¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
· · · ·
(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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Law intentó levantarse a duras penas, casi incapaz de levantar su torso más de cinco centímetros del suelo. Sus extremidades estaban paralizadas.
—Yo... —empezó—. Mi programación... —se lo pensó mejor y sonrió. Para sorpresa de (T/N), era una sonrisa normal. No había segundas intenciones malignas ni nada por el estilo—. No... Yo quiero —probó a sentir esas palabras deslizándose de su lengua—. Yo decido... Y decido que quiero vivir —miró al cielo desde su posición. El viento arrastraba las nubes grises por el firmamento, y los pájaros ya hacía rato que habían desaparecido.
Una gota de lluvia cayó sobre la mejilla del moreno.
Kid se agachó junto a él y lo tomó de la mano, serio.
—(T/N) sabrá cómo arreglarte —dijo, y giró la cabeza para mirarla—. ¿Verdad?
La chica no pudo evitar sonreír, y asintió.
Estaba tan feliz de que todo hubiera acabado bien... Se limpió unas pequeñas lágrimas que amenazaban con caer y tomó aire. Se alegró también de que los androides no parecieran guardar rencor. Incluso tras haber peleado a muerte momentos atrás.
Ojalá pudiera decir lo mismo de ella.
Sabía que no podía guardar rencor a Law, pues solo seguía órdenes corruptas y no actuaba por voluntad propia. No podía odiarle por la muerte de Jinbei. No podía. Y aun así... le surgía un dolor en el pecho al mirar a Law, como si tuviera clava una espina en el corazón. ¿Por qué serían los sentimientos tan complejos? Suspiró.
Kid había levantado a Law del suelo en sus brazos, ya que él era incapaz de caminar por sí solo. (T/N) se quitó la chaqueta para cubrir a Law todo lo que pudiera. Aunque no le afectara el agua, quería ocultar su ropa hecha jirones y trozos de metal y cables sobresaliendo de su cuerpo en caso de que se encontraran a alguien por la calle volviendo a casa. Sería difícil de explicar.
De repente, escuchó un grito.
—¡(T/N)! —era la voz de Zoro.
—¡(T/N)! —¿la voz de Nami?
—¿Dónde estás? —¿Usopp también?
Salieron del bosque y vio a sus amigos trotando hacia allá, gritando y buscándola.
—¡(T/N)! —esta vez fue un grito de sorpresa el que dio Franky cuando localizó a la joven, cuya mandíbula por poco cae al suelo.
Zoro corrió hacia ella, su rostro deformándose en un de odio cuando vio a Law y las heridas que tenía.
—¿Qué demonios ha hecho ese hijo de puta? —por poco se abalanza hacia él. Law lo miró impasible, sin justificarse.
—¡Espera, Zoro! —la joven se puso delante de él, alarmada—. Todo está bien ahora, no te preocupes, Law no va a hacernos daño.