¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
· · · ·
(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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—Despierta —esta vez fue (T/N) quien "despertó" a Kid con un cojinazo en la cara. Kid abrió los ojos y parpadeó, como un ordenador que se acaba de iniciar.
—Vaya, ¿a qué se debe que te despiertes tan temprano el fin de semana? —comentó con burla, y la joven sonrió.
—Me alegra que me lo preguntes —le puso una revista de una tienda delante de la cara—. Vamos a ir de compras.
—¿Qué?
—No piensas ir a la fiesta con esa ropa, ¿no? Además, la gente se extrañaría si te viera con la misma ropa cada día, suficiente ha hecho Jinbei dejándote algunas camisetas suyas de cuando era joven —se cruzó de brazos y rememoró el incómodo momento:
>>—Buenas tardes, Jinbei —saludó (T/N) tras haber picado a la puerta de su vecino.
>>—(T/N), buenas tardes, ¿pasa algo?
>>—Sí, eh... Por casualidad, ¿no tendrás alguna prenda vieja que no uses para prestar a... mi compañero? —se mordió el labio.
>>—¿Compañero? —Jinbei repitió sorprendido—. ¿Vive alguien más contigo ahora? Así que a eso se debía el ruido de estos últimos días —rio—. Veré que tengo en el armario... —se marchó y volvió con un pantalón y dos camisetas—. ¿Te sirve esto? Lo siento, esto es de cuando era joven; dudo que mi ropa actual le sirva a tu... —se asomó un poco por el umbral para ver a Kid de pie detrás de (T/N)— compañero.
(T/N) empezaba a estar harta de que todo el mundo sospechara de la relación que tenía con Kid. Aunque quizá era mejor eso que no sospecharan de que era un androide.
Bimbo se acercó a la puerta a curiosear y, cuando vio al androide, empezó a ladrar.
>>—Bimbo, silencio —le ordenó Jinbei—. Últimamente estás muy gruñón. Disculpadlo, será porque no conoce al chico.
>>—Gracias, Jinbei —tomó la ropa—. Te la devolveré en cuanto vayamos a comprar ropa —miró de reojo al pelirrojo.
Después de aquello, pese a que (T/N) le dijera que solo hospedaba a un estudiante de intercambio, Jinbei seguía lanzándole miraditas de confidente. Suspiró.
—Así que venga, levántate —dio dos palmadas, y Kid obedeció a regañadientes. La chica sabía que en la mente del androide solo estaba ese maldito archivo, pero ¡aquello no era todo lo que había en la vida! Le enseñaría que también podía divertirse.
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—¿Qué tal esta? —(T/N) cogió una percha y la colocó delante del torso de Kid—. Mmm... No me convence —la volvió a dejar en su sitio—. Podrías poner un poco de tu parte.
