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Aiden
Después de pasar esos días en la cada de mi madre y que mi pequeña hermana llorara en nuestra despedida Amélie y yo volvimos al pueblo.
Anoche estuvimos un rato todos juntos—el grupo—en el bar de siempre y como era muy tarde Amélie aceptó quedarse en mi casa a dormir y yo más que encantado con su decisión.
Siempre me levantaba más temprano que ella y la admiraba, su piel, ahora algo morena por haber tomado el sol, su rubio pelo, esos labios, instintivamente la parte trasera de mis dedos rozaron suavemente su mejilla, hasta que llegué a sus labios delineándolos.
Es tan preciosa, ella es la única que ha sido capaz de conseguir que me abriera y expresara mis sentimientos aún si eso me hiciera ver vulnerable.
—Buenos días, Aidensito— me dijo con su dulce voz mientras abría los ojos poco a poco acostumbrándose a la luz.
—Buenos días, bonita— acerqué mi cara más a la de ella intentando darle un beso que me negó —¿Qué pasa?
—No me he lavado todavía.
—Me importa una mierda Amélie — le contesté y me dispuse a besarla.
Un beso tan dulce como adictivo.
—Tengo hambre Aiden— y escuché a su estómago rugir, sin duda eso la delataba más.
—Tu estómago me lo confirma, bajemos.
Se levantó de la cama e iba con la camiseta de Imagen Dragons que le volví a dejar, bueno creo que ya es más suya que mía, y ambos bajamos las escaleras.
Y al entrar a la cocina me encontré con mi padre.
—Buenos días hijo—me saludó y luego se percató de la presencia de Amélie —Buenos días Amélie — también le saludó amablemente.
—Buenos días Adrián.
—Bueno chicos, yo ya he terminado así que mejor me voy ya ha trabajar. —y dicho eso se fue.
—¿Me haces tortitas?— me pidió Amélie mientras hacía un puchero y ponía ojos de corderito.
—¿No quieres otra cosa?
—No, quiero que me prepares tus fantásticas tortitas.—me dijo mientras se aguantaba la risa
—¿Te estás burlando, o qué?
—Para nada, pero que no se te quemen.
Rodé los ojos y me puse a hacer las tortitas.
Una vez hechas ambos desayunamos con nuestros cafés.
Amélie me dijo que tenía que irse a entrenar así que le lleve hasta el gimnasio y aproveché para quedar con Marcos y Adam en el bar de siempre.—¡Aiden, aquí!— me llamó Adam desde la mesa en la que siempre solíamos sentarnos.
—Hola— saludé
Marcos me miró de arriba a abajo.
—¿Qué pasa?— le dije mientras levantaba una mano para llamar a la camarera.
—Estás diferente.
—¿Qué dices Marcos? Estoy como siempre.
—No, no, no amigo.
—Por dios, di lo que tengas que decir ya.
—Que te has enamorado, idiota. —intervino Adam.
¿Estaba enamorado? No creo, bueno la quiero mucho y claro que me encanta como es, esos ojos que me llenan de paz, su pelo, su boca...
Vale, creo que si lo estoy.
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Amélie [✔]
Roman pour AdolescentsAmélie sufrió en el pasado, ya no es la misma chica que solía ser. Tiene secretos, dolor y muchos sentimientos reprimidos. Después de lo sucedido viajó a su país natal, Francia, para poder aislarse y olvidarse de lo sucedido. Vuelve a su pueblo con...