Malas noticias

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-Es mi imaginación o estas evitando a Hades... - soltó Filie.

Mel tenso la mandíbula, estaba disfrutando del sol, tendida en uno de los hermosos campos de los Elíseos, pero pareció como si de pronto el cielo se nublase.

-Tienes mucha imaginación. – fue lo único que alcanzo a decir.

-¿Ah, sí? ¿Y por qué razón te la pasas el día entero en nuestro templo?

-Pues yo no sabía que incomodaba Filie... disculpa...

Filie rio.

-No es por eso... es que... si tienes algún problema con Hades... tal vez podemos hacer algo, él es... gruñón y temperamental algunas veces... pero nunca le dura mucho, y a veces hasta pide disculpas después de sus rabietas... a su manera.

-No... tengo muchas ganas de estar cerca de él por ahora, es todo...

-Bien.

-Bien.

Las mujeres continuaron como si la conversación jamás hubiera existido pero Mel sabía que Filie tenía razón, estaba evitando a Hades desde aquel... día... con solo verlo su corazón comenzaba a latir fuertemente y sus manos comenzaban a sudar. Hades por su parte la ignoraba totalmente, en el desayuno ni siquiera la miraba y las charlas se habían convertido en un monologo de Perséfone durante cada comida.

Estaba a punto de quedarse dormida cuando se obligo a abrir los ojos. Una sombra estaba sobre ellas.

-¡Hypnos! – sonrió Mel. Había aprendido a identificar al dios en su llegada pues siempre provocaba un inmenso sueño.

-Mel...

Melpomene se levanto algo alarmada, Hypnos no tenía esa particular sonrisa de siempre. Parecía, preocupado.

-¿Qué sucede?

-Hades necesita tu presencia, ahora.

Hypnos la llevo de regreso al templo de Hades tan rápido que cuando Mel tomo aire de nuevo, se sintió mareada.

Se sujeto al brazo del inmenso dios del sueño para no caer.

Hypnos no soltó su cintura durante unos segundos, hasta que la vio tomar de nuevo color.

-Qué horrible sensación. – soltó Mel. Era como ser tragada por un remolino y ser escupida a alta velocidad desde un risco.

-¿Ya estas mejor? – pregunto Hypnos. Mel sonrió al ver sus ojos llenos de preocupación.

-Lamento interrumpir. – escucho la voz de Hades llena de filos.

-Señor... - soltó Hypnos como saludo.

Mel solo lo miro un segundo antes de mirar a cualquier lado menos al enorme dios vestido de negro y rojo que los miraba con furia.

-Puedes irte Hypnos.

El dios del sueño asintió, hizo una ligera reverencia a Hades y apretó el hombro de Mel antes de retirarse.

Mel se quedo ahí esperando a que Hades hablara y no solo la mirara con furia.

-¿Me necesitaba para algo?

-Si...

De nuevo el silencio. Mel sabía lo que él esperaba, que lo mirara, pero es que era tan... difícil verlo a la cara después de...

El beso que compartieron regreso a su cabeza, le sucedía constantemente, ya fuese cuando lo veía en la mesa o simplemente porque su mente quería torturarla a largo del día.

Una musa para el dios del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora