☆CAPÍTULO 40.☆

241 18 4
                                    

Después de haber pasado sábado y domingo en el penthouse de Stephen cuando llegué a mi casa el lunes después del colegio debo aceptar que todo fue demasiado confuso, papá no estaba molesto en lo absoluto, incluso parecía ¿Tranquilo?

Lo único que logré obtener de él fue un pequeño regaño sobre no haberle dicho yo misma que pasaría todo el fin de semana en casa de Irina. Hasta ese momento entendí que estuviera así de tranquilo. Jamás ha tenido problema en que me quede en su casa y Eliam uso eso a mi favor. No fue nada extraño que él si me pidiera que le contara muchas cosas. A muchos les parecería extraño e incluso enfermo que mi hermano quiera hablar de todo ese tipo de cosas conmigo, pero tampoco es como que me pida detalles demasiado explícitos.

Ese mismo día en la noche Stephen llegó a mi casa con Eros y una maleta con sus cosas para decirme que debía viajar a Washington con Stephanie y estaría fuera el resto de la semana. Recordó cuando le dije que si volvía a dejar solo a Eros no se lo regresaría. Se despidió efusivamente antes de subir a su auto e irse.

La fiesta más esperada por todo el colegio — después de mi fiesta de cumpleaños — es el sábado.

Mike tuvo que regresar a Nueva York el martes y como siempre es difícil despedirme de alguno de mis hermanos. Sé que es cuestión de semanas para que Jackson tenga que regresar a la Marina y quizá pase meses sin verlo de nuevo. Eliam siempre se queda, eso lo hace más fácil.

— Mi niña, van a venir a dejar algo para tu padre, ¿Puedes recibirlo? — Me dice mi nana y asiento. Cuando suena el intercomunicador en la cocina y por la cámara verifico que es uno de los agentes de papá abro el portón y luego lo espero en la puerta.

— Hola Bob. — Sonríe y me aparto para que entre.

— Hola Marbella, tu padre me pidió que pasará a dejarle unos documentos para el operativo en Washington. — Recibo la carpeta con un enorme sello que dice: CONFIDENCIAL. y lo dejo a un lado.

— ¿Van a viajar a Washington? — Asiente.

— Recibimos órdenes esta mañana y tenemos que viajar esta noche. — Resoplo. — Bien, tengo que regresar al cuartel.

— Hasta luego. — Lo acompaño a la puerta y asiente a modo de despedida.

Subo al tercer piso para dejar los documentos que Bob me entregó en el escritorio de papá, por primera vez veo este lugar casi vacío. La verdad hay cosas del trabajo de papá que prefiero no saber nunca.

• Papi y Stephen en Washington. •

Coincidencias de la vida. Papá llama una hora después para pedirle a mi nana que le preparé una maleta para cuatro días máximo y mientras llega yo les pongo las correas a Ocean, Beach y Eros para salir a correr a la playa. Por suerte los tres se llevan bien.

Ocean y Beach al ser perros entrenados por la DEA tienen una excelente condición física y no les cuesta trabajo que salgamos a correr. Pero también descubrí que Eros la tiene suponiendo que Stephen sale a correr seguido con él. Normalmente dejo que Ocean y Beach corran sin correa aquí en la playa, pero no sabía si a Eros se le iba a meter el Stephen salvaje y para que ninguno se sintiera mal les dejé las correas a los tres.

Sigo con esa extraña sensación de que alguien me sigue, pero sigo diciendo que estoy loca. South Beach es una playa demasiado concurrida en donde no solo las personas vienen como turistas, también como yo a correr. Además, dudo mucho que alguien se atreva a intentar hacerme algo y no lo lograrían, tengo dos perros entrenados por la DEA y yo también sé defenderme.

Una hora después de correr me detengo para darles agua a los perros que la beben con gusto. Esa sensación se hace un poco más intensa cuando camino de regresó, pero hay muchísimas personas.

SOY TU PECADO. (BP #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora