Haré que Perséfone lo ame.

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*Podemos por favor obviar el hecho de  que en esa época y lugar no existía el chocolate y toooooodas las referencias de Hércules de Disney. Gracias. 

No se que me paso hoy... vino Momo con su humor extraño y me hizo escribir esto... espero no les resulte demasiado "payaso" este capitulo. Besos.   


...


-La musa... ¿sigue... indispuesta? – pregunto Hades a Momo mientras caminaban por el largo y oscuro corredor.

-Esta... mejor de lo que pensé... creí que ver a sus hermanas le haría bien... y físicamente lo hizo, pero...

-Anímicamente está peor. – completo la frase Filie que venía un par de pasos detrás de ellos.

Hades asintió. La musa parecía... distante. Si preguntabas algo ella respondía con una sonrisa corta y un seco "si" o un "no" para después volver a perderse en sus pensamientos.

Al menos se levantaba de su cama esta vez, y no le había dado por pasear de nuevo por la noche.

-Si me permite, mi señor... - soltó Momo más serio de lo que Hades jamás lo había visto. – Creo que debería dejarla volver. Ella vino aquí para inspirar a la reina, la reina no quiere ser inspirada, entonces Mel no tiene ninguna función en nuestro mundo, ella no pertenece aquí.

-Melpómene hizo un trato conmigo, si la dejo ir solo así... se me tomaría por un dios que no es capaz de cumplir sus amenazas.

-¿Su reputación vale más que la vida de Mel? – soltó Filie iracunda.

Hades tenso la mandíbula y paro a mitad del pasillo. Momo tomo el brazo de Filie.

-Lo lamento mi señor... no fue mi intención levantar la voz. – soltó Filie temerosa.

-Pueden irse. – Soltó Hades con voz gélida.

Los hermanos desaparecieron en cuestión de segundos antes de que el rey pudiese cambiar de opinión.

Hades sobo su nuca, la presión de ser rey y gobernar el inframundo ya era suficiente como además sumarle una musa depresiva.

Se dirigió a la habitación de Mel que justamente se encontraba al lado de la de Perséfone, no la había visto el día entero pero la noche anterior le había lanzado un jarrón de vino mientras le recordaba lo mucho que lo odiaba. Así que había pensado que darle su espacio sería lo mejor por ahora. Paso de largo la puerta de su esposa y toco despacio a la puerta de la musa.

La puerta se abrió un poco. Los enormes ojos color chocolate de la musa se asomaron, llevaba el cabello del mismo color suelto sobre sus hombros y sus bucles eran un desastre.

Ella lo miro durante un minuto esperando a que hablara.

Hades recordó que no tenía en realidad nada que decirle por lo que se molesto.

-¿Me dejaras entrar o estaré en el pasillo durante toda la conversación?

Mel abrió un poco más sus ojos y sus labios y abrió la puerta de par en par para que entrara.

Hades se adentro en la habitación de la musa que olía a canela y chocolate exactamente como ella, tratando de pensar en algo para decirle.

Se dio la vuelta para ver a Mel mirándolo fijamente, esperando.

Miro a todos lados y lo único cercano que encontró para sentarse fue la cama, así se acomodo tan elegantemente como pudo.

-El otro día... en el templo de Apolo... - comenzó. – las cosas no salieron como esperaba... mi intención era que Apolo te... revitalizara... o lo que sea que hagan ustedes, en cambio...

Una musa para el dios del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora