▪︎Capítulo 36▪︎

180 21 34
                                    


Amélie

Un mes y algunos días ya habían pasado desde que llegué.
Hoy estaba algo más sentimental de lo normal.
Las primeras semanas Aiden y yo hablábamos con normalidad pero poco a poco fue disminuyendo hasta ahora, en la que ya no hablábamos.

¿Me sentía tonta?

Pues sí, porque fui yo la que decidió no volver a intentarlo, pero aun así... dolía, extraño su sonrisa, su voz...
Y justamente hoy era su cumpleaños, 18 de octubre, mi cabeza se dividía en dos opciones, la primera seguir estando como hasta ahora, sin hablarnos o la segunda, hablarle y felicitarle.

Podía sonar egoísta o incluso infantil, pero si le hablaba todos estos sentimientos se verían afectados, ¿por qué no puedo mantener la cabeza con otros pensamientos?

Odio esto de mí, puedo hacer cosas sin pensar o pensar demasiado las cosas, no tengo punto intermedio.

Decidí salir un rato, despejarme de mis pensamientos, de las clases y los deberes.
Dejé una nota en la encimera avisando que me iba, ya que no sabía en donde se habían metido mis abuelos.
Fui hasta el metro de París ya que el lugar al que quería ir quedaba algo alejado de la casa.

Tras varios minutos llegué, y el color verde inundó mi vista. Traspase las puertas de rejas del Parc des Buttes-Chaumont.
Me puse los auriculares y la música empezó a reproducirse.

Paz.

El aire puro junto al aroma que desprendían los árboles inundaban mis fosas nasales.
Caminé y caminé por el sendero, no había demasiada gente ya que el frío cada vez se notaba más, pero estaba bien, si no había mucha gente se podía estar más en tranquilidad y en paz.
El cielo estaba adornado por algunas nubes y por mi camino ya se podía observar al puente colgante, que sin duda era precioso, adornado con árboles a sus lados y el lago por debajo.
Me salí del camino y me dirigí hasta el bonito y buen cuidado césped verde.
Primero me senté y después de unos segundos me tumbé por completo en el césped, apreciando mejor el cielo y el puente que estaba junto a mi derecha.

Tomé una foto al paisaje que estaba apreciando y se lo envié a mi hermano.

«Hola, hermanito, espero que estés bien, te extraño mucho, mira en donde estoy, el lugar que según tú es mi via de escape. Te quiero.»

Me quité por un momento los auriculares para poder apreciar el sonido del agua en el lago que tenia en frente. Sin duda esto está magnífico.
Volví a colocarme los auriculares y esta vez una canción captaba toda mi atención.

On était beau
«Éramos hermosos»

Pourtant on accélérait sans freins
«Pero estábamos acelerando sin frenos»

On s'aimait trop
«Nos amábamos demasiado»

Pour s'aimer bien
«Para amarnos bien»

On était beau
«Éramos hermosos »

Souvent, quand on souriait pour rien
«A menudo, cuando sonreíamos por nada»

On s'aimait trop
«Nos amábamos demasiado »

Pour s'aimer bien
«Para amarnos bien»

La voz de Louane es preciosa y destructiva, ahora mismo la sentía más destructiva que hermosa.
Después de varias canciones decidí irme a casa.

□□□□□□□□□□□□□□□□

Abrí la puerta de casa y lo primero que ví fue un pequeño ramo de rosas en vuelto por un papel marrón, me acerqué hasta el y vi una carta a un lado.

Amélie [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora