¿Hola, hola? ¿Está grabando? Bien: tres, dos, uno y...
¡Hola! Mi nombre es (T/N), y les hablo desde el bosque de mi ciudad; es medianoche, y creo que algo extraño está sucediendo aquí.
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(T/N), una exploradora urbana, decide graba...
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—¿Me pasas la sal, Robin? —Usopp preguntó con la boca llena. La chica de cabellos negros le pasó el potecito con una sonrisa—. ¡Gracias!
—El restaurante de Sanji es el mejor, tengo que admitirlo —Nami lo halagó, una mano en su mejilla y los ojos cerrados en una mueca de satisfacción ante el delicioso sabor—. A que sí, ¿bombón? —preguntó a Law, quien frunció el ceño.
—No me llamo Bombón, me llamo Law —replicó como si fuera obvio. Nami puso los ojos en blanco y miró a (T/N) con cara de comprensión.
—Deja que se acostumbre. —Rio (T/N)—. No acaba de entender las costumbres humanas.
—No entiendo las costumbres de Nami —replicó el ojigris, pero la pelinaranja lo ignoró.
—Claro, claro. —Cogió su tenedor, pinchó un trozo de gofre y lo acercó a Law—. Di: «Ah~».
—Nami, no puedo ingerir alimento —dijo con cara seria.
—Oh, se me había olvidado. —Se llevó una mano a la boca.
—Con razón -añadió Franky—. Son súper realistas... Clavaditos a un humano.
—¿Qué tal la comida, chicos? —Luffy se acercó a la mesa del grupo de amigos con un delantal, uniforme del restaurante.
Cansado de la tiranía de Rob Lucci, decidió abandonar su puesto y buscarse un trabajo mejor. Así que, ahora era camarero en el Baratie. No era excepcionalmente bueno con las comandas, la verdad sea dicha; pero se le daba de maravilla sacar a patadas del local a los maleducados o a quienes no querían pagar.
—Deliciosa —Usopp volvió a hablar con la boca llena, y el resto asintieron, estando de acuerdo.
—Me alegra que hayas dejado ese trabajo apestoso —le dijo Zoro.
—Shishishi, yo también me alegro. —Se cruzó de brazos, contento—. Me gusta mucho más estar aquí. Además... —Acercó el brazo a la mesa, robó un gofre a Usopp y se lo comió de un bocado—, ¡estoy rodeado de comida!
—¡Hey, eso era mío! ¡Menudo camarero! —se quejó.
—Luffy... —Thatch, otro empleado del restaurante, pasó por detrás de él y le dio una colleja—. ¿Qué te he dicho de robar comida a los clientes?
—Lo siento, Thatch —dijo con una sonrisa apenada, pero no se sentía demasiado culpable. El mayor suspiró y luego saludó al grupito.
—Bueno, chicos, ¿cómo andamos? -Thatch se colgó el trapo blanco que llevaba sobre el hombro. Mientras los jóvenes le respondían, el mayor se detuvo a mirar por la cristalera—. ¿Ese no es el coche de Lucci? —Todos miraron por el vidrio.
—Es el único de quien podría ser ese cochazo —comentó Franky.
—¿Está volviendo al dojo? ¿De dónde vendrá? —se preguntó (T/N) en voz alta. Vio cómo Rob Lucci giraba la cabeza para quedarse mirando al restaurante con cara seria. Qué mal rollito...