¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
· · · ·
(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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—Ahí está... El laboratorio L.T.I.O. —Se paró a pensar—. ¿Qué significaban las siglas? Mmm, ¿Lugar tenebroso infestado de osos? —Miró alrededor—. Espero que no.
Se acercó a la puerta del gran edificio, enfocando el cartel en relieve que mostraba las siglas L.T.I.O.
—Ahora en serio, las siglas corresponden a Laboratorio de Tecnología e Inteligencia Oficial. Aquí era llamado Laboratorio Litio, sin más. ¿No es increíble que no haya casi información sobre él en la red? Seguro que querían ocultar todo lo que se llevaba a cabo entre estas paredes... Y yo vengo aquí a desvelarlo. Mañana espero que no esté el FBI llamando a mi puerta. —Se rio de su propio chiste—. Si salgo de aquí con vida y sobrevivo hasta mañana, claro está. —También lo dijo a modo de chiste, pero se puso algo nerviosa de todas formas.
Intentó abrir la puerta. El pomo estaba algo sucio y se alegró de haberse puesto guantes de antemano. Giró el pomo, empujó... Y nada. Probó a estirar. Tampoco.
—Vale, la puerta principal parece estar cerrada con llave. O atrancada. —Añadió con voz tenebrosa—. Probaremos por otro lado.
(T/N) rodeó el edificio, mirando si alguna ventana estuviera rota para poder pasar. La otra opción sería romper una ventana con una de las rocas del suelo, pero, por mucho que el lugar estuviera abandonado, dudaba de la legalidad de cometer tal acción. También dudaba de que fuera legal meterse en ese laboratorio, pero su espíritu aventurero y detectivesco estaba por delante de la legalidad.
—Milagro, chicos. —Enfocó a una ventana cuyo cristal estaba totalmente roto. Algunos fragmentos de vidrio permanecían en su lugar, pero no habría problema para esquivarlos y que (T/N) no se cortara mientras cruzara—. Y es lo bastante amplia como para que quepa a través. Mami ha ganado la lotería —dijo con una sonrisa mientras tiraba unos cuantos trozos de vidrio del ventanal con su bota para poder cruzar con seguridad. Con la cámara en una mano, puso un pie en el interior, sin tocar los trozos de vidrio cuando quiso apoyarse con la otra mano.
Dio un pequeño salto y cayó de pie con un leve gruñido.
—Allanamiento de morada: completado —susurró a modo de broma—. Tan solo espero que no viva ningún vagabundo de verdad. Sería muy incómodo. —Suspiró. (T/N) no sabía que ese sería el menor de sus problemas.
Se encontraba en un despacho. Todo era blanco: desde las paredes, pasando por los azulejos del suelo, hasta el escritorio y el resto de los muebles.
—Ave María purísima. —(T/N) se acercó al escritorio. Estaba lleno de papeles y sobres—. Echémosles un vistazo...
Estuvo un rato ojeando los escritos, pero solo eran análisis sin importancia o que no llegaba a entender completamente.
—Si alguien sabe de qué van estos documentos, que me lo escriba en comentarios. Voy a ver si encuentro algo más interesante. —Salió del despacho en el que se encontraba, asomando la cabeza y mirando a ambos lados antes de poner un pie fuera. Por si las moscas.