El tiempo que estuvimos en el ascensor fue algo incómodo ya que estaban varias personas y Stephen tenía una señora erección. La última señora se baja dos pisos antes de llegar al penthouse y en cuanto las puertas se vuelven a cerrar me acorrala contra el espejo para besarme. Me hace enredar las piernas en su cintura ya sin falda, en cuanto las puertas se abren en el penthouse la deja en el suelo sin dejar de besarme. Pega mi espalda a la primera pared que ve y me da oportunidad de quitarle la camiseta. Esta vez nadie nos va a interrumpir.
• Según tú. •
Alguien se aclara la garganta y Stephen me deja de besar de golpe igual de sorprendido. Ambos nos giramos para ver a una mujer de aproximadamente cincuenta años.
— ¿Nana? — Exclama aún con mis piernas enredadas en su cintura. — ¿Qué haces aquí?
• En la madrugada papi y ahora su nana. Pésima suerte. •
Resoplo y me siento un poco avergonzada. Escuchamos un grito casi de horror y vemos a una elegante mujer un poco menor que su nana.
— ¡Stephen! — Ese fue un tono de reproche.
— ¡Joder mamá! — Esconde el rostro entre mi cuello y hombro.
• ¡Hola suegrita! Pero que inoportuna. El caso es que no me dejan follarme a su hijo. •
— ¡Genial, tu madre! — Susurro entre dientes en su oído y resopla con fastidio contra mi cuello.
Les pide unos segundos para que medio me pueda vestir, pero sin bragas porque las dejo en el puto auto.
— Mamá, nana, ella es Marbella. — Me señala. — Marbella, ella es mi madre Siara Avery y mi nana Cayetana. — Resopla.
Su madre me fulmina con la mirada, pero aun así estrecha mi mano y sé exactamente quién es. Es la directora de una revista importante. VOGUE. Además, CEO de Sia Beauty, una importante marca de maquillaje que también cuenta con salones de belleza. Ahora tiene sentido todo el dinero de su familia.
— ¿Se puede saber que hacen aquí? — Les reprocha. — Nana, te dije que hoy tenías que venir en la tarde.
— ¡Tu madre quería venir a verte! — Le reclama.
— ¡Deberías estar en Nueva York!
— Creó que yo me voy. — Asiento a modo de despedida, pero Stephen me detiene del brazo.
— Tú no vas a ningún lugar, tenemos algo que terminar y nadie me va a volver a interrumpir. — Su madre abre la boca sorprendida. — Si quieren quedarse háganlo, pero si no quieren escuchar mejor vuelvan mañana. — Camina conmigo hasta las escaleras, pero la voz de su nana nos detiene.
— ¿En dónde está Eros? — Le grita.
— En casa de Marbella. — Le responde de la misma manera y escuchamos las puertas del ascensor. — Menos mal. — Me baja la falda y la deja a mitad de la escalera. — Aún me tienes que devolver a mi perro. — Pega mi espalda a una pared y vuelvo a quitarle la camiseta.
Mi blusa queda a mitad del pasillo y mi sostén en la puerta de su habitación. Me siento en la orilla de la cama para bajarle el pantalón y el bóxer, en cuanto lo hago me recibe su erección con venas palpitantes. Levanto la mirada antes de lamer mis labios y meterla a mi boca hasta donde mi garganta me deja.
— ¡Mierda! — Pone una mano en mi cabeza mientras voy de atrás hacia adelante. — Mírame pequeña. — Vuelvo a levantar la mirada y gruñe moviendo las caderas. — No tienes ni puta idea de lo hermosa que te ves con mi pene en la boca. — No dejo de mirarlo y tira de mi cabello cada vez con más fuerza. — No te muevas quiero follarte la boca.
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SOY TU PECADO. (BP #1)
Ficção AdolescenteMe presento, Marbella Küchle. 《Cruel como el diablo y bella como un ángel.》 Enero - abril 2021.