Si juegas con hielo... te quemas

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Mel sintió ser tragada por la tierra de nuevo. En un segundo estaban en la entrada del laberinto y al siguiente... en los aposentos de Hades.

O eso creía ella.

Jamás había estado ahí pero lo supuso. Todo era... oscuro. Todo el mobiliario en negro, cortinas y sabanas rojas. Algunos tonos purpuras por aquí y por allá.

Lo miro. Estaba muy serio... había... dolor en sus ojos de zafiro.

-Hades...

-No... quédate conmigo... quédate conmigo Mel... solo... solo una noche más. – Abrazo su cintura – por favor.

No – pensó. Una noche... una maldita noche hacia falta para que no pudiera dejarlo jamás. Por su bien... debía alejarse.

Pero cuando Hades comenzó a besar su cuello, su resolución se desmorono.

Dejo de pensar, la tristeza pasó a ser una pequeña molesta en el fondo de su cráneo. Sintió como Hades de a poco la iba llevando hasta el colchón, donde la recostó y se coloco sobre ella.

Sus besos eran ardientes. Él era siempre tan ardiente... no, no lo era... en realidad, su toque siempre era frío, solo en momentos como estos era que su cuerpo parecía abrasar. Era como... cuando tocas hielo durante mucho tiempo, al principio es frío, después te quema... así era Hades. Mel jugó con hielo... y se quemo.

Sus labios la acariciaban por todos lados. Sus manos comenzaron a apartar la tela de su vestido, despacio, no había nada apresurado en su toque. No era como la ultima vez donde todo era pasión y lujuria, esta vez había... ternura. Amor.

Ella suspiro cuando sintió sus manos debajo de su vestido, sobre sus muslos.

Había estado dispersa, disfrutando, pero...pensando. Se dio cuenta de lo que sucedía cuando Hades subió a sus labios de nuevo y la beso fuertemente.

Ella comenzó a quitarle esa capa roja que parecía tan pesada, él la lanzo lejos con fuerza, después Mel comenzó a quitarle la túnica negra. Hades la paso por su cabeza y la lazo lejos también.

Mel aun tenía su vestido, aunque hecho un desastre. Hades acaricio sus piernas despacio. Era como si tuvieran todo el tiempo del mundo, solo para ellos.

Toco vientre con ambas manos, era duro, Hades no era del tipo fortachón, pero Mel se dio cuenta de que debajo de esas capas y capas de tela, había musculo, Hades era esbelto y musculoso. Perfecto.

Subió sus manos hasta su pecho y de vuelta hacia abajo, hacia su espalda y arriba de nuevo. Su piel era tan suave... tan cálida.

Por fin, Hades tomo la tela del vestido de Mel y tiro sobre su cabeza, dejándola desnuda debajo de él.

-Eres perfección... -susurro mientras la veía embelesado.

Su cintura delgada, caderas redondeadas, pechos pequeños y piernas largas. Llevo sus manos a sus senos, había querido hacerlo desde hacia tanto que no pudo evitar cerrar sus ojos al disfrutarlo. Cabían perfectamente entre sus manos, eran pechos hechos para ser tocados por él. Solo por él.

Bajo sus manos por su vientre, la beso cuando llego a sus muslos. Ella jadeo cuando sus manos rozaron su centro.

Llevo sus besos a sus mejillas, mandíbula, cuello... gimió cuando sus labios encontraron sus senos.

Metió uno de ellos en su boca, sintió su miembro palpitando en anticipación. Quería estar dentro de ella, ya. Pero no lo haría, aun no, quería disfrutarla más.

Besaba, lamia y succionaba sus pezones endurecidos mientras ella acariciaba su espalada. Dejando sus pechos con dolor en su corazón bajo aun mas, beso su vientre, y continuo bajando... fue por sus muslos, beso sus preciosas piernas antes de concentrarse en la feminidad de la musa.

-Si no estuviera seguro de ser el dios de los muertos... pensaría que he muerto...

Mel rio, él también.

Beso su zona más intima y no había probado algo más glorioso en su inmortal vida.

Se deleito con ella, como si fuera su festín personal. Mel gemía y se retorcía debajo de él, tenía sus muslos sujetos con sus brazos para que Mel no se moviera, casi para que no escapara. Esto era... la gloria.

Después de un rato disfrutándola subió de nuevo a sus labios, la abrazo tan fuerte como pudo, Mel enredo sus piernas en su cintura. Estaba lista, lo sabía, sus ojos mostraban deseo, por él.

Su miembro estaba justo sobre su entrada, como si esta lo llamara.

Beso a Mel profundamente... y entro en ella de a poco.

Despacio... como si no estuviera completamente desesperado por poseerla.

Gimió cuando entro por completo dentro de ella.

Mel respiraba entrecortadamente.

Comenzó a envestir con suavidad. Ignorando su deseo por ir mas fuerte, más rápido.

Cuando la musa comenzó a pedir más con sus caderas, él al fin se dejo ir.

Comenzó a embestir más y más rápido. Sus besos se volvieron más voraces, mordiendo sus labios, su cuello, sus pechos.

Mel soltó un gemido ahogado y enterró sus uñas en su espalda. Hades sintió como su semilla se derramaba dentro de ella con fuerza, llevándose todas sus fuerzas.

Cayó sobre ella exhausto. Rodo a un lado para no aplastarla. Ambos respirando entrecortadamente, sudorosos y totalmente satisfechos.

No... no podría dejarla ir jamás. 

Una musa para el dios del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora