▪︎Capítulo 34▪︎

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Amélie

Hoy por fin me daban el alta, había estado de revisión en revisión por tres días, y al parecer mi recuperación fue muy buena. Ordené mis cosas que mi hermano me había traído hace unos días y las guardé en mi mochila, la colgué en mi hombro izquierdo y salí de la habitación.

Al salir vi a Mack junto a mi hermano.

—¡Amélie!— me gritó Mack, ganándose la mirada de varias enfermeras de la planta. —Perdón— les dijo.

Antes de que pudiera avanzar ella ya me estaba abrazando. Mack ya se había convertido en una hermana para mí, y realmente estaba muy feliz de que mi hermano tuviera a alguien como ella a su lado.

—Te he extrañado, Amélie— me dijo ya casi sollozando— Pensé que me dejaría mi única hermana— comentó pero ahora ya riéndose.

Y eso me hizo pensar... en verdad si la dejaría, los dejaría... tenía que decírselo lo antes posible, ya que los abuelos ya habían aceptado y tenían todo listo para que empezara las clases.

—Yo también te he extrañado, Mack.

—¡Hermanita!— gritó mi hermano, y él también se ganó la mirada asesina de parte de varias enfermeras, sin duda ellos dos eran tal para cual. —Lo siento, lo siento, pero ya saben, la emoción del momento.—les contestó.

Y de repente me sentía apretada. Blake no había esperado a que Mack se apartara para abrazarme, y ahora los tres estábamos en un bonito y doloroso abrazo.

—Blake... amor, sé que querías abrazar a tu hermana, pero me vas a dejar sin respiración, no ves que estoy en medio de los dos.

—Perdón, cariño. — y dicho eso se apartó.

Se me hacía tan tierno verlos así, pero sobretodo ver a mi hermano enamorado... Sentí que por fin iba a poder ser feliz con alguien a su lado, y  que lo que tenían no sería pasajero... Mi hermano está enamorado de Mack y es lo más bonito que he visto en mucho tiempo.

—Esto...— no sabía como decirles que me iba, como decirles lo de Charles. — ¿podemos ir a casa, por favor?

—Claro, ah, por cierto, espero que no te enfades pero he tenido que traer tu Jeep ya que en mi coche solo entran dos personas— habló mi hermano sonriente, sabía cuanto quería conducir mi coche, ya que eran las mismas que yo tenía por el suyo.

—No te preocupes, aunque, ¿no lo habrás rayado, no?

Blake miró hacia los lados, esto no pintaba nada bien—Pues verás, el otro día lo saqué para ver que tal y cuando iba a aparcarlo en el garaje rozó con el mío.

—Espera, ¿me estás diciendo que no solo has rayado uno, sino dos?— asintió y no pude contener la risa, eso le pasa por querer conducir mi coche.

Seguí molestándolo mientras íbamos a camino del ascensor y posteriormente al exterior del hospital en donde había aparecido mi coche.

El camino a casa duró media hora, ya que el hospital quedaba algo lejos de casa.

Una vez que llegamos ya a casa, unas ganas de llorar se apoderaron otra vez de mí.

¿Qué hubiera pasado si no me hubiera tirado de ese coche?

Si no hubiera hecho eso, seguramente no hubiera vuelto a ver a Blake,y a lo mejor no estaría ahora aquí, en casa. Si me hubiera quedado sin hacer nada, tal vez no volvería a ver el bonito cielo, a Zeus o no volvería a sentirme feliz, me hubiera hundido en un pozo del cual no podría salir.

Abro la puerta de la casa y lo primero que veo es a Zeus tumbado en el suelo con su carita en medio de sus patitas, y cuando nota que estamos aquí y nota que yo estoy aquí viene hacia mí, se podría decir que más que un perro parece un conejo, ya que va saltando en vez de caminar.

Amélie [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora