Capítulo XXI

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"Érase una vez una oruga que vio a través de los reflejos de la luz , descubriendo que había una avispa disfrazada de mariposa"

Rini

Columpiaba mis piernas en una de las sillas de recepción del despacho de dirección. Había llegado demasiado temprano y Lockland me había ordenado esperar aquí hasta que terminara su papeleo en la sala de profesores.

Un millón de cosas pasaban por mi cabeza ahora que era más consciente de todo lo que podían generar mis acciones. Las palabras de Daisy retumbaban en mi mente, ¿a qué se refería con que estuve coqueteando con quien le gustaba?, también me acusó de preguntarle por su saliente y para finalizarlo me tachó de cínica.

Lo peor era que en estos días me había estado sintiendo mal por ella. Vale que aún le guardaba un poco —mucho— rencor, pero el hecho de que pusiera en peligro su beca, atormentaba mi conciencia.

Quería venganza, pero no era tan cruel como para quitarle la oportunidad de estudiar a alguien. Yo más que nadie sabía lo que era esforzarse por una beca. Evitaba pensar que éramos parecidas, pero la asquerosa idea no se iba de mi cabeza y yo iba a ....

—Querida niña, no luces nada bien. ¿Algo te está aquejando?

La señora que estaba sentada frente a mí me había dirigido la palabra. Era una mujer elegantísima y expiraba un aura de poder tremendo, definitivamente era un ejemplo del peso de la edad.

Suponía que era mayor de lo que aparentaba y eso me hizo temerle más.

—Niña, ¿acaso eres muda o tus padres no te enseñaron a responder cuando un adulto te hace una pregunta?

—Mis padres me han enseñado muy bien, señora —respondí, sorprendida por mi tono envalentonado, me excusé de inmediato —. Perdone, no quería responder de ese modo, solo que mencionó a mis padres y yo...

Me sorprendí cuando la mujer en vez de enojarse, empezó a reírse abiertamente. Su risa era fresca y genuina.

—Lo siento cariño, me recordaste mucho a alguien y no pude evitar reírme — sacó un pañuelo de su bolso para limpiar una lágrima —. A ver dulzura, dime que es lo que te aqueja. Después de todo, he vivido mucho más que tú y no creo que la secretaría de despacho llegue pronto.

¿Realmente estaría bien contarle todo mi drama escolar a una señora extraña? Lo evalué durante unos minutos. Tal vez lo que necesitaba era una opinión externa para comprender lo que debía hacer.

—Es algo largo pero se lo resumiré —señalé —. Me hice amiga de una compañera solo para preguntarle por un chico que me gustaba, aunque ella me tendió una trampa y terminé humillándome frente a él. Luego de eso sacó a la luz un secreto bastante delicado sobre mi familia y toda la escuela empezó a odiarme, en venganza expuse todas sus malas acciones frente a todos; pero ahora ambas estamos castigadas y debido a eso su futuro en la escuela está en peligro.

El rostro de la señora era un poema, creo que entre todo lo que pudo imaginar que diría, mi revelación ni se le acercaba.

—Entonces , ¿Cuál es la duda que aflige tu corazón? 

¿Qué era realmente lo que me estaba molestando?

—Sé, que aunque mi venganza me parezca justa, puse en riesgo muchas cosas de valor. Tanto para ella como para mí. — Me aferraba a no querer aceptar lo siguiente —. Quiero comprender cómo es que llegamos a esta situación, quiero saber la verdad de su parte y en ese caso ver si debo disculparme.

CrisálidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora