para todo el colegio Jordan sigue siendo mi novio y así seguirá hasta el día de la graduación, cada vez falta menos. Estuvimos esa semana planeando cada detalle de la fiesta que será en una de las propiedades de la familia de Luke.

— Hola. — Me sobresaltó al escuchar la voz de Stephen acercándose.

— ¡Joder, debes avisarme antes de venir! — Me llevo la mano al pecho.

— Siempre lo hago, ya ni siquiera deberías asustarte. — Se encoge de hombros despreocupado y se sienta a mi lado en el sofá frente a la piscina.

— Es tarde, ¿Qué haces aquí? — Niega y toma una fresa de la mesita.

— Lo mismo puedo preguntarte a ti. — Suelto una carcajada.

— Es mi casa. — Niega divertido.

— Estaba harto de Steph y se fue con mi madre a cenar.

— Ella me agrada. — Tomo una fresa y me pongo de lado para mirarlo.

— Por increíble que parezca, tú también le agradas, Steph puede ser muy celosa. — Suelto una carcajada.

— Entiendo eso, yo también lo soy con mis hermanos. — Muerdo la fresa y lamo mis labios. — Es viernes por la noche, creí que estarías fallándote a alguien.

— Pues es que eso tengo planeado hacer. — Tomo chocolate con el dedo y lo lamo.

— ¿Ah sí? — Le ofrezco mi dedo con chocolate y cuando lo lame se me escapa un jadeo.

— Por eso estoy aquí pequeña, pero realmente vengo a llevarte conmigo. — Suelto una carcajada.

— Si estoy en mi casa un viernes por la noche es porque no quiero salir. La próxima semana es la fiesta de graduación y quiero estar perfecta. — Tomo un trozo de kiwi.

— Mañana iremos al club pequeña. — Subo mis piernas a su regazo.

— Mañana si voy a donde quieras, hoy no. — Suspiro cuando me acaricia las piernas.

— Vale, entonces nos quedamos aquí. — Me encojo de hombros. No me importa que este aquí, siempre viene sin avisar.

— Estas de buen humor, ¿No?

— Tal vez, aprovecha que esto no pasa muy seguido.

— Vale. — Me siento a horcajadas tomando un trozo de fresa entre mis labios y luego me acerco a los suyos.

— ¿Por qué siempre usas falda? — Mete las manos en ella acariciando mi trasero justo en el lugar en que esta su nombre. Muerde la fresa y acaricia mi lengua.

— No siempre. — Me besa con un poco más de suavidad de lo usual y compruebo que esta de muy buen humor. — ¿Quieres nadar? — Por primera vez entramos juntos a una piscina sin que él me lancé y me sigue encantando su cuerpo tatuado debajo del agua. — No quiero terminar castigada de nuevo. — Detengo su mano antes de que me baje las bragas.

SOY TU PECADO. (BP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora