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El departamento de conway era enorme. La decoración... Se notaba que no era de el.

-todas tus cosas están en aquella habitación .- dijo señalando un cuarto enorme conde había un bolso gigante con las que supongo serán mis cosas.-tienes un baño solo para ti. decora como quieras muñeca... La cocina está por aquí... Mi habitación.- me enseñó todo el piso. -sientete como en casa.- esa frase la eh escuchado muchas veces y... Creo que Jamás me sentiré otra ves en casa.

-vale, gracias.- dije y me encamine a mi habitación, quiero bañarme limpiar toda esta mierda, lavar mi boca 100 veces.

Llene la tina con agua caliente me saque la bata que traía para quedar totalmente desnuda y meterme en el agua caliente llena de espuma, Dejé mi brazo vendado afuera de esta. Cerré mis ojos unos minutos, escuché un ruido cerca de mi. Cuando abrí los ojos un Jack conway estaba parado en a puerta del baño. No me había molestado en cerrarla no me importaba si entraba.

-¿Que ocurre?.- pregunté. El se quedó en silencio unos segundos.

-eres fuerte muñeca, me agrada eso.- dijo y se fue sin más. Es el hombre más extrañamente frío y cálido a la ves que eh conocido.

Volví a cerrar los ojos.

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Luego de estar conforme con todos los cepillados de dientes salí del baño

Me coloque unos shorts grises con mucha deficultad ya que contaba con una sola mano. El brasier se me hizo imposible así que me coloque una polera nada más y calcetines en mis pies me recosté en la cama mirando en techo blanco.

Habían veces que después de algo así me rompía y está era una de esas veces. El nudo volvió a mi garganta las lágrimas salían, me coloque de costado con mis rodillas lo más cercanas a mi parecía un bebé. Tape mi boca para que conway no me escuchará. No me gustaba mostrar mi debilidad.

Mi llanto seso luego de varios minutos, según yo estaba recompuesta. Fui hacia el baño y lave mi cara. El agua helada me agradaba. Examine mi labio roto por el golpe del cerdo, no estaba tan mal, eh estado peor.

Me quede en mi habitación mirando las vistas desde mi ventana la altura de este edificio era fasinante se podía ver la playa.

La puerta se abrió.

-la cena está lista.- dijo conway detrás mía.

-no tengo hambre.-

-tienes que comer.-

-¿Es una orden?.-

-no, es una obligación.-

-vale.- dije me di media vuelta y salí hacia la cocina.

El había pedido comida china. No tenía idea que a conway le gustará.

-espero que te guste la comida china.- dijo el.

-me encanta.- dije y me senté en uno de los asientos de la barra de la cocina. El se sentó junto a mi.

Y comimos en un silencio cómodo, no quería que el dijiese nada y creo que lo sabía.

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Ya de noche me acosté en la gran cama, yo solo ocupaba un tercio de ella.

Cerré los ojos para dormir pero cada ves que los cerraba podía ver las caras de los cerdos, cada uno de ellos el de la máscara, el del tatuaje, el da la cicatriz. Es como si se hubiera abierto una caja prohibida de recuerdos.

Me sentía impotente. Las lágrimas nisiquiera pedían permiso de salir solo salían no podía controlarlas.

La puerta se abrió unos segundos y se cerro. Sabía que era conway.

Las frasadas de mi cama se levantaron y un peso detrás de mí se hizo notar. Paso su mano por mi vientre y me atrajo hacia él, yo seguía llorando, ya no me importaba nada.

-tranquila...- susurro mientras seguía abrazándome. Minutos después el llanto se esfumó estaba agotada, solo cerré mis ojos y caí en un profundo sueño.

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El día se hizo notar abrí los ojos para ver los primeros rayos de sol del siguiente día.

Conway seguia abrazándome su calor corporal me desesperaba literalmente estaba muy caliente saque un pie de las frasadas para darme algo de alivio pero no. Corri un poco su brazo para salir de aquel calor desesperante. Me diriji a la cocina a por un vaso de agua helada. Los grandes ventanales del piso eran simplemente hermosos regalaban unas vistas preciosas me quedé hipnotizada al ver cómo caían los rayos de sol.

-¿despierta tan temprano muñeca?.- pregunto una voz masculina que me hizo saltar. Mierda.

-losiento si lo desperté.- me disculpé.

-No lo sientas. ¿Que quiere hacer hoy?.- me preguntó como si me conociera de toda la vida. Venga hombre que hemos follado una ves y nos conocemos desde hace uno o dos meses. Es demasiado confiado.

-nada.- dije simplemente.

-vale pues. Haremos nada.- respondió.

-¿Está consintiendome?.- pregunté cruzándose de brazos.

-eso hago muñeca, solo por hoy.-

-no tiene por qué sentir lastima.-

-no es lastima.-

-¿Que es?.-

-mmm... Llamemosle empatía.-

-¿Es usted un humano?.- pregunté burlesca.

-desgraciadamente.- respondió con gracia. No sabía muy bien a lo que se refería pero me hizo gracia.

-en ese caso, quiero...

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Y aquí estamos Jack conway conmigo viendo series en la TV y comiendo palomitas de chocolate. Yo estoy con lo que dormí al igual que el. Me gusta este conway despreocupado. No sé por qué en realidad es así conmigo si simplemente es empatía o otra cosa. Me quedo viendolo embobada con mis pensamientos y este se dio cuenta.

-mejor toma una foto, te durará más.- dijo levantando una ceja. Sin pensarlo dos veces levanté mi móvil y tome una foto. Aún embobada.- era sarcasmo, bórrala muñeca.-

Negué con la cabeza y una sonrisa.

-si se la muestras a alguien sera tu fin.- amenazo con una sonrisa boba.

-¿Quien eres?.- pregunte.

-¿Cómo que quien soy?.- se levantó preocupado. Temiendo que haya perdido la cordura.

-¿Quien eres?. Jack conway me hubiera dado con la porra.-

-no es chistoso muñeca..- el frunció el seño.

-lo siento.- el se me acerco y me sorprendió con un beso corto en los labios.

Jack Conway y...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora