Amélie [✔]

▪︎Capítulo 35▪︎

Amélie

Blake me acompañó hasta el aeropuerto, no quería que nadie más me acompañase, porque sino otra vez volverían los sollozos y despedidas.

Los chicos me enviaron varios mensajes despidiéndose y diciéndome cuanto me querían y lo mucho que me iban a extrañar, por otro lado, Aiden también me escribió para lo mismo, desearme un buen viaje y diciéndome que me iba a extrañar y a esperar el momento adecuado.

Tras la agria y dolorosa despedida con mi hermano, ahora mismo me encontraba en busca de mi asiento.

Lo encontré y por suerte nadie se sentó a mi lado, si algo odiaba de viajar era tener que compartir mi espacio con otra persona, bueno haber... tampoco era eso, sino más bien, tener que establecer alguna conversación o si se quedaba dormida esa persona aguantar sus ronquidos o cosas por el estilo.
Dejando eso a un lado saqué mi teléfono de mi pequeña mochila que estaba a mi lado, me coloqué los auriculares y empecé a reproducir la música que me había descargado para el vuelo.

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Una azafata fue la que me avisó de que ya íbamos a aterrizar, bueno más bien me despertó ya que me había quedado dormida.

Me volví a abrochar el cinturón y en pocos minutos empezó el descenso.

Tras el aterrizaje tuve que ir a recoger mi maleta. También odiaba esta parte, soy demasiado despistada, de milagro no se me perdían las maletas en los vuelos, tardaba minutos en encontrar la cinta que pertenecía a mi vuelo. Y para colmo habían muchas maletas de color negro, igual a la mía.

Que desastre soy.

Pero recordé que había pegado una pequeña pegatina de color rojo. Muy buena idea de mi parte.
Cuando por fin la encontré la recogí y fui hasta la salida, buscando a mis abuelos.

Antes de subir al avión me habían confirmado que iban a estar aquí y que tenían una sorpresa, por lo cual estaba deseando saber que era.

Bendito sea el momento en el que quise saberlo.
Junto a mis preciosos abuelos se encontraban Chloé y Raphaël, ¿con una sonrisa? Que siniestro.

Bueno no es que sea siniestro, sino que nunca habían ¿sonreído? Ni si quiera podía diferenciar si eso era una sonrisa o una mueca, ni idea. Pero me apresuré en llegar a los brazos de mi hermosa abuela Rose, seguido de unos brazos, pronto reconocí que eran de mi querido abuelo Giuseppe. Eran de las pocas personas que amaba en este mundo, si ellos necesitaban cualquier cosa y yo estaba en casa, sin dudarlo tomaría un avión solo para darles lo que necesitan. Ellos se merecen el cielo, el mundo, que mundo, ellos se merecen la jodida galaxia, por cuidarnos y amarnos tanto a Blake y a mí.

Cuando me separé de ellos, las miradas de mis padres no se hacían de esperar. ¿Quería que les abrazara? No creo. ¿O sí? No lo sé, pero lo que sí sé es que todo esto es muy raro, luego hablaría con Blake y le informaría de todo esto.

Sin poder pensar más, unos brazos me rodearon, eran los de Chloé, dejé mis brazos colgando, no sentía un abrazo así por parte de ella hace años. Espera, ¿ahora también me está abrazando Raphaël? Joder esto si que era sorprendente y raro, no sé cual opción ganaba.

Recuerdo que la última vez que me abrazaron fue cuando tenía apenas 9 años, fue durante mi cumpleaños, lo recuerdo como si fuera ayer, ya que ese fue el día en que verdaderamente me dí cuenta de que mis padres no serían mis héroes. Junto a Blake ya sabíamos que obviamente ellos no eran los mejores padres que se pueda tener, pero ese día mi pequeño corazón se partió por primera vez.

Hace 9 años.

Hoy por fin iba a ser mi cumpleaños lo que significa que mamá y papá vendrán.
Mi yo interior pegaba saltitos, bueno puede que no solo el interior. Este día iba a ser maravilloso, por fin podría ver a mis papis, no habían estado viniendo mucho pero Blake siempre decía que no pasaba nada, que él podría leerme mis cuentos o jugar conmigo a las muñecas.