¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
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(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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—¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y... —(T/N) dio una palmada y empezó a hablar frente a la cámara—. ¡Hola! Mi nombre es (T/N), les hablo desde el bosque de mi ciudad, South Blue, es medianoche —Enseñó la pantalla de su móvil a la cámara, mostrando la hora que marcaba las 00:04—, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
Giró el objetivo de la cámara para grabar el camino delante de ella mientras avanzaba.
—Lo sé, os estaréis preguntando: "(T/N), ¿qué demonios haces caminando sola a estas horas de la noche por el bosque?" —Giró la cámara hacia ella un segundo para responder su propia pregunta—. Yo me estaba preguntando lo mismo, pero tengo una buena respuesta.
Se metió por unos matorrales con cuidado de no rasgarse la ropa. Menos mal que se había vestido adecuadamente para la ocasión: la misma ropa protectora del frío y del ramaje que llevaba cuando salía a hacer exploración urbana.
—¿Habéis oído los rumores sobre este bosque? Bueno, supongo que si no sois de por aquí no hay manera de que los hayáis oído... En resumen: dicen que pasaban cosas... turbias, en el laboratorio abandonado de South Blue. Ya sabéis, experimentación con humanos y cosas así.
(T/N) apartó una roca de su camino con el pie con cuidado para no tropezarse. Traía una linterna consigo para iluminar el camino, pero seguía siendo demasiado oscuro. Al menos podía ver mejor con la visión nocturna de la cámara.
—Son solo rumores. Cosas que contaban los mayores para que los niños no se metieran (como estoy haciendo yo) por el bosque y se hicieran daño. —Rio un poco—. Pero hace unas semanas que está ocurriendo algo muy raro: todos los animales se están alejando del bosque. Va a parecer que soy una conspiranoica, pero dejadme esgrimir mis argumentos .—Sonrió, pese a que la cámara no la apuntaba a ella.
Casi se tropieza con la raíz de un árbol, pero como iba con paso lento pudo recuperar su equilibrio. Recolocó la cámara para que dejara de apuntar al suelo.
—Perdón por el movimiento; casi me caigo —carraspeó—. En fin, todo empezó hará unas tres semanas. Los vecinos de la comunidad encontraban a pájaros muertos cerca del bosque, ya que es donde va la gente a pasear a sus perros. Esto no me lo invento yo, me lo ha dicho mi vecino Jinbei, quien saca a su perro por ahí de vez en cuando. Y yo pensé: "Vale, es raro, pero quizá sea algún animal, un perro o algo, el que se los esté cargando".
Giró la cámara al suelo, apuntando a el cadáver de un gorrión en el suelo.
—Pues no; no tienen ni sangre, ni heridas. Nada. —Amplió la imagen—. Ay, pobrecito... —susurró—. Es como si hubieran muerto de repente mientras volaban y hubieran caído. Puede pasar, supongo, por el frío o algo... ¡Pero estamos en primavera! Y ¿no es muy raro que haya ocurrido tan seguido? Además, el perro de Jinbei (que es un San bernardo gigante) empezó a lloriquear cuando lo llevaron a pasear por el bosque. Se desató de su correa y empezó a correr en la dirección opuesta. ¡Su perro! —dejó clara su sorpresa—. Está mejor entrenado que los gamberros del barrio que no saben tirar los cigarrillos a la papelera. —Soltó una risa seca—. Bimbo nunca se ha comportado así. Oh, Bimbo es el nombre del perro, por cierto.
(T/N) siguió con su camino, dando cada paso con sumo cuidado para evitar otro tropiezo. Ya se estaba acercando a su destino.
—Y fue en ese momento cuando empecé a sospechar. Y como la mejor exploradora urbana que soy... —bromeó—. Bueno, quizá la mejor exploradora urbana de mi ciudad (para quien se lo pregunte, sí, soy la única). Volviendo al tema: como la mejor exploradora urbana de mi ciudad, me dispuse a investigar. ¿Y sabéis lo que encontré?
(T/N) se colocó bien su mochila y saltó por sobre un muro que no mediría ni un metro.
—¡Nada! No encontré nada. Quise saber más de ese laboratorio, dirigiendo todas mis sospechas sobre él. Si todos los animales se alejaban del bosque en donde quedaba ese sitio, lo más lógico era pensar que aquel lugar tenía algo que ver. Pero ¿en internet? Nada (nada útil, al menos). ¿En la biblioteca? Nada. Así que, ¿qué me quedaba? Exacto, amigos, ir yo misma a investigar en persona.
(T/N) apartó unas hojas de un sauce que le bloqueaban la vista y apuntó la cámara al lugar que había venido a encontrar.
—Ahí está... El laboratorio L.T.I.O. —Un escalofrío le recorrió el cuerpo.
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Me vino la inspiración y no me pude contener. Me parece que voy a ir publicando esta historia y la de Killer a la vez, jaja, intentaré publicar un capítulo a la semana, algo más espaciado que El Oráculo de la Artería.
