Epilogo

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Mel despertó al sentir a Hades acariciando su rostro. Estaba recostado a su lado y cuando sus miradas se encontraron... él lucia destrozado.

-¿Qué sucede? – pregunto acunándolo entre sus brazos.

Hades se dejo abrazar y recostó su cabeza contra su pecho.

-Mel... Mel yo... he sido tan egoísta. – soltó contra su pecho, las lagrimas comenzaron a mojar su vestido. – Solo quiero que sepas que... te amo... realmente te amo... que has traido... paz, luz, alegría en mi ser... que te amare siempre...

-Hades... ¿Qué sucede?

De pronto sintió como sus muñecas y tobillos quemaban. Las cadenas que la ataban al inframundo se habían desvanecido.

-No pude proteger a Leuce y no pude proteger a Perséfone... pero juro por el rio estigia que a ti si te protegeré... así sea de mi mismo.

Hades se levanto y la levanto a ella.

-Eres libre Melpómene... has venido aquí... has retado al rey del inframundo y me has ganado... ganaste tu libertad... y mi alma... tendrás siempre un lugar de honor en mi reino... y en mi corazón. Pero es hora de que regreses a tu mundo... a tu monte, a tu arte. Donde perteneces.

Mel no pudo decir ni una palabra... la estaba echando... Hades la estaba echando del inframundo.

Después de decir esto, Hades la beso despacio, salió de la habitación y mando a Thanatos para llevara a Melpómene al monte parnaso.

Regresar al monte fue un alivio, aun así Mel lloro durante días y noches enteras... extrañando un lugar al que no pertenecía. Extrañando a un hombre, que no le pertenecía.

.....

-Es un monstruo – soltó Perséfone.

Hades miro a la niña en su cuna, la mitad de su ser luz y la otra mitad oscuridad.

-Claro que no... mira sus ojitos... son... chispeantes – soltó levantándola en sus brazos.

Perséfone bufo.

Hades esperaba que les tomara cariño a sus hijos pronto, le tenía más rechazo a Melione por ser... tan diferente pero al parecer Zagreo no le desagradaba tanto.

Perséfone negó con la cabeza llena de ira por lo que Hades decidió cambiar el tema.

-¿Entonces te vas hoy?

-Si... no podre llevarlos conmigo... - comenzó algo alterada.

-Está bien... estarán bien aquí... Filie y Pasitea se harán cargo de ellos.

Perséfone asintió.

-Bien... en ese caso... debería preparar todo... ya casi es hora de que me vaya.

Hades asintió y continuo meciendo a la pequeña Melione quien ya tenía casi un año. Zagreo estaba dormido ya por lo que cuando logro que la pequeña cerrara sus ojitos, la dejo junto a su hermano y salió de la habitación sin hacer ruido.

Después de un rato su sirviente le dio aviso sobre una visita por lo que se dirigió hacia su salón.

De camino se encontró a Perséfone que ya iba de salida.

-Am... me voy...

-¿Te has despedido de los niños?

-Si yo... si... - bajo la mirada y Hades esperaba que los extrañara, aunque fuese un poco.

-Bien... espero que... te diviertas...

La relación de los reyes del inframundo ahora era cordial. Hades se dio cuenta de que debió haberle contado todo desde el principio pero su orgullo lo había hecho cometer estupideces.

Una musa para el dios del inframundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora