Capítulo XXVI

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"Érase una vez una oruga que se perdió en la oscura noche, sin saber que la luna podía leer todos sus sentimientos"

Rini

—¿Cómo has podido hacerme esto?

Le lancé furibunda la copia del documento que hace unos minutos me había entregado el profesor Lockland. Ronan me observaba parsimonioso desde el asiento del piloto, Charles en cambio lucía asustado.

—No entiendo de qué me estás hablando—dijo cínicamente, ignorando el papel de su regazo.

—¡¿No entiendes?! ¡Es tu inscripción en el festival escolar como representante de nuestro salón en el concurso de debate y crítica!

—¿Y cuál es el problema?

—El problema es que tú sabías que iba a solicitar esa competencia porque me brindan puntaje adicional al ganar, puntaje que tú no necesitas y porque a ti ni siquiera te interesa el debate.

—Creo que mejor me voy —susurro Charles.

—No Charles quédate, después de todo serás el único que acompañe a Ronan camino a casa.

Ajusté mi mochila y caminé alejándome de los estacionamientos.

—¡No entiendo que es lo que te jode tanto! —exclamó Ronan furibundo bajándose del auto —. ¡Hay otras competencias en las que podrías participar!

—Podrías haberte inscrito en el concurso de actualidad económica o fórmula química, materias en las que eres el mejor—exclamé frustrada —. ¡Pero además de eso te inscribiste en el concurso de historia del arte! ¡La única forma de arte que a ti te gusta es la música!

—Tal vez deberías aprender a salir de tu zona de confort, bicho. Inscríbete en el de actualidad económica.

No podía más con esto, con su negación e hipocresía.

—¡Solo te inscribiste en esos concursos porque también está inscrito Alain Valle-Rojo! —grité desesperada —No te importó desplazarme del concurso que sabías que necesitaba, solo para enfrentarlo, ¿no te das cuenta? ¡Estas obsesionado con él!

—La única obsesionada en este lugar eres tú. No te basta con que ese tipo no te de ni las luces, sigues trayéndolo a colación.

No había dicho eso, definitivamente no había dicho eso. Esto no trataba sobre la hipotética relación que pude haber tenido con Alain en el pasado, esto se trataba de su inexplicable obsesión por demostrar que era mejor que él en todo.

Era insano para Ronan.

A comparación de nuestras competencias, las cuales al parecer él disfrutaba de una manera retorcida, las pocas veces en las que se había enfrentado a Alain, se mostraba colérico y forzado a ello. Su único fin era la victoria, a pesar de que luego luciera desdichado.

Incluso una vez nos dejó plantados a Charles, Emilia y a mí porque se quedó participando en un forum de política internacional de imprevisto. Todo porque podría enfrentarse a Alain de esa manera.

—Por lo menos yo no intenté presentar una solicitud extemporánea para ingresar al club de baseball cuando ni siquiera me gusta ese deporte.

El silencio. Eso me bastó para derrotarlo, había inhabilitado cualquier argumento en contra. Me aleje a paso rápido de ese lugar, si le daba demasiado tiempo a 69, él encontraría alguna forma de contradecirme.

Y no iba a perder contra él, esta vez se había pasado de la raya.

—Está bien bicho, tú ganas. Dejaré la competencia de debate —gritó desde su lugar.

CrisálidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora