¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
· · · ·
(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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La puerta de la casa se abrió con lentitud, revelando la figura de Law. El tacón de sus zapatos oscuros repicaba contra el suelo.
La escena era hasta cómica; (T/N) hubiera pensado que entraría saltando por una ventana o rompiendo el techo. Pero no, había entrado por la puerta principal como una persona normal. Y por algún motivo, aquello le erizó el vello más que las alternativas de la ventana y el techo.
Se acercó al salón y se recostó de lado en el umbral.
—¿Hm? —canturreó Law a modo de pregunta—. ¿(T/N)? ¿Carlein? —preguntó. Tras una breve meditación, su mirada se oscureció—. ¿Me han pillado? —dijo con una sonrisa tétrica en su rostro.
A (T/N) le dio un escalofrío.
—Supongo que fue arriesgado de mi parte no seguir el plan que me habían programado —comentó despreocupado, adentrándose en la habitación. Carlein estaba apuntando al androide sin temblar, como si estuviera acostumbrado—. Pero... ¿dónde estaría la gracia en eso? —se dirigió concretamente a la chica—. ¿Dónde está tu perro guardián? —se refirió a Kid, y ella frunció el ceño. Si tan solo lo supiese con certeza—. ¿Lo abandonaste? —fingió una voz apenada e hizo un puchero.
—No —respondió con seguridad, ofendida por aquello.
—No caigas en su juego, niña —le advirtió Carlein. Law rio jovial.
—Oh, Carlein, Carlein... ¿Qué haces con esa escopeta? —ladeó su cabeza levemente—. Sabes que no vas a ser capaz de dispararme. Mis reflejos son superiores a los tuyos... Superiores a los de un simple humano —gruñó. El hombre tensó más su agarre en el arma.
—Solo si eres capaz de ver... —susurró la joven a la vez que apuntó a los ojos de Law con la linterna de su teléfono. Por suerte, el androide se tensó, quedando cegado temporalmente por el destello.
—¿Cómo...? —maldijo mientras intentaba recuperar su visión, ahora manchada por la luz.
—¡Ahora, Carlein!
—Qué ganas te tenía, hijo de puta —rio antes de disparar ambos tiros. El primero le rozó la pierna, pero el segundo balazo le dio en el hombro, cerca del pecho. Mas, como era de esperarse, era más resistente que un cuerpo humano.
—Esto se pone interesante —dijo Law, quien empezaba a recuperar la visión. (T/N) intentó deslumbrarlo de nuevo, pero el androide ya se lo esperaba y, con un ágil movimiento, lanzó su teléfono móvil al suelo y lo pisó, rompiéndolo en varios pedazos.
—Mierda... —temió que ahora estuvieran perdidos sin luz para cegarlo...
Aunque estaba aliviada de haber sido precavida y haber llamado al departamento de policía por una emergencia, previendo que esto pasaría cuando Carlein empezó a delirar y la joven ató cabos.
