Capítulo XIX

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"Érase una vez una oruga que despedazó el tallo de la flor mas hermosa del jardín, sin saber que eso traería consecuencias irreparables para todos"

Rini

—Prométanme que se cuidarán entre ustedes, ¿está bien?

Si había alguien que podía seguir luciendo espectacular, incluso cuando iba a dejar toda su vida atrás, era Cherry Thompson. Su entallado conjunto blanco de blazer y falda tubo, acompañado por una gabardina beige y un sombrero, le daba el aire de una protagonista del cine romántico de los años 40.

Admito que se me hacía bastante incómodo, pero cuando se lo comenté solo atino a responder que ella se iría de su ciudad natal luciendo como lo que era, una reina.

—Los quiero —dijo mientras nos abrazaba.

Lucas y yo habíamos estado acompañándola durante casi dos horas en el aeropuerto. Su vuelo había sido cambiado al mismo día y hora del baile de invierno, no se lo comentó a nadie ya que no quería incomodar mas la situación.

Mientras aspiraba el curioso olor a vainilla de los cabellos de Cherry, confirmé que no me arrepentía de estar junto a ella en ese momento. Era increíble como apenas la conocía de unos meses, sin embargo se volvió una persona tan fundamental en mi vida.

Por fin comprendí aquella frase trillada sobre la poca importancia de la cantidad de tiempo frente a la calidad de este, y Cherry me había brindado su amistad y recuerdos inolvidables .

—Pronto volveremos a estar juntos. Es una promesa —mencionó Lucas al mismo tiempo que sostenía devotamente el rostro de su novia entre sus manos, para luego unir sus labios en un breve pero apasionado beso.

Cuando se separó de Lucas se giró hacia mi dirección y capturó mis manos entre las suyas, como la primera vez que nos conocimos.

—Prométeme que siempre seguirás a tu corazón, no importa que tan confusa se torne la situación.

Asentí lentamente, evité que una lágrima resbalara por mi mejilla y nos dimos un último abrazo. No iba a llorar, Cherry no lo estaba haciendo y no sería justo que yo lo hiciera. No obstante al separarnos sus avellanas cristalizados indicaban que no podría resistir por mas tiempo.

Dieron la última llamada para el abordaje.

Me separé de Lucas y Cherry para darles un poco de intimidad en su despedida. Me percaté como ella finalmente se dejó llevar por el llanto y él la abrazó necesitado. Me pregunté si alguna vez yo tendría la suerte de conocer a alguien que amara de esa manera. 

Aún sí la respuesta fuera positiva, el pensamiento de alguna forma me aterrorizaba.


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Lucas condujo hasta llevarnos a un café conocido por sus malteadas. Como no asistimos al baile preferíamos llenarnos el estómago de azúcar.

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