Capítulo XXXVIII

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"Érase una vez una mariposa que cayó al suelo, sus alas no soportaron el peso de los secretos"

Alain

Cuando vi el pequeño edificio frente a mí recordé que los lujosos edificios principales del grupo nunca habían sido eso. En realidad, eran tan solo una fachada bonita que presentar a los medios cuando se hablaba de nosotros. Mi abuelo solía decir: "Un Valle-Rojo siempre está donde menos se lo esperan". Y aunque a mi padre nunca le gustó del todo ese modus operandi, tenía su oficina en otro edificio.

"Pero ahora él está muerto"

Esta sede por ejemplo había sido recién adquirida por el grupo, los medios ni siquiera estaban enterados de lo sucedido. Sabía de primera mano que utilizarían a esta empresa para mejorar nuestra evaluación financiera entre otras cosas menos adecuadas. Mi padre me había enviado correos electrónicos con dicha información, para que esté al tanto de todo.

"Pero ahora él está muerto"

Me estaba enterando de más cosas de la familia en estas semanas de las que he aprendido en toda mi vida. Baje del automóvil y me coloqué las gafas oscuras, el sol me parecía estar castigando por algún tipo pecado que yo no había cometido. Mi minoría de edad aún me protegía de los medios pero ser precavido nunca estaba de más.

Pronto perdería ese privilegio también.

El vestíbulo era bastante decente, no contaban con grandes puertas de cristal pero era seguro, monótono y bastante discreto. Caminé decidido hacia el ascensor, no necesitaba ser anunciado, ni una cita. Era el siguiente heredero de este imperio y de una vez me daría a respetar. Después de todo era el hijo de Aurelio Valle-Rojo.

"Pero ahora él está muerto"

No tenía la más mínima intención de responderle a esa recepcionista.

—Hey, jovencito. Creo que la señorita Rubí, nuestra querida recepcionista, está haciéndote una pregunta. No está bien ser descortés.

Me gire a responder a ese impertinente que no sabía con quién se estaba metiendo

—No tengo porque brindarte —La oración quedó atrapada en mi garganta al ver quien era la persona que me había llamado la atención. Aunque su peinado y atuendo era todo lo opuesto a la última vez que nos vimos, no había duda este hombre era-

—Pero si es el pequeño Alain —dijo Dimitri Gallardo mientras desordenaba mi cabello como si yo fuera un niño de preescolar —. Si algún día planeas controlar todo este imperio deberías mejorar tu forma de tratar a los demás.

No sabía si era el traje o que estuviera cargando un folder que parecía llevar informes, pero la presencia a su alrededor era abrumadora y de alguna forma familiar. Y no era sólo yo, podía notar cómo las personas se sentían atraídas y al mismo tiempo atemorizadas de él. Intimidados pero fascinados. De alguna curiosa manera, me recordó un poco a mi padre.

Bueno, todo me recordaba a mi padre en estos momentos.

"Pero ahora él está muerto"

—Lo siento, no creía que la recepcionista supiera a dónde me dirijo—rebobine veloz lo que había dicho Dimitri, en ningún momento dijo "el imperio Valle-Rojo" sino "este imperio". ¿No sé suponía que nadie en esta empresa sab-

—Es cierto, ella no lo sabe —mencionó como si hubiera estado leyendo mis pensamientos. —Digamos que yo obtuve cierta información privilegiada. Debo admitir que me tomó por sorpresa cuando lo descubrí, pensar que estaba trabajando para ti todo este tiempo.

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