•10•

2.3K 131 8
                                    

Estaba exhausta, todo el día patrullando con Greco.

Me cambié en los vestuarios y salí de comisaría.

-¡__!.- una voz familiar me llamo. Era Horacio y Gustabo

-hasta que te encontramos.- dijo Gustabo.

-¿Que pasa chicos?.- les pregunté amistosamente, les había agarrado cariño tengo que admitir.

-que nos debes una noche de tragos en tu piso.- dijo Horacio.

-esta noche no puedo.-

-porfis __ nos portaremos bien.- decía Horacio.

-estoy demasiado cansada. Otro dia, ¿Vale?.- les propuse.

-vale...- dijo Gustabo.

Tome mi coche y fui al piso de conway.

Al llegar abrí con la copia de llaves que esté me había dado. Al entrar sabía que el estaba ahí, se escuchaba en la cocina.

-¡Joder!, No hay nada de comer... ¡Me cago en mi puta vida!.- se quejaba.

-¿Hambriento?.- pregunté. El se volteo.

-hola muñeca.- dijo y me dió un rápido beso en los labios. -no hay nada de comer.- dijo.

-pedire algo.- dije y recorde.- ah y mañana es posible que llegue tarde. Quedé con unos amigos a beber.- le informe.

-¿Amigos?.- pregunto

-si amigos. Iban a beber a mi piso, pero no tengo piso.- comente.

-¿Quienes son?.- pregunto intrigado.

-Horacio Pérez y Gustabo Gracia. ¿Algo más?.-

-¿Esos gilipollas?... traelos al piso.- dijo luego de unos momentos.

-¿Cómo?. Pero no es mío, sabrán que estoy contigo.-

-me la suda. Tu no vas a salir, te quieren muerta.- dijo.

-muchas personas me quieres muerta, soy difícil de matar.-

-lo se muñeca, de todas formas tu no sales de aquí. Es una orden.- dijo firme.

-¿No te interesa que sepan que... Bueno que...-

-¿que estás conmigo?, No me interesa que todo el mundo lo sepa. Incluso, le diría a todos que eres mía para que dejen de mirarte.- dijo acercandose a mi tomandome del mentón para que lo mirara a los ojos.

-los ojos son para mirar.- le dije tragando saliva.

-colocaria una imagen de mi cara en el culo de tus pantalones para que dejarán de mirarte.- dijo finalmente y estalle de risa. Joder con solo pensarlo. -¿Que te hace tanta gracia?.- dijo en tono burlón

-solo me imaginaba la situación... Si tú pones una cara en mis pantalones yo pondré mi cara en los tuyos.- dije aún riéndome.

-ya veremos muñeca, algo se me ocurrirá.- dijo besándome más profundamente, tocandome el culo.

-tenemos que pedir algo de comer...- dije jadeando.

-yo ya tengo lo que me comeré.- comento colocando su mano en mi entre pierna haciendo que me estremesca.

-pero también tengo hambre.-

-tambien podrías comer algo.- dijo provocando aún más mi feminidad por encima de mi ropa.

-espera.- dije separándome. Tome mi móvil y llame a un local de comida rápida. Mientras el móvil sonaba me apoye en el mesón de la cocina.

-Comida rápida, ¿en que le podemos ayudar?.- respondió una chica del otro lado.

Jack Conway y...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora