Una acalorada discusión

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El desayuno fue una mezcla de emociones, por un lado se sentía mucha tensión por parte de todos los presentes, Filie estaba extraña, evitaba levantar la mirada y Hades parecía más molesto que de costumbre. La única que no se daba cuenta de esto era Perséfone quien no paraba de hablar sobre como arriba era mucho mejor que este lúgubre lugar.

Mel suspiro, al menos ya hablaba y salía, y ese era un gran avance.

Al terminar el desayuno Mel siguió a Filie.

-¿Qué tienes?

-Oh... nada... no es nada...

-Luces triste.

-Solo estoy cansada.

Mel se puso delante de ella y la miro a los ojos, Filie era una chica delgada y pequeña, mucho más baja que Mel que era muy alta, Filie siempre parecía una niña, con su humor infantil y saltando de aquí para allá, pero hoy... su mirada reflejaba su verdadera edad.

-Filie... ¿qué pasa? - Mel volteo a los lados para asegurarse de que estuvieran solas. - ¿Es por lo que Thanatos dijo ayer... sobre... ir arriba?

Filie abrió mucho los ojos y la llevo hasta una habitación en donde cerró la puerta. Era una especie de sala de estar, tenía sofás y una especie de chimenea de piedra.

-Mel, no puedes decirle a nadie que subí. Mis hermanos me lo han prohibido.

-¿Por qué?

-Porque...

-¿Subiste a ver a alguien?

Filie bajo la mirada con tristeza. Mel se dio cuenta que detrás de la enorme sonrisa de Filie, había desilusión.

-¿Quién es? ¿Es un mortal o... un dios?

-Es... un hombre bueno... que ha pasado por mucho... desde siempre ha sido rechazado por todos y... eso lo ha hecho muy arisco, algunos lo tildan de amargado pero nadie se ha atrevido a ver sus verdaderos sentimientos.

-¿Por eso tus hermanos no están de acuerdo?

-Es que...

-No debería de importarte. Filie, si tu lo amas y él a ti, no debería importarte lo que otros piensen y...

-Ese es el problema... él... no me ama... está enamorado de alguien más...una mujer que solo sabe amarse a sí misma... que lo desprecia y humilla en cada oportunidad... y él no se da cuenta de que puede tener a alguien mejor.

Lagrimas comenzaron a surcar las mejillas de la amistad y Mel no sabía qué hacer. La abrazo en un intento por tranquilizar su corazón herido.

-Oh, Filie, lo lamento...

La puerta se abrió de pronto y amabas dieron un salto.

-¿Qué hacen? - pregunto Hades desde el umbral.

-Nada... - soltó Mel mientras Filie se limpiaba las lagrimas.

-Yo... tengo cosas que hacer. - Filie salió de la habitación a toda prisa, Hades entro y cerró la puerta con cuidado.

-¿Qué te dijo?

-Nada... hablábamos... de cosas de chicas.

Hades asintió pensativo.

-Llevare a Perséfone a los campos Elíseos... ¿quieres venir?

-¿Por fin quiere ir?

-Quiere bañarse y ahí corre un rio iluminado por Apolo...

Mel asintió sin mucho ánimo, la verdad no tenía ganas de escuchar a Perséfone hablar durante todo el día, pero le parecía triste que Hades se quedara solo en la orilla del rio sin nada que hacer y nadie con quien charlar.

Una musa para el dios del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora