Perséfone despertó, necesito un par de segundos para recordar todo. En cuanto lo hizo el pánico la invadió de nuevo.
-Perséfone...
La reina miro a Hades a su lado y abrió mucho los ojos recordando a Zeus, recordando todo.
-Está bien... soy yo... soy... el verdadero Hades. – soltó el dios sin tratar de acercarse, simplemente permanecía ahí sentado a un lado de la cama.
Perséfone comenzó a llorar de nuevo, pero esta vez sin gritos, sin pataleos, simplemente un amargo llanto silencioso.
-Pensé que eras tú – soltó después de un rato. – pero era él... era él... - lloro de nuevo y Hades pensó que era bueno que se desahogara.
-Ahora tendré un hijo de él... - soltó llena de frustración – tendré a su hijo...
-Para mí... y para todos en este y en los demás reinos... será mi hijo.
Perséfone lo miro desconcertada.
-¿De verdad?
-Claro.
-Yo...
-Escúchame... te contare algo que... hasta ahora había guardado en secreto porque... me avergonzaba decirlo. – soltó Hades tomando la mano pálida de Perséfone.
Ella lo miro, él parecía realmente triste.
-Yo... no te traje aquí solo por capricho... yo... te conocí... quiero decir... - tomo aire – comenzare por el principio... un día Salí a caminar porque estaba realmente harto de este lugar oscuro. Me sentía algo desesperado... hay algunas veces que simplemente... fue cuando te vi.
No sabía quién eras pero pensé que eras la mujer más hermosa que había visto... te acercaste con esa sonrisa maravillosa y... caí rendido a tus pies...
Perséfone lo escuchaba con el ceño fruncido pues eso jamás había sucedido. Trato de decirlo pero Hades asintió y le pidió que lo dejara terminar.
-Fue maravilloso, las charlas, las largas horas simplemente tirados sobre la hierba... jamás me había sentido así. Fue entonces cuando te pedí que te casaras conmigo... te dije que te haría mi reina que te daría todo cuanto tenia... y tú aceptaste. Me dijiste cuanto me amabas y... lloraste... no me di cuenta que no era llanto de felicidad... hasta después.
-Pero eso no...
-Me dijiste que no podíamos decirle a nadie porque tu madre jamás lo permitiría... yo no sabía quién era tu madre pero aun así... planeamos el rapto. Me dijiste que una vez que nos casáramos nadie podría separarnos... y yo acepte felizmente. Aunque me pareció curioso que me dijeras que te raptara en aquel lugar tan alejado... pues siempre nos veíamos cerca de aquí. Aun así no le di importancia y lo hice. Fui hasta ti y te rapte... e incluso pensé que tu oposición y tus gritos eran parte del acto.
Fue ese mismo día cuando lloraste hasta desfallecer que me di cuenta de que algo no andaba bien...
Y ella llego...
-¿Quién?
-Leuce... - Hades miraba hacia abajo y cuando dijo su nombre... Perséfone se dio cuenta de cuánto le dolía. – no lo soporto y vino a mi... me conto todo... todo había sido un plan de Zeus... no tenía idea pero... la había utilizado, transformándola en ti para que me enamorara... y te trajera aquí... no tenía idea de por qué... así que... pero cuando Leuce trato de decírmelo... un rayo cayó sobre ella... convirtiéndola en un árbol...
Esta vez lagrimas caían por sus mejillas. Hades se había enamorado de Leuce... y no había podido hacer nada para protegerla.
-Fui al Olimpo... y le reclame todo a Zeus... él... el muy bastardo me dijo que eras su hija... que eras mi regalo de su parte y que sabía que no te habría aceptado por lo que planeo todo esto de Leuce... le pedí, le rogué que me la regresara... y que te regresara con tu madre... pero se negó... ahora entiendo que lo que quería era alejarte de Deméter porque con ella cerca él jamás se abría podido acercar a ti...
Volví aquí... decidido a dejarte ir... pero cuando llegue ya era tarde... habías comido las semillas de granada y... todo estaba hecho... el plan de Zeus había funcionado y solo... fui tan imbécil... deje que me utilizara y no pude protegerte ni a ti ni a Leuce... y ahora... tampoco hice nada... Perséfone... perdóname... perdóname por favor... todo, todo ha sido mi culpa...
-No... es culpa de ese desgraciado de Zeus. – soltó Perséfone llena de ira, con el rostro bañado en lagrimas. – No me bastara la eternidad para odiarlo.
-Lo único que puedo hacer ahora... es... tratar de hacerte feliz... es lo que he tratado de hacer desde... desde que te traje aquí... lo mejor que puedo ofrecerte es... el trono del inframundo y... los seis meses afuera con tu madre... tratare de que seas... tan feliz como puedas en este lugar... ambos estamos atrapados aquí... no hay nada más que yo pueda hacer por ti.
Hades soltó su mano y se levanto. Camino hacia la puerta y cuando tomo el pomo la voz de Perséfone lo detuvo.
-¿Qué harás con ella?
-¿Qué?
-Se que tienes algo con la musa... ¿se quedara como tu amante? ¿Compartiré el trono con ella? ¿Solo quiero saber que harás?
-No... - Hades cerró los ojos con fuerza y derramo mas lagrimas. – No puedo ser tan egoísta.
Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
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Una musa para el dios del inframundo
FantasíaHades haría cualquier cosa con tal de ver feliz a Perséfone, incluso pedir "prestada" a Apolo una de sus musas. Pero más que felicidad Melpomene llevara al inframundo toda su desdicha, algo que Hades encontrará... gratificante.